1. Todo el mundo sabe lo que hará el gobierno de Venezuela y su partido para seguir en el poder. Lo han dicho hasta el cansancio desde antes de las elecciones del pasado 28 de julio: “Jamás entregaremos el poder, ni por las buenas ni por las malas, a la oposición (especialmente a María Corina Machado)”; y bueno están honrando su palabra.
2. Respecto a lo que hará oposición que dirige MCM, sólo sé lo mismo que sabe la mayoría de los dirigentes de la Plataforma Unitaria: Nada.
3. No sé si María Corina Machado se juramentará (a través de Edmundo González Urrutia) como la nueva presidente de los venezolanos. O si será Nicolás Maduro quien reciba nuevamente la banda presidencial. O si habrá un golpe de estado donde los militares le entreguen generosamente el poder a María Corina Machado. O si habrá rebelión civil que derroque al gobierno. O si llegarán los marines. No tengo ni idea al respecto.
4. Lo que sí tengo muy claro son tres cosas que todos los políticos, tanto del chavismo como de la oposición, deben tener presente a la hora de tomar sus decisiones finales: – LA PRIMERA. Comprender que el objetivo supremo del 82% de los venezolanos (incluidos los chavistas), tanto los que residen en Venezuela como los que están en la diáspora, es lograr un cambio urgente para que se transforme la economía, se reconstruya la infraestructura y los servicios, y mejore la calidad de vida de los ciudadanos. No es que el tema político le importe un bledo a la mayoría de los venezolanos sino que cualquier desenlace a la crisis política que no genere una solución a la crisis económica, lo considerarán una burla más. Y lo que sigue a continuación es la decepción, la desesperanza, y -en consecuencia- la diáspora masiva. – LA SEGUNDA. La única manera de lograr la reconstrucción de la economía, de la infraestructura y de los servicios del país (principal objetivo de los venezolanos, reiteramos) es a través de una inversión superior a los 50,000 millones de dólares (lo cual no es concha de ajo), proveniente de capitales privados, para poder equilibrar y reconstruir al país. Y ningún empresario, tanto venezolano como extranjero, va a invertir de manera significativa en un país incendiado por los cuatro costados. Por tanto, la solución a la crisis debe ser necesariamente pacífica, ordenada y efectiva, o sea, a través de acuerdos ganar-ganar entre el gobierno y la oposición. – LA TERCERA. Un acuerdo ganar-ganar en cualquier parte del mundo implica que haya un escenario de mínima confianza y respeto mutuo entre los actores enfrentados y, que todos se consideren incluidos en el proceso de cambios, descartando el “todo o nada” (porque los elefantes se comen en rodajas), y que todos queden satisfechos con los resultados esperados.
5. En el caso Venezuela en particular, para que haya una transición pacífica que estimule las inversiones (las cuales facilitarán a su vez el objetivo máximo de los venezolanos), cualquier acuerdo debe conducir a la conformación de un gobierno de unidad nacional que sea capaz de emprender una transición progresiva que consumirá obligatoriamente varios años.
6. Así lo imponen las cinco megacrisis que padecen los venezolanos: la política, la economía, la infraestructura y servicios, la diáspora, y la crisis emocional (quizás la peor de todas). De manera que seguir jugando a la guerra, para que haya un ganador que se lo lleva todo y un perdedor que pierde todo, va en dirección contraria al objetivo.
7. Un razonable gobierno de unidad nacional es todo lo contrario al criterio hegemónico con que el gobierno quiere controlar a la nación. Y también es todo lo contrario a un Acta de Rendición del Chavismo, tal como lo propone María Corina Machado, cuya mayor concesión sería unos compasivos salvoconductos para que los chavistas rendidos se vayan al exilio. Esa propuesta también es hegemónica, amén de incursionar -una vez más- en el realismo mágico.
8. Ambos criterios hegemónicos, con elevadas dosis de odios y de venganzas acumulados durante un cuarto de siglo, nos alejan de la solución que todos queremos, y conducen a un mismo destino: el fracaso colectivo y el hundimiento aún mayor de la nación. Hay que comenzar a trabajar con otros paradigmas, especialmente porque todos – especialmente el liderazgo político- hemos fracasado. Duele admitirlo.
9. Pero no queda más camino que seguir adelante con los recursos que tenemos a mano. Hay que cambiar de rumbo a partir de nuevos paradigmas. Mientras Venezuela sigue imbuida en una confrontación inútil, que tiene al pais atascado, las demás naciones ya están lidiando con los grandes desafíos mundiales generados por los cambios tecnológicos y la nueva era histórica que tomó por sorpresa al estamento político mundial.
10. La inteligencia artificial, la automatización de la producción y los servicios, el crecimiento exponencial de la productividad, el relevo de los imperios, también están generando un pasivo social global que hace de la crisis política venezolana un fenómeno insignificante.
11. El desempleo crónico, la desaparición de viejos oficios, y los sistemas educativos anticuados están creando una población muy elevada de “rezagados” a nivel mundial cuyo desenlace más visible es el fenómeno migratorio informal que tiene en caos a los países receptores. Elon Musk ya está hablando de una Renta Básica Mundial para los rezagados, financiado por todas las naciones. La crisis climática y los rezagados son temas dominantes en el debate político de hoy día. Pero algunos líderes venezolanos son expertos en poner las cosas más difíciles y en buscarle la quinta pata al gato. La vanidad mesiánica de por medio.
12. Así que el mayor desafío de Nicolás Maduro no consiste en derrotar a los “fascistas” venezolanos (equivocada y panfletaria definición de los opositores), así como el mayor desafío de María Corina Machado no consiste en sacar a Muduro del poder de manera radical (porque suena a realismo mágico). El mayor desafío de ambos es la gobernanza del país a partir del 10 de enero para poder revertir esta crisis estructural que afecta a todos por igual, y que es el gran deseo de la mayoría absoluta de los venezolanos.
13. Venezuela es uno de los países rezagados del planeta, y con muchas crisis simultáneas que nadie por sí solo podrá resolver, y mucho menos en un escenario de confrontación violenta y caos.
14. Hay que bajarse del ring. Que cada quien admita sus errores, y que acepte (aunque sea en el silencio de su conciencia) que le han fallado a la nación entera. Es hora de comenzar a transitar por un camino de entendimientos y enterrando el hacha de la guerra. De manera que el 9 y el 10 de enero no debe iniciarse (otra vez más) una batalla campal que -como siempre- no ganará nadie en particular. Quizás algunos líderes políticos no estén de acuerdo con estas reflexiones, pero sé que la mayoría absoluta de los venezolanos sí la comparte, y eso es lo que debe importarnos más.
Sé por qué lo digo. Que Dios bendiga a Venezuela. 07 de enero, 2025 @JesusSeguias