No se trata de un comentario sobre la novela de Dostoievski, ni una comparación entre los personajes que aquí serán nombrados con el crimen cometido por Roskólnikov, el personaje central de su novela. Ninguno de ellos ha asesinado a nadie y tampoco creo que tengan intención de hacerlo, por lo menos, físicamente, políticamente ya es otra cosa.
Sin excepción, todos los candidatos de la oposición democrática que decidieron participar en las elecciones convocadas por el régimen culpan a la abstención promovida por MCM como la causa principal de su derrota, el pasado 25 de mayo. Por ejemplo, Capriles ha comunicado que “Este era un resultado previsible. Ganó la abstención y con ello el régimen y los que la promovieron”
Rosales, que es el más golpeado de todos, expresó directamente a la abstención y a los que la promovieron como la causa de su derrota, José Guerra, igual. Guerra destila su despecho colocando sobre la espalda de lo que se abstuvieron la responsabilidad de acometer en el futuro inmediato la lucha contra el régimen. Una declaración desafortunada, pues consagra lo que debe ser evitado a toda costa: la fragmentación del sector opositor. Por su parte, Stalin Gonzales, elegido diputado, responsabiliza al sector abstencionista como el responsable de haber entregado todo el poder al régimen.
Creo, que la participación del sector opositor no alacrán, en esas elecciones, fue un mal cálculo político y, además, ese sector de la oposición ha hecho una lectura errada del carácter y naturaleza del movimiento ciudadano que dirige MCM. Yo, he perdido la cuenta de las veces que se ha dicho que MCM carece de una maquinaria pues Vente Venezuela “no es un partido” y que si no fuera por los partidos que forman la Plataforma Unitaria la presencia de la gente, por ejemplo, en sus actos, fuera exigua.
Pero, estamos en presencia de un movimiento ciudadano que trascendió hace rato a los partidos políticos. Estos se encuentran desde 1989 en el nivel más bajo de representación y sobre todo de confianza, cuestión que se extendió desde entonces a la clase y dirigencia política en general.
MCM, gústele o no a esos sectores, bien, por coherencia, bien, por consistencia, es, hoy, la que ha tenido la capacidad de interpelar, “de articular y movilizar ordenadamente” a la ciudadanía, su solicitud hecho al ciudadano de decir NO a la participación en esas elecciones y conseguir que, efectivamente, la gente interpelada positivamente no fuese a votar, más que un acto abstencionista, fue un acto de desobediencia y rebeldía a la pretensión del régimen de legitimar el triunfo fraudulento de Maduro el 28 de julio.
Esto quiere decir que MCM es quien encarna hoy la representación real de los ciudadanos que desean el cambio político, que es la mayoría. Es ella la que hoy, repito, duélale o no a algunos sectores de la oposición (y por supuesto a la totalidad del régimen) la que decide cual es “el destino que los demás deben seguir”. Que eso sea una reedición del mesianismo que ha estado siempre presente en la política venezolana es una cuestión innegable.
Contra ese aspecto se ha hecho bien poco, salvo Betancourt y Leoni y, Petkoff, del lado de los sectores eternamente opositores, ha sido alimentado y realimentado por toda la clase política venezolana. Siempre, siempre, hemos tenido sobre los hombros el sambenito del salvador de la patria.
Ahora, es posible, pienso, que MCM, sea hoy una líder carismática de naturaleza situacional, esto es que encarne el sentido y los sentimientos de la gente para la transición hacia la democracia y que la consolidación de la misma requiera de otro liderazgo. Pero hoy, es inobjetable que, es a ella que se le debe la recuperación de cierto encanto por la política y la activación de la sociedad, la recuperación del liderazgo moral que los partidos políticos dejaron de encarnar por lo que, entre otros motivos, fueron expulsados del centro de la escena política y, ojo, no han vuelto a recuperarse. MCM, recupera al ciudadano para la política y sobre todo, ella tiene la virtud de una disciplinada laboriosidad y ha logrado organizar este vasto movimiento ciudadano que ha trascendido a las organizaciones naturales de la sociedad política.
Qué MCM es la culpable de la derrota de los sectores opositores que participaron el 25 de mayo, como aducen los lideres que participaron en dicho evento electoral, es una lectura inexacta, que estos sectores han realizado posterior al 25 de mayo.
Sí Rosales ha perdido la gobernación del Zulia con Luis Caldera, Requesens fue derrotado por Elio Serrano, un oscuro militante del PSUV en Miranda y Capriles y los otros opositores elegidos salieron elegidos con un 5% del patrón electoral no es culpa del llamado de MCM a la abstención, pues ellos, por su parte, hicieron su particular llamado a la gente para que fuera a votar, solo que el ciudadano no respondió.
Y es que, el viejo liderazgo, ha perdido el poder de convocatoria para interpelar y conducir a la gente. No pudieron enganchar a la gente en la idea de que votar era denunciar el fraude del 28 de julio y que votar significaba profundizar la lucha por el reconocimiento de dichos resultados. No fueron capaces de evitar la enorme y generalizada indignación que causó el fraude de julio pasado y, tampoco, pudieron neutralizar, la visión que se materializó en las mayorías de que la participación de dicho sector fue el resultado de un acuerdo bastardo con el régimen, que se expresa en la incomodidad de esos sectores para explicar la misteriosa habilitación de los que hasta entonces estaban inhabilitados. Este acuerdo, le permitiría al régimen legitimar los resultados fraudulentos electorales pasados, pasar la página y por añadidura, desplazar el liderazgo de MCM.
Así, la pérdida de autoridad ilocutiva de ese sector fue evidente en toda la campaña electoral, hasta el punto de carecer de una narrativa eficaz para hacerse cargo de la indignación de la gente por la razia implementada por el régimen días antes de las elecciones, que persiguió, y encarceló a periodistas, defensores de los derechos humanos y especialmente, a dirigentes de Vente Venezuela, Voluntad Popular, Primero Justicia y especialmente la detención de Juan Pablo Guanipa.
En fin, para la gran mayoría de los venezolanos que prefirieron guardar silencio y no acudir a los centros de votación, la decisión de participar asumida por estos sectores de la oposición fue “un crimen”, una traición al espíritu que emergió el 28 de julio y, en consecuencia, el “castigo” ha sido severo, que se materializó con el desprecio a sus llamados a votar. Y presumo que esa opinión tiene toda la razón cuando ve a Capriles, estrechando la mano de Amoroso, recibiendo la credencial de parlamentario, el mismo personaje que con un papelito en la mano materializó el mayor fraude electoral producido en el mundo. Si, es verdad, Henrique Capriles estaba serio y circunspecto, pero recordemos el refrán muy venezolano: “cara seria y la baja espalda rochelera”.
@enderarenas