“Es una verdad irrenunciable que reconocemos con la razón y aceptamos con la conciencia.” Papa Francisco.
En ocasión del proceso de beatificación oficial del Dr. José Gregorio Hernández por la iglesia católica cristiana, el Papa Francisco dió un discurso por las redes, dirigido a todos los venezolanos, especialmente a los que en su gran mayoría profesamos la religión cristiana. Reiteró su llamado a que “los unos y los otros deben trabajar por la paz, la justicia y la prosperidad” y abogó por la reconciliación, alejarnos de todo intento de venganza y evitar la injerencia extranjera. Aunque creo que sus palabras, con razón, rebotaron en algunos oídos. Los venezolanos aún cuando somos cristianos, no hacemos ningún intento por parecernos a él, mucho menos los herejes en el poder.
A mi particularmente me llamó poderosamente la atención que nos pidiera una “unidad operativa”, idea que desde entonces bulle en mi mente. La unidad para que sea operativa debe ser posible, factible, deseable y, sobre todo, sincera. Pero, a la unidad de quienes se refería? La de “los unos y los otros”, o sea especificamente a dos bandos? En Venezuela existen muchos bandos y bandas entre “los unos y los otros” Se refería a dos bandos uniformes?. El bando y las bandas del régimen y el bando de la oposición? Porque tampoco lo son. La unidad entre “los unos y los otros” no es posible como no lo es entre los delincuentes y sus víctimas, pero, el problema es que tampoco es sincera ni en un bando, ni en el otro. Ni siquiera dentro de un bando ni dentro del otro. Con la sola observación es más que evidente.
Por qué el Papa llama a una “unidad operativa” a los venezolanos? Se refiere a que sea funcional, que sea útil, que se palpe, que se sienta? Por qué no hizo un llamado a la unidad de espíritus, de corazones, de conciencias, con propósito de enmienda como corresponde al padre de la iglesia cristiana?
El llamado a la “unidad operativa” es para que siga la farsa, el teatro, el fingimiento? por que nadie cree en ella, pero deben fingir que sí? Si en uno de los bandos no creen en Cristo, van a creer en la unidad para “trabajar por la paz, la justicia y la prosperidad? Si el bando y las bandas en el poder han hecho todo lo contrario para destruir el país, se les va a pedir que ahora si trabajen para reconstruirlo?
Al Papa Francisco le pedimos que oiga, vea y palpe a través de sus obispos la tragedia de los venezolanos en sus justas dimensiones. Le aconsejamos también que lo haga con la Sra, Denise Meade quien escribió “La Psicopatología del poder” donde retrata fielmente lo que sucede con el comportamiento de los delincuentes que han tomado directamente el poder político por que consideran que es más rentable que compartir el negocio con los políticos de oficio. Es eso lo que se ha puesto en práctica en América Latina y algunos países europeos.
Los delincuentes con poder político, según el estudio de la Sra. Meade: se creen héroes; si llegan al poder no lo quieren dejar; para ellos los opositores son enemigos; los fortalece la impunidad; buscan acumular riquezas; son enfermos mentales; causan daño a los demás, disfrutan lo que hacen y no les importa; buscan su recompensa en el placer; tienen un ego desmedido; su trastorno de personalidad lo traen desde la infancia; se rodean de mediocres; se creen superiores y son narcisistas; son descarados y practican el engaño sin remordimiento; siempre buscan un culpable; cuidan mucho el escenario; no tienen noción entre el bien y el mal.
Con personas asi, cuyas sombras reflejan a las bestias, no es posible, ni deseable, ni factible, la conjunción de esfuerzos para lograr una “unidad operativa” Papa Francisco, mucho menos una unidad de espíritus y de corazones que es lo que permite hacer Patria, usted lo sabe, será por eso que no lo hizo? Considero que si necesitamos aliados para acabar con las bestias que usan a Cristo y el diálogo como un medio para lograr sus perversos fines. Como cristtianos ansiamos justicia, terrenal y divina, aunque se hace difícil no pensar en la venganza y evitarla. Es un asunto de conciencia.
Neuro J. Villalobos Rincón