Para Juampi, por tanto
Luego de la fácil victoria contra Francia a Hitler le pareció que los ingleses iban aceptar la paz. Inglaterra y Churchill fueron para Hitler un enemigo de respeto. Sabía que para invadir Inglaterra dependía de la supremacía marítima.
Y Alemania no la tenía. La Royal Navy fue el músculo principal del vasto imperio ultra marino de Inglaterra. «No poseíamos ni el control del aire ni del mar; ni estábamos en posición de conseguirlo». Karl Dönitz, Jefe principal de la marina de guerra alemana.

Dice Churchill en sus muy amenas «Memorias» que los alemanes habían concentrado entre julio y septiembre del año 1940 más de 3000 embarcaciones de diversos tipos para apoyar el asalto anfibio sobre el sur de Inglaterra.

Sólo que atravesar el canal de la Mancha sin tener superioridad aérea era un suicidio. Razón por la cual la Luftwaffe tenía que destruir el poderío aéreo de la RAF. Esta espectacular y decisiva batalla aérea se conoce como la Batalla de Inglaterra.
En un primer momento se pudo pensar que Alemania lo tenía fácil ya que había demostrado unas destrezas militares hasta ahora nunca vistas en la muy vieja Europa guerrera. No obstante, los ingleses sabían que se jugaban su propia existencia.
Hitler fue un prisionero vanidoso de la Historia. Es legítimo pensar que se consideró un gran guerrero conquistador. Y donde sus grandes predecesores fracasaron él procuró evadir el infortunio. En 1588 Felipe II mordió el polvo con su flota Invencible en manos del pirata y Sir Francis Drake.
En 1805 Napoleón fracasó en Trafalgar ante el almirante Lord Nelson. Hitler sabía de estos descalabros y no iba a manchar un récord que hasta ese entonces se mantenía invicto. Además, como dicen los historiadores más expertos lo que realmente persiguió fue la invasión de la URSS.
La batalla aérea fue intensa e incierta entre los meses de julio y septiembre del año 1940. La estrategia inicial de socavar los principales aeródromos y defensas anti aéreas de la isla le estaba funcionando a los alemanes. Y hubo entonces una vuelta de tuerca. En vez de persistir en la misma la cambiaron para bombardear a Londres y su extra radio industrial.
Hermann Göring creyó que aplastando a Londres y su población civil iba a producirse una desmoralización colectiva del pueblo inglés y sus soldados. Y que esto llevaría a los ingleses a solicitar la paz con Hitler.
Para Churchill el ánimo ante la adversidad lo es todo. En ello reside su principal heroísmo. Inglaterra, sola, pudo resistir e hizo desistir a Hitler de ordenar el asalto anfibio. Hitler, ya empezaba a pifiar y a contrariar una de sus principales máximas: no abrir dos frentes de manera simultánea.
Pocas veces se señala la importancia de la psicología y moral de los combatientes como un elemento esencial para dirimir en favor un conflicto. Inglaterra logró resistir contra todo pronóstico el ataque aéreo alemán. Su liderazgo apostó a la valentía del león y a la prosapia altiva de un linaje orgulloso sustentado en el poderío imperial alrededor del mundo. Si caía Londres se había planificado seguir la guerra desde Canadá.
Hitler, vaciló teniendo todas las ventajas de su lado. Acostumbrado a la ofensiva audaz ésta vez algo se quebró en su confianza. Todo el mundo pensaba en 1940 que Inglaterra sería fácilmente invadida y conquistada. Sólo que Churchill y su Gabinete de Guerra sacaron a relucir una voluntad de victoria cuando las circunstancias negaban esa posibilidad.
La salvación del Cuerpo Expedicionario inglés en Dunkerke y la eliminación de la marina de guerra francesa antes de que cayera en manos de los nazis supuso poner en alto la apuesta.
Además, luego del ataque aéreo alemán sobre Londres en plena Batalla de Inglaterra, Churchill decidió bombardear Berlín el 25 de agosto creando una provocación de tipo psicológico que la soberbia alemana no iba a dejar pasar.
Que un enano como el inglés de ese entonces haya osado atacar el mismo corazón del gigante germánico desató todas las furias de Göring. Con esto la trampa se cerró. Y permitió a los ingleses rehacerse, resistir y terminar venciendo.
Sin el dominio aéreo la invasión anfibia estaba condenada a fracasar. La armada inglesa y todo su poderío fue un bastión imposible de vencer. Sólo desde el dominio y control absoluto del aire los barcos de guerra ingleses podían ser hundidos por los bombarderos alemanes. Y con ello el paso del canal de la Mancha se podría realizar.
Esta hazaña militar, ya supuso un cambio en el derrotero de la guerra. Hoy lo sabemos, En 1940, para nada. Hitler entró en una especie de negacionismo de la realidad. Se empeñó en ignorar a Inglaterra y su terca resistencia. Y volcó su frustración sobre la Unión Soviética asumiendo que sería otra Francia parte II. Quién mucho abarca, poco aprieta.
DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
@LOMBARDIBOSCAN