Douglas Zabala: La llegada del niño Dios

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Tendremos derecho los venezolanos a pasar una verdadera feliz navidad.  Es evidente que volveremos a celebrar una Navidad sin un gobierno perseguidor y opresor. 

Una Navidad sin presos políticos ni perseguidos, una Navidad sin millones de José, María y Jesús, que deambulan por nuestro planeta tierra, a la espera que, de nuevo, el Ángel del Señor les diga: Levántense, tomen a sus madres, a sus niños y regresen a esta su tierra de donde nunca debieron partir.

Según el evangelio de Mateo (2:13-15): Un Ángel del Señor apareció en sueños a José, diciendo: “Levántate; toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. 

Entonces José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Y estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliese lo que habló el Señor por medio del Profeta, diciendo: De Egipto llamé a mi hijo.

Así surgió esta tradición cristiana de celebración de la Navidad, empañada por la persecución, el exilio y el retorno de José y su familia. Dice (Mateo 2:19-21): Cuando había muerto Herodes, he aquí un Ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, diciendo: 

“Levántate, toma al niño y a su madre, y ve a la tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban quitar la vida al niño. Entonces él se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel”.

Hoy, Venezuela enfrenta un desafío aún mayor. Nicolás Maduro pretende desconocer los resultados electorales del 28 de julio, donde resulto electo por amplísima ventaja Edmundo González. 

Maduro pretende continuar en un mandato sin legitimidad alguna, lo que traerá al país un futuro incierto. Esta situación amenaza con perpetuar un gobierno que no respeta la voluntad del pueblo. 

Los venezolanos también atravesaremos nuestro desierto y de nuevo volveremos a celebrar la llegada del primogénito de María y José, en paz, en unión y en felicidad. A pesar del Herodes que hoy gobierna en tierras de Miraflores, mientras tanto, en medio de nuestras penurias, celebremos como podamos la llegada del niño Dios.