Hugo Delgado: ¿Y ahora qué?

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Consumado el acto del pasado 25 de mayo de 2025, ahora qué hará la oposición, luego que el chavismo cubrió de rojo el territorio con sus candidatos a las gobernaciones de Venezuela. El grueso de la oposición decidió no acudir a votar, una gesta liderada por María Corina Machado y el presidente electo, Edmundo González, que conducirá a escenarios inciertos.  Se abre un nuevo capítulo en un país que navega en medio del mar de las irregularidades, la complicidad y el terror que el régimen ha desatado  para controlar el poder.

Ese llamado a la abstención no es novedoso. Tampoco es efectivo porque lo evidencia el control y la permanencia en el poder del chavismo desde diciembre de 1999. El 4 de diciembre  2005  trataron de de deslegitimar a la Asamblea Nacional, pero fallaron: en la primera reelección de Nicolás Maduro (mayo de 2018), saltaron al circo varios payasos de circo y le dieron legitimidad con unas cifras de votantes, que ni Hugo Chávez, había logrado. Mentiras sustentadas por un Consejo Nacional Electoral que desde tiempos remotos avala los resultados increíbles con los que los “rojitos” se han mantenido durante 26 años.

El triunfo de Edmundo González -el 28 de julio de 2025-  fue arrasador  pero  diez meses después,  hasta el mismo gobierno de Donald Trump le dio legitimidad a Nicolás Maduro, cuando entabló conversaciones para liberar a los directivos de Citgo, dándole el rol de interlocutor oficial de Venezuela. No es criticable este gesto porque a la final defiende los intereses de sus ciudadanos.  Luego de usurpar el triunfo de la oposición, la arremetida contra  sus críticos aumenta, sin que suceda nada.

Para eso sirve la democracia venezolana, para avalar los intereses de la nomenclatura chavistas, mientras la  comunidad internacional se encargó de hacer el coro de acuerdo con sus intereses, lo que ha desembocado en instituciones democráticas pragmáticas,  sin ética ni valores.  En este contexto marcha un país, con una sociedad de cómplices, infectada con los virus del petróleo,  del somos ricos y nos merecemos todo, que repite los errores pasado y no se atreve a pensar diferente, porque al chavismo no se le pude combatir con las herramientas de la democracia y mucho menos  con las que ellos han logrado ganar las batallas hasta ahora.

La prueba mayor de ese “craso error” es Cuba. Durante más de 6 décadas, el régimen de los Castro ha logrado “mamarle gallo” a numerosos políticos del mundo, incluyendo a los presidentes norteamericanos, y a pesar de las miserias vividas por su población y sus crímenes de lesa humanidad se mantienen en el poder. Es una receta también impuesta con gran efectividad en Nicaragua, que muestra una constante, no sucede nada.  Ese cúmulo de experiencias le ha permitido crear dos marionetas perfectas para tener en sus garras a Venezuela: Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Lo ocu

El guion que no es novedoso, lo demostró  en la Chile de Salvador Allende, se sigue aplicando sin muchas variables.  El terror físico y psicológico, es el primer instrumento utilizado para intimidar y paralizar  los opositores; el control del poder, es el segundo factor que debe garantizarse para manejar a su antojo los recursos económicos y las instituciones del Estado, hecho a imagen y semejanza  de sus intereses; y un tercer elemento es jugar con las ilusiones de la población para hacerles creer que tienen un padre todopoderosos que periódicamente les otorga un bono miserable para que sobrevivan y mantengan una ilusión de mejoría, gracias a la benevolencia, en este caso, del chavismo.

Las elecciones del pasado 25 de mayo e 2025 solo evidenciaron lo que el chavismo está haciendo desde la llegada de Hugo Chávez al poder. Su imagen se cimentó sobre los pilares de los recursos petroleros y una sociedad de cómplices  que en muchos aspectos de su  vida no le conviene salir de su agónico modelo petrolero, porque el liderazgo y sus dirigidos (políticos, económicos y sociales) no les conviene superar el modelo del “país papaya”, en  el que todos viven con tranquilidad, arrogante consumismo, extendiendo la mano para que le den una migaja o una parte de la torta o del ahora  “zelle” que ha servido para mostrar una imagen de una falsa mejoría, en el que hablar en dólares es normal.

En ese país  normal, de cautivantes burbujas fantasiosas ¿qué pasará ahora?. Oposición articulada no hay. Los factores internacionales que pueden presionar en algo, están más empeñados en resolver sus asuntos y Venezuela solo sirve para hacer negocios, porque nadie da  nada gratis. Está claro que el régimen no va a “soltar el poder” porque la experiencia 2015 les indicó que “no se comparte”, cederlo implica riesgos, más cuando la nomenclatura está comprometida con la violación de los derechos humanos, corrupción, narcotráfico y terrorismo. Es decir, “no lo va hacer”.

La justificación del gobierno de Estados Unidos de América para eliminar el TPS,  es infantil. Afirmar que su eliminación se justifica porque la situación del país está mejorando es ridícula. No se hace referencia a que la economía y sus factores se contrajeron porque más de 10 millones de venezolanos se fueron del país, es absurdo, como también lo es el no indicar el “efecto  remesa” que proviene -principalmente- de EUA.  Esos desconocimientos desvirtúan la realidad venezolana, a esto se agrega el Estado de Terror expresado claramente en la Ley Libertador Simón Bolívar aprobada en noviembre de 2024, que criminaliza cualquier acción que no le agrade al régimen.

El 25 de mayo de 2025 es otra fecha más que demuestra las intenciones del régimen de manipular los resultados electorales con una maquinaria perfectamente sincronizada, manejada por una nomenclatura acostumbrada a colocar los números y ganadores, en un circo electoral en el que los venezolanos solo cumplen su papel.

Mientras, la oposición sigue sin rumbo claro, con estrategias fallidas que durante 26 años no han conducido a ningún cambio, solo han demostrado su incapacidad estratégica de minar las bases que sustentan el perverso modelo chavista. El 25 de mayo solo mostró más de los mismo, con respuestas tibias, sin sentido  y con enemigos equivocados. Ocurrió lo de siempre, el régimen colocó los números y los ganadores.

@hdelgado10