Ya no apelan a las masas porque saben que la masa no está pá bollo. Entendieron que sólo les queda el poder conquistado por el influjo del líder desaparecido. Están atrincherados allí, en el mismo poder casi absolutista. De allí su llamado a elecciones de gobernadores y diputados sin electores y con un CNE desprestigiado después de haber torcido los resultados de la última elección presidencial.
En Venezuela corremos el riesgo de que la desesperanza comience a tomar el control de la mayoría de los ciudadanos, sobre todo de quienes rechazan la permanencia de Nicolás Maduro en el poder. El país ha enfrentado varias crisis políticas sin lograr el objetivo supremo, lo que ha llevado a muchos a cuestionar si existe una salida viable en esta nueva coyuntura.
Maduro, en su empeño por mantenerse en el poder más allá del 28 de julio, amenaza con perpetuarse, ignorando el clamor popular por un cambio. En lugar de buscar una salida honrosa, como repetir las elecciones presidenciales, insiste en cerrar cualquier vía democrática que ponga en riesgo su posición. Esto no sólo profundiza la crisis, sino que también niega al país la oportunidad de encontrar una solución donde los venezolanos no tengamos más sacrificios.
Marco Rubio, secretario del Departamento de Estado de EEUU, recientemente ha señalado: «El futuro de Venezuela le corresponde al pueblo venezolano. La solución es una elección legítima, observada, democrática, lo que no ha ocurrido».
Igualmente, Petro ha planteado la posibilidad de una salida a la crisis y al respecto ha señalado: «Es importante mantener la tesis del diálogo político más amplio posible en Venezuela, el levantamiento integral del bloqueo y una nueva posibilidad de expresión libre del pueblo de Venezuela».
Maduro tiene en sus manos la posibilidad de dar un paso hacia la reconciliación nacional y permitir que Venezuela retome el camino de la democracia. Repetir las elecciones presidenciales sería un acto de responsabilidad y respeto hacia el pueblo, brindando una oportunidad para salir de esta crisis de manera pacífica, democrática y electoral.