En verdad, he comenzado esta nota, la última de 2024 y todavía no sé de qué va. La idea que tenía para escribirla, descubrí esta madrugada, jueves, 2 de diciembre a las 4 de la mañana, que ya había sido escrita de manera excelente, por Elías Pino Iturrieta, en La Gran Aldea y El Nacional: “Liderazgo al borde la muerte”, apúntenlo y léanlo.
Pino Iturrieta, luego de dar cuenta del hecho incontrastable del liderazgo de María Corina Machado, en torno a la cual están condensadas todas las energías opositoras al régimen, plantea, que el liderazgo de MCM, además de ocasionarle un tremendo dolor de cabeza al régimen ha levantado en los sectores que dicen acompañarla en su enfrentamiento a la dictadura sentimientos de odio y de envidia, muchas veces expresado de manera ruidosa.
Claro, esto se ha pasado por alto y, al respecto, poco se ha dicho y se dice para no introducir en este momento elementos ásperos que puedan desestructurar la unidad opositora contra el régimen.
Pino Iturrieta expresa, en su nota, esta situación de la siguiente manera: “Nos percatamos de los problemas que ha causado a la dictadura y los aplaudimos con regocijo, pero no hemos posado la vista en las frustraciones y aun en los odios que ha causado entre ciertos habitantes de la casa de la oposición que en la víspera pasaban por principales. ¿Cómo se han sentido después de perder el rol de inquilinos estelares de una coalición que aspira o aspiraba al poder? ¿Les ha caído bien la pérdida de influencias que les ha producido el ascenso de quien solo era antes una aspirante a la popularidad y al predominio? ¿No añoran las luces, las cámaras y los micrófonos que ahora monopolizan María Corina Machado y los flamantes líderes que la acompañan, dueños de un espacio que antes frecuentaban ellos a solas?”
Sí, el escritor y analista, tiene razón, yo también estimo que odio y, un toque un poco protuberante, de envidia, ha producido el liderazgo de MCM en el alma del viejo cuadro dirigente opositor que, ha sido superado por las nuevas formas de hacer y de decir la política, que ella representa. Tengo que agregar que, ella, también ha sido víctima de los atavismos machistas presentes en la cultura venezolana.
Dije, odio y envidia, las dos de la mano, pero, quiero subrayar la envidia, pues presumo que, por ejemplo, Leopoldo López, Henrique Capriles, Manuel Rosales, por nombrar solo los más conspicuos lideres que han sido desplazados y hoy son los “extrañados” de esta hora, sienten envidia de ese liderazgo. Una envidia que, obviamente, es maligna.
Aclaro que, no toda envidia es maligna. Yo, para decirlo rápido, adolezco de envidia, que es sana (por lo menos, es lo que yo creo), por ejempo, envidio a quien escribió que “…los paisajes soñados son humos de paisajes ya conocidos y el tedio de soñarlo es casi tan grande como el de mirar el mundo”, pero claro, eso de querer escribir como lo hizo Fernando Pessoa, es un casi imposible, pero lo envidio y creo no hacerle daño a nadie con eso.
Pero que diferente, es el reconcomio que debe morder los egos de los arriba nombrados, esperando en la bajadita, que el liderazgo de MCM se agote y termine por desvanecerse o caer, porque al final lo que se envidia no es desear tener lo que tiene MCM, no, lo que se desea es que ella no tenga lo que tiene: la firmeza, la coherencia, la consistencia de su palabra, la valentía, la inteligencia, la capacidad de hacerse cargo de los sentimientos, de los afectos y de las emociones de la gente y, finalmente, de algo que no sé cómo definir pero, que logró despertar a las mayorías del letargo que las inconsistencias de los otros había producido.
Estos días, de navidad y de víspera del año nuevo, son un paréntesis que invitan a la reflexión y, hay un sector del liderazgo, ese de quien Pino Iturrieta hace una excelente semblanza, que debería hacerlo (reflexionar) pensando en el país más que en sus particulares proyectos políticos, ya tendrán tiempo para volver hacer buena sus palabras, pero, tendrán que trabajar para ello, porque la confianza una vez pérdida, cuesta recuperarla, pero presumo, que lo harán.
Yo carezco de la fuerza ilocutiva de Elías Pino Iturrieta para aconsejarles y advertirles de lo insano políticamente hablando que a veces son sus procederes políticos, valga la redundancia. Pero sé que todos ellos dicen ser firmes creyentes, religiosamente hablando, recordemos, en este sentido, las palabras balsámicas de Capriles, en momentos de indignación de la gente contra el régimen: “Calma, que el tiempo de Dios es perfecto” ( bueno, palabras más, palabras menos) Yo, reitero que no lo soy, y es un asunto que le agria el ánimo a mi hija y a mi sobrina que lloraba porque yo al morir no iba a ir al cielo, así que voy a echar mano, Uds. pensaran que oportunistamente, del Salmo 106: 16-27: “En el campamento, sintieron envidia de Moisés y Aarón, a quien tu consagraste a tu servicio. La tierra se abrió, y se tragó a Datán y sepultó la pandilla de Abirán. El fuego se extendió entre ellos, y los impíos fueron consumidos por las llamas”.
Así, que no pierdan el tren, sean más consecuentes y más honestos, recuerden que en política no hay muertos insepultos. En algún momento, tal vez, volverán a tener su oportunidad.
@enderarenas