El futuro tiene las manos abiertas,
como el río que despierta en la montaña,
como la raíz que busca la sombra
y asciende hacia la luz sin vacilar.
Hoy, Venezuela, es tu encrucijada,
la hora en que la historia
te llama por tu nombre,
con la voz honda de los siglos
y el temblor de la tierra que quiere germinar.
No es un sueño cualquiera,
es el latido de la libertad
golpeando en cada puerta,
es el susurro del alma herida
que se alza entre los escombros del miedo
y dice: «Basta».
El miedo, arma de los poderosos,
se vuelve contra ellos,
porque un pueblo sin miedo
es un trueno que estalla en el cielo.
El poder se aferra a su máscara gastada,
pero ya no tiene rostro,
ya no tiene voz,
es solo un eco hueco en el abismo
de su propia oscuridad.
Y nosotros, los que hemos perdido el miedo,
alzamos nuestra fuerza en un solo cauce,
en un solo nombre,
que es el nombre de todos:
Libertad.
Si juntos avanzamos,
el muro caerá
como caen los muros de arena
cuando el mar los toca.
Pero si nos dividimos,
si permitimos que el cansancio
teja su telaraña en nuestros pechos,
regalaremos el mañana
a la sombra que nos roba el sol.
Entonces, llamamos al hierro
de las Fuerzas que juraron
1bajo el cielo de la patria,
no bajo la sombra del tirano.
Les decimos:
Escuchen el clamor del pueblo
como se escucha el rugido del viento
en la noche ardida,
como se escucha el lamento del mar
cuando busca la orilla.
No traicionen su juramento,
honren la raíz de esta tierra,
no la mentira de los hombres
que con manos de ceniza
robaron la semilla y el pan.
El tiempo nos persigue
con pies de fuego.
Cada minuto es un puñado de tierra
que podemos sembrar
o dejar escapar
entre los dedos del destino.
No basta el deseo,
no basta la espera.
La libertad es una llama
que se enciende con el acto del hombre,
con su paso decidido
y su voz hecha de fuego y tempestad.
Hoy es el día,
el único día que existe.
No habrá mañana sin nuestras manos
ni amanecer sin nuestra marcha.
El régimen se deshace,
como la sombra cuando el sol despierta.
El pueblo ha despertado
y no volverá a dormir
hasta que la justicia
sea el pan de todos,
y la libertad
un aire limpio
en cada rincón de esta patria.
Adelante, Venezuela,
con el viento en el rostro
y la luz en el pecho,
porque cuando un pueblo decide ser libre,
2no hay cadenas que puedan detener su paso.
Que el miedo tiemble ante nosotros,
que el futuro cante en nuestras manos.
Gloria al bravo pueblo,
que ha lanzado el yugo
y escribe en cada calle,
en cada plaza,
el poema inmortal de su libertad.
Antonio de la Cruz
Día de Reyes 2025