«Los aranceles no solo buscan proteger los empleos estadounidenses; buscan proteger el alma misma de nuestro país. Los aranceles son el camino para devolverle a América su riqueza y su grandeza. Y ya está ocurriendo, y ocurrirá rápidamente. Habrá algunas perturbaciones. Estamos preparados para ello. No será grave». Donald Trump
Durante más de tres décadas, el libre comercio pareció el destino inevitable de las economías avanzadas: apertura, interdependencia y previsibilidad. Hoy, ese orden se desvanece. Lo que alguna vez se consideró el marco natural de los negocios se revela como un error histórico de cálculo que ahora amenaza la hegemonía de la civilización occidental.
El origen: la apertura china y el error estratégico estadounidense
En 1978, Deng Xiaoping impulsó las políticas de «reforma y apertura», convencido de que China debía modernizarse para sobrevivir. Su apuesta fue pragmática: atraer inversión extranjera, convertir al país en un centro manufacturero urbano de bajo costo y consolidar su poder económico sin ceder el control político.
Este proceso implicó una urbanización planificada masiva: cientos de millones de campesinos migraron a las ciudades en un fenómeno que la sociología denomina éxodo rural. Esta migración interna, más que las exportaciones, fue el motor real del crecimiento económico chino.
Dos décadas más tarde, Estados Unidos, bajo el liderazgo de Bill Clinton, impulsó la integración de China en el sistema global, respaldando su ingreso a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001. La apuesta era clara: más prosperidad conduciría inevitablemente a una mayor liberalización política.
Fue un error de cálculo estratégico. China aprovechó su integración para construir un poder manufacturero estatal sin precedentes, basado en subsidios masivos, control de exportaciones y manipulación cambiaria. El resultado: una desindustrialización profunda en amplias zonas de Estados Unidos, fenómeno descrito por los economistas David Autor, David Dorn y Gordon Hanson como “The China Shock”, que provocó la desaparición de millones de empleos y alteró radicalmente la demografía electoral estadounidense.
La nueva partida global: proteccionismo estratégico y bloques cerrados
La respuesta llegó con Donald Trump 1.0. Bajo su administración, los aranceles a productos chinos —antes considerados una idea marginal— se convirtieron en política pública. La evolución en la Ventana de Overton es reveladora:
Idea/Concepto | Movimiento (2000-2025) |
Aranceles a China | De “Radical” a “Política Pública” |
Proteccionismo Industrial | De “Radical” a “Política Pública” |
Nearshoring | De “Aceptable” a “Sensato/Popular” |
Libre Comercio Abierto | De “Política Pública” a “Radical/Impensable” |
Exportaciones Masivas de China | De “Aceptable” a “Impensable” en Norteamérica |
La pandemia de COVID-19 aceleró esta transición. Las disrupciones en el suministro de productos críticos evidenciaron la dependencia estratégica de China, y el reshoring —el retorno de manufactura al país de origen— dejó de ser un objetivo deseable para convertirse en imperativo nacional. Hoy, Estados Unidos defiende la construcción de bloques cerrados: asegura el control de cadenas de suministro, protege su base industrial y promueve estándares tecnológicos propios junto a sus aliados.
El declive estructural de China
Paralelamente, China enfrenta su propio agotamiento interno:
- La tasa de fertilidad cayó a 1,0 en 2022, muy por debajo del umbral de reemplazo poblacional —el número de hijos por mujer necesario para mantener estable una población en ausencia de migración— que se sitúa en 2.1.
- Cerca del 30% del PIB, ligado a la construcción, se ha visto gravemente afectado.
- Las fábricas diseñadas para abastecer la urbanización interna ahora dependen de exportaciones agresivas para sobrevivir.
Pero el mundo que China esperaba conquistar ya no está disponible. Estados Unidos levanta barreras: altos aranceles, restricciones tecnológicas y regulaciones más estrictas definen la nueva realidad comercial.
América Latina ante una oportunidad histórica
América Latina enfrenta un momento definitorio. El fenómeno del nearshoring abre una ventana para su integración preferente en el bloque norteamericano, siempre que se alinee plenamente con Estados Unidos.
El riesgo es claro: cualquier titubeo o acercamiento a China será percibido en Washington no como pragmatismo comercial, sino como una amenaza estratégica. El costo sería el aislamiento.
Para prosperar en el nuevo tablero de bloques, la región deberá:
- Implementar aranceles selectivos a los bienes de China para proteger sectores estratégicos.
- Impulsar políticas industriales que fortalezcan a las pymes locales como proveedores críticos.
- Consolidarse como un socio confiable en la arquitectura económica de América del Norte.
La competencia ya no es entre empresas: es entre sistemas de poder
El cambio más profundo no es comercial, sino civilizacional. Ya no se compite únicamente en precios, eficiencia o innovación empresarial. Se libra una lucha por el control de mercados, materias primas, tecnología y estándares regulatorios.
Se enfrentan dos modelos: el de bloques democráticos resilientes liderados por Estados Unidos, frente al capitalismo autoritario y subsidiado de China.
Quienes comprendan esta transformación —y adapten sus estrategias a ella— no solo sobrevivirán. Liderarán el nuevo orden.
Estamos ante el fin de las fronteras abiertas. No es sólo un repliegue comercial: es un repliegue civilizacional.
Conclusión
El derrumbe de la globalización reconfigurará el mapa del comercio mundial. Lo que fue dogma —la fe en la liberalización comercial— cede paso a imperativos de seguridad nacional y resiliencia regional.
Mientras Estados Unidos reconstruye sus cadenas de suministro, México afianza su rol y Canadá redefine su estrategia en América del Norte, China busca desesperadamente forjar nuevas alianzas.
El proteccionismo, antes tabú, se consolida como doctrina dominante. En este mundo más duro y fragmentado, quienes no logren adaptarse no sólo enfrentarán mayores costos: se arriesgan a caer en la irrelevancia estratégica.
@antdelacruz_
Director Ejecutivo de Inter América Trends