Desde el momento que Donald Trump y Elon Musk unieron fuerzas, las apuestas en Washington sostuvieron que el vínculo del Presidente con el «Primer Amigo» que financió su regreso a la victoria electoral no duraría.
La ruptura finalmente llegó esta semana, un creciente enfrentamiento entre el hombre más rico del mundo y el Presidente de los EEUU, quienes pasaron gran parte del jueves criticándose mutuamente a través de publicaciones en las redes sociales y cámaras en la oficina oval.
A media tarde los ataques dieron paso a las amenazas y Trump propuso terminar con los subsidios y contratos gubernamentales que sustentan las dos compañías más importantes de Musk, Tesla INC y Space Corp, apuntando esencialmente al corazón de la fortuna.
El reporte sobre el empleo en mayo era la noticia que apuntaba a acaparar la atención de los mercados esta semana, hasta que Donald Trump y Elon Musk decidieron criticarse públicamente.
El presidente de Estados Unidos acude continuamente a su red social, Truth Social, para airear sus diferencias, pero la disputa del jueves con el hombre más rico del mundo, que hasta hace unos pocos días era uno de sus más cercanos aliados, sorprendió en Washington y en Wall Street.
Las consecuencias fueron inmediatas: los títulos de Tesla se desplomaron, lo que puso de manifiesto lo pronunciada que es la influencia de Musk sobre las acciones, y perdió US$153.000 millones en valor de mercado. Goldman Sachs redujo el precio objetivo.
Pero también hay efectos de largo plazo que aún no son claros, como el impacto que tendría el que Trump cumpla su amenaza de cancelar todos los contratos que el gobierno tiene con las empresas de Musk. Desde el año fiscal 2000, SpaceX y Tesla han recibido contratos federales por 22.500 millones de dólares, según datos de Bloomberg.
Las amenazas de Trump contra Musk arriesgan una parte vital del programa espacial estadounidense.
Musk, cuyo patrimonio se contrajo el jueves en $34.000 millones, amenazó con desmantelar la nave espacial Dragon, de SpaceX, que transporta carga y personas a la Estación Espacial Internacional para EE.UU., aunque luego dio marcha atrás, en una movida similar a la estrategia bautizada como TACO, que tanto molesta a Trump.
Morgan Stanley también se alista para los impactos. Incluso antes de la pelea pública, la venta de deuda de las empresas del magnate tecnológico siempre ha sido complicada y la apuesta del banco por que xAI, la empresa de inteligencia artificial fundada por Musk, debía ser diferente ahora se ve difícil.
A última hora del jueves, Musk señaló que tomaría medidas para enfriar las tensiones con Trump, mientras que un funcionario de la Casa Blanca desmintió que el presidente tuviera planes de tener una llamada con el empresario. También reveló que el mandatario está considerando deshacerse del vehículo Tesla que recibió en un evento en la Casa Blanca en marzo.
Trump tiene actualmente retos más apremiantes, como dar la vuelta al fracaso que su “arte de negociar” ha tenido con China, Rusia e Irán, así como lograr que su propuesta de ley fiscal logre la aprobación del Senado, para lo cual podría tener que aceptar una reducción en el tope de las deducciones fiscales estatales y locales acordado con la Cámara de Representantes.
Bloomberg
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