Antonio de la Cruz: Venezuela en el campo de batalla el 10E

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“Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas”. Sun Tzu

Venezuela se encuentra en un momento decisivo. Desde tensiones internas hasta presiones internacionales, el país parece ser un gran campo de batalla donde varios actores luchan por alcanzar sus objetivos. Cada movimiento cuenta y un error podría cambiar el curso de los acontecimientos. Pero, en este enfrentamiento, ¿quién tiene la ventaja?

Los combatientes en el conflicto

En este escenario hay tres grandes frentes:

  1. Nicolás Maduro y su régimen, decididos a mantener el poder a toda costa, atrincherándose.
  2. Las fuerzas democráticas, que buscan un cambio político en medio de una oposición funcional, escuálida, a Maduro.
  3. La comunidad internacional, liderada por Estados Unidos, que intenta debilitar al régimen desde el exterior.

Cada uno de ellos tiene herramientas y estrategias, pero también enfrenta riesgos que pueden inclinar la balanza a favor o en contra.

Maduro: La defensa a toda costa

El régimen de Maduro está actuando a la defensiva. Sus estrategias principales son:

  • La represión selectiva: neutralizar cualquier protesta antes de que se convierta en una amenaza significativa.
  • La desinformación: generar rumores, como la supuesta salida del poder el 10 de enero, para sembrar confusión entre sus adversarios.

Aunque estas tácticas le han funcionado en el pasado, no están exentas de riesgos. Si la represión es excesiva, puede aumentar la presión internacional -aislándolo de  sus socios regionales- y fortalecer a la oposición. Por otro lado, perder credibilidad en un momento crítico podría ser su mayor debilidad.

La oposición: un frente mayoritario con una tendencia funcional

El desafío de la oposición no es solo enfrentarse al régimen, sino también superar a la oposicion funcional. Hasta ahora, algunos sectores, como el partido Vente Venezuela, han optado por liderar de manera independiente, dejando de lado alianzas con otros grupos opositores afines a Maduro.

Esta falta de un frente de unidad contra el madurismo puede ser un problema. En un conflicto de esta magnitud, trabajar en equipo es esencial. Además, la oposición debe aclarar un punto clave: ¿las movilizaciones para hacer respetar la soberanía popular  serán para provocar un cambio político o para respaldar un evento significativo en las capitales de los estados, como Caracas, Maracaibo, Valencia o Maracay, entre otras?

La respuesta a esta pregunta determinará si la gente se arriesga a salir a las calles en medio de una represión brutal. Sin objetivos claros, cualquier esfuerzo podría quedarse corto.

La comunidad internacional: la presión exterior

Desde el exterior, actores como Estados Unidos están utilizando su influencia para debilitar al régimen. Las designaciones por parte de la nueva administración estadounidense como la de Marco Rubio, Mike Waltz y la más reciente de Anthony Salisbury, un experto en combatir el narcotráfico y la corrupción, son una señal clara de que la presión continuará con Donald Trump.

Acciones como el embargo de bienes vinculados al régimen buscan cortar sus fuentes de financiamiento. Sin embargo, este enfoque también tiene riesgos. Si la presión es excesiva podría fortalecer el discurso de resistencia de Maduro y complicar una salida negociada.

El desenlace de la batalla

En este momento, el conflicto no tiene un ganador claro. Maduro resiste, pero con menos recursos que antes. La oposición tiene oportunidades, pero su falta de coordinación podría costarle caro. Mientras tanto, la comunidad internacional continúa presionando, aunque sin lograr un cambio definitivo.

El 10 de enero será un día clave, un punto de inflexión en esta batalla. ¿Se logrará un avance significativo o veremos cómo la oportunidad se desvanece una vez más?

Lecciones para el futuro

Este enfrentamiento no se ganará con impulsos desorganizados. La clave está en la estrategia, en saber cuándo actuar y cómo coordinarse. La oposición debe actuar con unidad de propósito y objetivo, definiendo metas claras y movilizando a la población con un propósito firme. La comunidad internacional debe seguir apoyando, pero sin cerrar la puerta a posibles negociaciones.

Para Maduro, el tiempo no está de su lado. Cada movimiento defensivo lo acerca más a un punto en el que sus recursos se agoten.

En este campo de batalla político del 10E, el futuro de Venezuela está en juego. Las decisiones que se tomen en los próximos días no solo influirán en el presente, sino que podrían marcar el comienzo de una nueva etapa. La gran pregunta es: ¿quién está preparado para dar el próximo golpe decisivo?

@antdelacruz_ / Director Ejecutivo de Inter América Trends