Los anuncios están por todas partes. Agencias de viajes, de toda América Latina, ofrecen paquetes turísticos a Estados Unidos en los que, además de paseos por Time Square, en Nueva York, o visitas a las playas de Miami, incluyen la anhelada vacuna contra el covid-19. Algunos de ellos, incluso, garantizan la cita y el transporte ida y vuelta al centro de salud donde serán inoculados.
Ministerio Público inicia investigación contra Traki por presunto maltrato hacia un joven
Y no se trata de una noticia falsa, como las muchas que han circulado desde que en Estados Unidos comenzaron las jornadas de vacunación y no era claro si en realidad este país había abierto sus puertas a los turistas del mundo que buscaban el remedio contra la temible enfermedad.
De hecho, el mismo alcalde de la Gran Manzana, Bill de Blasio, dijo hace pocos días que su ciudad daría la bienvenida a todos los que quisieran visitarla con el objetivo de vacunarse.
«Este verano, el turismo volverá a cobrar vida en la ciudad y se recuperarán muchos puestos de trabajo gracias a ello. Queremos hacer un esfuerzo adicional, ponérselo fácil a los turistas. Si están aquí, que se vacunen mientras están aquí. Tiene sentido poner puestos de vacunación móviles donde están los turistas», dijo De Blasio.
El alcalde se estaba refiriendo a la «reapertura total» que se anunció para Nueva York a partir de este primero de julio, cuando se levantarán oficialmente todas las restricciones que se impusieron desde el año pasado como consecuencia de la pandemia.
Pero, aunque para esa fecha aún falta mes y medio, la vacunación para turistas ya comenzó. En varios puntos de la ciudad entre algunas estaciones de metro y otros sitios emblemáticos como la Estatua de la Libertad y Central Park, las han comenzado a ofrecer sin hacer requerimiento alguno para demostrar residencia o ciudadanía.
Algo parecido está sucediendo en la Florida, donde el pasado fin de semana hasta ofrecían la vacuna en las playas y se tiene prevista una jornada de vacunación masiva este domingo en Miami Tampa y Kissimmee, la ciudad donde está ubicado Disney World. Este esfuerzo, de Sanitas Medical Center, está siendo respaldado abiertamente por los consulados de Colombia en Miami y Orlando.
«No necesitas tener estatus migratorio de ciudadano o residente. Puedes recibir la vacuna si estás de manera temporal o permanente en la Florida. Solo te pediremos una dirección en la Florida y cualquier identificación con foto», decía el anuncio que distribuye Sanitas y promueven los consulados.
Estados Unidos
Personas en cola en Grand Central Terminal, en Nueva York. Foto: Angela Weiss / AFP
Se dispara la demanda para ir a Estados Unidos
Estos mensajes han disparado el interés de miles de latinoamericanos en cuyos países la vacunación avanza muy lento y la perspectiva de obtenerla se ve en un futuro bastante lejano.
«Hemos notado un incremento considerable de la demanda en estos últimos días y muchas llamadas al respecto. La gente quiere saber si es cierto, porque ha habido mucha desinformación al respecto», le dijo a El Tiempo una fuente en la industria turística colombiana, donde aún evalúan la idea de promover los viajes a Estados Unidos, para este fin.
En Argentina, por ejemplo, el costo de un p a Miami y otras ciudades de Estados Unidos se ha duplicado en las últimas dos semanas, pero aún así abundan las historias de personas que están viajando a este país del norte y se están aplicando la vacuna sin mayores dificultades.
Segunda ola
En realidad, lo que se está presentando ahora es una segunda ola de turismo con este propósito. La primera arrancó desde comienzos de año, cuando las vacunas apenas comenzaban a distribuirse en Estados Unidos y la demanda por ellas era alta entre residentes y ciudadanos.
Si bien el Centro para el Control de Enfermedades (CDC) desarrolló un modelo en el que se dividió a las personas por grupos prioritarios, en la práctica cada estado terminó estableciendo su propio sistema y los requisitos para acceder a la vacuna. Y aunque en muchos de ellos era necesario demostrar la residencia, no todos aplicaban la regla con rigor.
Cuando los ciudadanos estadounidenses comenzaron a notar que muchos turistas se estaban vacunando primero que ellos, y además gratis, hubo airadas protestas que se tradujeron en controles más estrictos. En Florida, por ejemplo, el gobernador Ron de Santis sacó una orden ejecutiva en la que exigía una prueba concreta de residencia.
Dinero y trampas
Aún así, muchos turistas encontraron la forma: algunos, que poseían una propiedad en ese estado, la usaron como constancia de su permanencia en Estados Unidos.
Otros firmaban contratos de arrendamiento temporales a través de empresas como Airbnb que luego cancelaban, o presentaban como prueba el extracto de una cuenta con un banco local.
Algunos, con familias radicadas en Estados Unidos, utilizaron las facturas de los servicios públicos que aparecían bajo el mismo apellido para demostrar que sí vivían en ese estado, mientras que otros simplemente se acercaban a los puestos de vacunación al final de la tarde para probar suerte: dado que la droga no se puede volver a congelar, los sobrantes terminaron siendo aplicados a quienes estaban en cola, y sin hacer muchas preguntas.
Si bien el Departamento de Estado aclaró que no se estaba castigando a estos infractores con la anulación de visas –como se especuló–, sí dijo que las vacunas solo eran para ciudadanos o residentes legales.
En otras palabras, fue una primera ola en la que turistas más adinerados o avivatos aprovecharon la confusión y los huecos del sistema para hacerse inocular.
En Estados Unidos sobran vacunas
Pero el momento actual, el de esta segunda ola, es muy diferente. Y por varias razones.
La más relevante, sin duda, es que Estados Unidos está, literalmente, nadando en un mar de vacunas, pero la demanda por ellas ha comenzado a caer. En las últimas dos semanas, el país pasó de inocular a más de tres millones de personas diarias a menos de dos millones (una caída de más de 30%).
A la fecha son 156 millones los que han recibido al menos una dosis (47% de la población). Pero hay un gran segmento de la sociedad, en su mayoría republicanos, que simplemente no se las quieren poner.
Eso ha dejado al país con un inmenso arsenal que por el momento no tiene destino. Se estima que Estados Unidos cuenta con más de 300 millones de dosis disponibles, y de aquí al verano tendrá a su disposición otras 200 más.
«Hace tres semanas estábamos aplicando 400 vacunas diarias y no dábamos abasto. Ayer (el miércoles) solo aparecieron 21 personas. Lo grave es que las que sobran se están perdiendo porque no tenemos ni dónde guardarlas», le dijo a El Tiempo un médico de Xcel Urgent Care, un centro de vacunación en Fairfax, Virginia.
La situación es aún más extrema en el caso de la vacuna de Johnson y Johnson. Dado que su nivel de efectividad es inferior a 75%, los estadounidenses han optado por Moderna y Pfizer, las otras dos drogas autorizadas por el FDA y cuya eficiencia es superior a 90%.
Su demanda es tan baja que el grueso de esta vacuna ni siquiera está circulando por el país y se almacena en bodegas. Y es este excedente el que ha cambiado la dinámica hacia los turistas.
Nueva York, a la cabeza
Por el momento, la única ciudad del país que está promocionando abiertamente la vacunación de viajeros es Nueva York, una urbe donde uno de cada 10 empleos depende del turismo: un sector que en el 2019 le generó 80.000 millones de dólares, pero que en el 2020 registró una caída de 75% en sus ingresos por cuenta del covid.
Pero muchos estados han optado por eliminar la prueba de residencia como requisito (Florida, Virginia, California, Texas, entre otros), lo cual en la práctica se ha interpretado como una invitación tácita a ciudadanos de otros países.
«No se está diciendo ‘bienvenidos los turistas del mundo’. Pero lo que sí se ha decidido es mirar para otro lado. En otras palabras, ‘vengan que acá no hay obstáculos para hacerse vacunar’ «, dice David Richardson, comisionado en Miami Beach.
De hecho, muchas de las autoridades están viendo en la actual situación una oportunidad para reactivar sus economías. Muy golpeadas, como se sabe, por las restricciones que impuso la pandemia en el último año.
Una llegada masiva de turistas, se les oye decir, se traducirá en más empleo, comercio y dólares para los bolsillos de los estadounidenses.
Y en ese sentido, la vacuna de Johnson y Johnson es perfecta. Dado que solo es necesaria una dosis –a diferencia de Pfizer y Moderna, que requieren una segunda tres y cuatro semanas después–, lo que se acomoda como un guante hecho a medida a las necesidades de un turista promedio, que por lo general solo permanece una semana en el país.
Aun así, la vacunación de turistas ha comenzado a despertar polémica. «Solo los más pudientes pueden pagar un pasaje de avión y hospedaje en hoteles, para venir a vacunarse. ¿Qué pasa entonces con los más pobres de América Latina, que no pueden darse ese lujo?», se pregunta Richardson.
Lo justo, según este funcionario, sería enviar estos excedentes directamente a los países para que sean repartidos entre los más necesitados. Pero ese es otro debate que tendrán que resolver las autoridades de Estados Unidos al más alto nivel.
Además, si bien es cierto que en el país están sobrando vacunas contra el covid-19, la capacidad no es ilimitada y esto pronto podría colapsar si se produce un tsunami de covid-turistas.
Lo que sí está claro, al menos de momento, es que muchas ciudades en este país han encendido la luz verde para el turismo de vacunas. Así no estén usando un megáfono para promocionarlo.
Sergio Gómez Maseri / corresponsal Washington El Tiempo