Antonio de la Cruz: En la voz de una bandera

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En las raíces partidas del pueblo

creció una bandera sola,

un fuego de mujer

que se alzó contra la tormenta,

con las manos vacías,

pero el alma llena de patria.

Allá, donde la noche

se arrastra por las calles

y el miedo se sienta en las puertas,

ella camina,

sin más escolta que el sueño

de un país que está en el abismo.

La he visto de pie,

solitaria y luminosa

como una estrella de carne,

frente al rugido sombrío

de los cañones que le apuntan.

La he visto,

mientras el pueblo,

con ojos de lluvia y de esperanza,

le entrega su aliento,

como si en cada paso

ella tejiera con hilos invisibles

un nuevo amanecer.

Como Isabel la Católica, unifica sueños;

como Gandhi, desarma el odio;

como Mandela, camina sin cadenas,

y en cada palabra que pronuncia,

la libertad toma forma

en los labios de los oprimidos.

No hay riquezas en su voz,

solo el eco de una nación

que despierta del yugo,

cansada de tanto llanto,

cansada de tanta ausencia.

Oh bandera de un puebloque aún no conoce el alba,

¿quién, si no tú,

pondría su vida

como escudo de los indefensos?

¿Quién, si no tú,

diría con una lágrima firme:

“Hoy el bravo pueblo venció el miedo”?

Te recordarán las piedras

y los árboles antiguos,

como se recuerda el grito

de los héroes caídos.

Te llevarán en la memoria

los hombres que un día

levantaron sus manos vacías

y encontraron en tu luz

la fuerza para seguir luchando.

Porque en ti,

María de mil voces,

María de tierra y fuego,

vive la historia

que un día será contada,

cuando el viento sea libre

y las cadenas solo un recuerdo

bajo la sombra de tu nombre.

Antonio de la Cruz

Enero 12, 2025