Ender Arenas: El miedo: una palabra que importa

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Una palabra no dice nada
Y al mismo tiempo lo esconde todo
Igual que el viento que esconde el agua
Como las flores que esconde el lodo

Carlos Varela: Una palabra.

 Las palabras, todas, importan mucho y son fundamentales para la creación de narrativas. Palabras que encarnan absolutos, como: la verdad, el amor, la soledad… la muerte.

En el caso venezolano, aparecieron, con la llegada de Chávez al poder, palabras que eran necesarias para crear una narrativa fundacional. Palabras como “revolución”, “socialismo”, “clase”, etc. que habían sido desplazadas en el continente con la vuelta a la democracia en la década de los ochenta, fueron revalorizadas por Chávez. Hoy ya no dicen nada de nuevo, pero han emergido otras que la sustituyen.

Creo que el miedo es una palabra importante en la Venezuela de hoy.  Maduro, logró convertir los miedos sociales en un “factor político que abona la mantención del status quo” que posterga de manera indefinida la recuperación de la democracia y ha trastocado al ciudadano en un sujeto atemorizado.

 El régimen ha creado una atmósfera de incertidumbre, en el que el ciudadano venezolano no puede contabilizar con certeza el futuro que le espera. Es, también, una atmósfera de inseguridad personal, en la que el ciudadano es víctima de persecución política, desaparición forzada, de detención por protestar. Es inseguridad por la pérdida de las condiciones materiales de vida. Es, en resumen, un miedo generalizado por la condensación de todas las inseguridades: material, física y simbólica, con la pérdida de referencias fundamentales, por ejemplo, la familia que se ha fracturado mediante el éxodo de mas de 7 millones de venezolanos que andan rodando por el mundo.

He hablado y escrito con gente en Venezuela. En realidad, he hablado solo con gente de Maracaibo. Creo que todo el que está fuera del país busca las mil maneras de enterarse de lo que pasa en su país. Es una preocupación que nos persigue. Esta vez, en lo personal, lo hago impelido, por saber, cuál es la posición de la gente con respecto al llamado a votar en las elecciones de mayo que han hecho sectores opositores pertenecientes a la Plataforma Democrática y que, lamentablemente, hablan ya de una eventual fractura de la unidad opositora.

En verdad, lo hago también, en repuesta a la crítica que hacen, los que se quedaron en el país, a los que por circunstancias que no voy a referir aquí, nos vimos obligados a salir del país. El reclamo es que si no estamos adentro del país y sufrimos los rigores del régimen es mejor hacer silencio porque ignoramos lo que en verdad está pasando.

Estimo, que los que estamos fuera, tenemos algo que decir, con la misma legitimidad que tienen los que se quedaron dentro. No se vive en un exilio dorado, todo o contrario. Además, la cuestión de que el que ha emigrado no sabe lo que está pasando dentro no es totalmente cierta, pero eso es un tema para otra nota.

El caso es que muchas de esas personas con las que he hablado tienen miedo. Este se expresa de diversas maneras, los hay quien afirma que piensan votar (no son mayoría, pero son muchos) porque temen la reaparición de personajes como el ex gobernador chavista Omar Prieto o el ex alcalde chavista Willy Casanova, que lograron reunir un amplio prontuario de corrupción. Me dicen que temen que vuelvan los días sin electricidad, de oscuridad y de calor infernal, de la falta de gasolina, con las calles llenas de basura y huecos. En fin, con el chavismo en el estado y en la ciudad el aire era irrespirable.

Los que han decidido votar, afirman que es preferible un Manuel Rosales a quien ya se le conocen sus mañas y sus marramuncias que a un chavista que, además de las malas mañas no saben gobernar o van hacer un mal gobierno porque solo piensan en sus intereses y en hacer negocios y no es que Rosales, no piense en eso también, pero es un buen gerente y sus “cositas” las sabe hacer mejor.

Hubo otras respuestas, como, “no te quiero hablar de política porque los teléfonos están intervenidos”. En fin, lo resaltante es que las repuestas de la gente que dice votar no expresan ningún anhelo de cambio, sino simplemente son repuestas de sobrevivencia. Todo parece indicar que, más que la abstención, es el miedo, es el gran aliado del andamiaje institucional de la dictadura, de la inmovilización y  que las cosas esencialmente sigan igual.

Es lo mismo que se observa en el sector opositor que ha decido participar. Cuando estos dirigentes dicen: “Hay que votar el 25 de mayo para defender la democracia” o “Yo no me rindo”, mantra de dirigentes como Capriles y Requesens, por ejemplo, no expresan anhelos de cambios sino anhelos de sobrevivir políticamente y su “otro” al que se oponen no es el régimen sino, el otro sector que dice abstenerse, especialmente MCM.

Ella es “la amenaza”, ella es la sospecha sin reposo.

Creo, que, sin proponérselo, bueno digo yo, que cuando sectores de esa oposición dicen “Yo voto. Si me roban el voto, vuelvo a votar y si me lo vuelven a robar, voy de nuevo a votar”, algo que bien pudiéramos llamar “eutanasia política”, trabaja en algo que el régimen se había empeñado en hacer desde los “viejos” días de Chávez: el disciplinamiento social, solo que mientras Chávez lo hacía a través de enclaves autoritarios que insertó en el seno de la sociedad misma, Maduro a través de la represión desnuda, el sector opositor lo hace mediante los llamados a votar, una y otra vez, esto es hacer del voto, una costumbre, aunque esto no signifique elegir, democrática y libremente, pero eso sí, siempre que el CNE lo dispongan y convoque a unos comicios hay que acudir a votar. Por supuesto, siempre en domingo. Ya no importa que después del fraude del 28 de julio las elecciones se volvieron un trasto.

Una nota aparte dirigida a María Corina Machado:

Estimada María Corina Machado, disculpe mi atrevimiento de dirigirme a Ud. con la pretensión de darle un consejo. Presumo, si es que le llega este mensaje y decide leerlo, se estarás preguntando ¿Quién carajo (en la intimidad se pueden decir palabrotas) es este tipo? Y esta bien que se lo pregunte, no voy a juzgarla, inclusive, no lo haré si no lo lee.

Le confieso que le he apoyado desde las primarias y lo sigo haciendo.  Pero, bueno, el consejo que necesito darle es el siguiente: Bájale dos a su entusiasmo por el presidente de Estados Unidos Donald Trump.

Yo, no tengo ninguna duda de que Trump no encarna al demócrata que apoyo a las democracias que quieren librarse de los autoritarismos realmente existentes y que hoy dominan en el mundo. Esto se evidencia en los más diversos decretos ejecutivos, que ha sido la forma de gobernar elegida por él, una manera de ignorar el poder legislativo y hasta el judicial.

 Es irritante el consentimiento y el aplauso que el ciudadano promedio norteamericano y, lamentablemente, miles de venezolanos que viven en los Estados Unidos (también en Venezuela) consignan a “los berridos racistas, xenófobos y misóginos, a las frases incoherentes… al comportamiento mafioso y de fascista de manual”, que han retratado a Donald Trump en esos primeros cien días de gobierno, bendecido, por sectores de venezolanos por su supuesto respaldo a la recuperación de la democracia en Venezuela.

La política migratoria de Trump se ha traducido en un trato discriminatorio y cruel de los inmigrantes, especialmente, del venezolano a quien ha estigmatizado como delincuente, criminal y terrorista, hasta el punto de echar mano a un discurso eugenésico de los “genes malos”..

Nada de lo que, Trump, ha dicho hablan para nada de la supuesta empatía que el presidente de Estados Unidos siente por los venezolanos. De allí que la pregunta ¿Es realmente Trump un apoyo a los venezolanos para recuperar la democracia? Se legitima por la brutalidad ejercida contra el inmigrante venezolano y no solo contra los que forman parte de la banda del “Tren de Aragua”

Que ha establecido duras sanciones contra el régimen, es cierto, y que lo pone contra las cuerdas, es posible, pero no creo que sea suficiente. La dictadura de Maduro, no es una dictadura de viejo cuño, su lógica es la de un grupo de delincuentes que se ha hecho del poder y su reino, donde se ha movido con eficacia, es la opacidad y la transgresión a todo lo normativo. Así que las sanciones pueden convertirse en un caldo de cultivo para realizar los más profundos latrocinios, del tipo Tareck El Aisami que “desapareció” 20 mil millones de dólares y que todo el régimen busca afanosamente, no para devolverlo a la nación sino para meterlo en sus bolsillos.

Finalmente, María Corina, Ud. es hoy la expresión de una voluntad nacional, y popular, es de verdad un sentimiento nacional (no de naturaleza populista). Y es posible que solo sea un líder carismático de naturaleza situacional, eso solo lo dirá el tiempo. Pero yo confío en su inteligencia, en su sensibilidad, en su conexión de sentido y sentimientos con los venezolanos para que trascienda la coyuntura y se convierta en el eje que articulará una nueva época para el país.

De tal manera que la lucha por la recuperación de la democracia es nuestro problema y en Ud. confía la Venezuela de hoy. Lo de Trump es solo otra deriva autoritaria del poder que caracteriza este nuevo espíritu de época y de verdad, no es un “tipo” confiable.

Y, le digo, como me solía decir mi abuelo: coja consejo para que llegue a vieja, bien parada.  Y disculpe la confianza.

@enderarenas