El presidente panameño, José Raúl Mulino, buscó este domingo acercar posiciones con Estados Unidos durante una reunión con el secretario de Estado, Marco Rubio, tras las amenazas de Donald Trump de tomar el control del Canal de Panamá en represalia a la supuesta influencia china en la vía interoceánica.
Durante el encuentro en el palacio presidencial de Las Garzas, que Mulino calificó de “respetuoso y cordial”, el mandatario panameño ofreció a Rubio una cooperación más estrecha en la deportación de migrantes y dijo que no renovará el acuerdo de cooperación económica de la Nueva Ruta de la Seda con China.
Mulino buscó desviar la presión de Trump, quien en apenas unos días en el cargo ha cumplido sus amenazas contra otros países, iniciando una guerra comercial contra México, Canadá y China.
No existe una amenaza militar “real”
En una conferencia de prensa en solitario al final de la reunión, Mulino reiteró que “la soberanía de Panamá no está en cuestión” y dijo que no ve ninguna “amenaza real” de una intervención militar estadounidense.
“No hay duda de que el canal es operado por nuestro país y seguirá siendo así”, afirmó.
Según Mulino, a Estados Unidos le preocupa especialmente el hecho de que los puertos de Balboa y Cristóbal, a ambos lados del canal, sean operados por una empresa china.
Mulino informó a Rubio que se está realizando una importante auditoría a la gestión de los puertos y le pidió que espere los resultados.
El jefe de la diplomacia estadounidense exigió en un comunicado cambios “inmediatos”, argumentando que el papel de China “viola” los tratados entre ambos países.
El Canal, motivo de orgullo nacional
El Canal de Panamá, que Rubio también planea visitar, conecta los océanos Atlántico y Pacífico y por él transita el 3% del comercio mundial.
Inaugurado por Estados Unidos en 1914, el control del canal fue transferido a Panamá el 31 de diciembre de 1999, bajo los Tratados Torrijos-Carter firmados en 1977.
El viaje de Rubio a Panamá, su primero como secretario de Estado, desató algunas protestas en la capital panameña, cuyas principales avenidas estaban adornadas con banderas nacionales.
La posibilidad de intervencionismo estadounidense está muy presente en el imaginario colectivo del país, dado que Estados Unidos invadió Panamá en 1989 para arrestar al dictador Manuel Antonio Noriega.
Gira de cooperación en materia de migración
Panamá es la primera parada de la gira de Rubio por Centroamérica y el Caribe centrada en la inmigración, que también lo llevará a El Salvador, Costa Rica, Guatemala y República Dominicana.
El control migratorio, un tema prioritario para la administración Trump, fue destacado en la reunión de Rubio con el presidente de Panamá, un socio clave para frenar el flujo de personas que cruzan la peligrosa selva del Darién, frontera natural con Colombia.
El gobierno de Mulino ha abordado el problema con duras políticas migratorias, incluido un acuerdo para devolver a los migrantes, en su mayoría de Colombia, Ecuador e India, a sus países de origen en aviones financiados por Estados Unidos.
Sin embargo, la mayoría de los migrantes provienen de Venezuela, con quien Panamá no tiene relaciones, lo que hace imposible las deportaciones a ese país.
Entre los objetivos de Rubio para este viaje está firmar un acuerdo de tercer país seguro con El Salvador para recibir a venezolanos.
EFE