El gobernante intenta ganar legitimidad internacional y nuevas vías de financiamiento mientras enfrenta crecientes desafíos económicos y un veto clave
El veto de Brasil a Venezuela que impidió momentáneamente su ingreso al grupo BRICS+ significó un complejo contratiempo para la coalición gobernante que lidera Nicolás Maduro, quien busca instancias internacionales que le permitan ganar legitimidad a partir de enero de 2025 y a la vez mecanismos de pago alternativos al dólar estadounidense para poder evadir eventuales sanciones al país.
El BRICS+ es un grupo fundado por los gobiernos de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, que nació hace más de una década como respuesta geopolítica al Grupo de los 7 conformado por los siete países más industrializados del mundo: Francia, Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido, Italia y Alemania.
En el último encuentro del grupo celebrado en Kazán (Rusia) el pasado 26 de octubre los países fundadores del grupo acordaron invitar como socios políticos -con derecho a voz, pero no a voto en las decisiones- a los gobiernos de Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam, dejando por fuera las pretensiones del régimen venezolano de ser incorporado.
Según el análisis de coyuntura de la firma CarpeDiem tres son las razones que Maduro y su régimen tienen para seguir forzando -con el apoyo de Rusia- la entrada de Venezuela al grupo, a pesar del veto de Brasil.
“Por un lado, está el proyecto de establecer una moneda común de pago internacional al interior del grupo -se explica en el informe de la firma- No es un secreto que los países miembros de BRICS+ han estado evaluando el proyecto de establecer una nueva moneda de reserva respaldada por una canasta de sus respectivas monedas. Todos los ojos estaban puestos en la Cumbre BRICS 2024 esperando la continuación de las discusiones sobre la creación de una moneda potencialmente respaldada por oro, conocida como la ‘Unidad’, como alternativa al dólar estadounidense. Sin embargo, aún no se materializan los avances”
En palabras del economista Leonardo Vera “una nueva moneda BRICS+ como la “Unidad” puede ofrecer potencialmente algunas ventajas a los países miembros como fortalecer el comercio y la integración económica dentro de los países del grupo, reducir la posición y dependencia del dólar estadounidense como moneda de reserva global y mitigar algunos riesgos asociados a las sanciones o medidas unilaterales”.
Tres razones existenciales para la coalición gobernante en Venezuela, que debe prepararse para un potencial nuevo periodo de aislamiento internacional a causa de la pretensión de Maduro de permanecer a toda costa en el poder desconociendo el resultado de la elección presidencial del 28 de julio, en las que Edmundo González Urrutia según actas de testigos ganó con más de siete millones de votos.
Una segunda razón que explica la premura de Venezuela está en el rápido desarrollo que puede tener la plataforma de pagos multilateral que viene desarrollando Rusia.
Según Vera “si bien las naciones BRICS+ aún no tienen su propia moneda digital específica, se está trabajando en un sistema de pago BRICS basado en blockchain, conocido como la plataforma de pago multilateral BRICS Bridge, que conectaría a los miembros. Los sistemas financieros de los estados utilizarían pasarelas de pago para liquidaciones en monedas digitales del banco central. Este sistema de pagos serviría como alternativa a la actual plataforma internacional de pagos transfronterizos, el sistema de la Sociedad de Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales (SWIFT), que está dominado por el dólar”.
En este sentido, la tercera y más importante razón que tiene la coalición gobernante en Venezuela, y en particular Maduro, es el financiamiento.
En el informe de la firma CarpeDiem se explica que “el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) de los BRICS+ ha estado en la mira del gobierno de Venezuela desde su puesta en funcionamiento (otorgando sus primeros créditos) en 2016. Centrado principalmente en la financiación de proyectos de infraestructuras que incluyen sistemas de distribución de agua y sistemas de producción de energía renovable, el NBD posee aún una pequeña cartera de crédito, muy lejos de compararse con las líneas otorgadas por el FMI y el Banco Mundial (con quienes supuestamente compite). De hecho, durante la última cumbre el presidente ruso, Vladimir Putin, indicó que el NBD -el cual definió como pequeño- ha financiado apenas unos 100 proyectos por un total de 33.000 millones de dólares”.
Desde la perspectiva de Vera “parece claro que por el momento el veto de Brasil también se extiende a la posible relación entre el NBD y el gobierno de Venezuela”, lo que puede afectar notablemente en el corto-mediano plazo la estrategia de la coalición gobernante para eludir las consecuencias de mantenerse a toda costa en el poder.
El internacionalista Aníbal García Fernández sostiene que Maduro busca en el BRICS+ el acceso a los mercados, especialmente reinsertarse en la geopolítica energética, diversificación económica y cooperación financiera. El auxilio económico que necesita Maduro solo lo puede encontrar en este grupo.
No obstante, no pocos analistas internacionales advierten que el BRICS+ ha dejado de ser una alianza de economías emergentes cuyo propósito era tener mayor participación en la gobernanza económica mundial, para convertirse -impulsado por el poder económico de China y la política expansionista de Rusia- en una alianza internacional en contra de los sistemas democráticos del mundo.
Esta visión la complementa el politólogo Ricardo Sucre quien explica que el régimen venezolano “pertenecer al BRICS+ tiene dos propósitos políticos: entrar en una nueva correlación de poder geopolítico y salir del alineamiento de Occidente y comunicar fuerza política, una especie de “respetabilidad autoritaria” al pertenecer al bloque dado que importantes integrantes y líderes como Rusia y China no son democracias liberales o sujetas a la independencia de poderes y menos a la idea de un pluralismo político”.
La desconfianza de los venezolanos en el Bolívar
En medio del portazo de Brasil a Venezuela, la economía sigue deteriorándose. La brecha cambiaria es el diferencial entre la cotización de cambio de divisas ofrecida por el Banco Central de Venezuela (BCV) y el precio al cual la divisa se cotiza en los mercados paralelos.
Según la consultora Ecoanalítica “este fenómeno económico apareció en Venezuela entre los años 2002-2003, como consecuencia de la huelga petrolera que afectó a la economía.
“Como medida de contención para esta crisis, el gobierno implementó una serie de políticas para frenar la fuga de capitales y proteger las reservas nacionales. Estas políticas dieron como resultado una escasa oferta de dólares para la enorme demanda existente, debido a la incertidumbre que se vivía en ese periodo. La insatisfacción de los consumidores por la escasa oferta de dólares ocasionó un intercambio entre empresas y ciudadanos que tenían un excedente de divisas, y aquellas personas, tanto naturales como jurídicas, que deseaban adquirirlas. De esta manera, se creó espontáneamente una cotización diferente a la ofrecida por el Banco Central de Venezuela sobre la cual se negocian un número significativo de divisas en el mercado paralelo”
Según las estimaciones de Ecoanalítica “en el año 2023, esta diferencia se mantuvo la mayor parte del tiempo entre un 0% y un 10%, con picos de hasta un 14% y valles donde las cotizaciones alternativas se situaron un 4% por debajo de la cotización otorgada por el órgano de política monetaria (…) Sin embargo, desde marzo del presente año, el diferencial cambiario no ha parado de crecer, llegando a situarse en su mayor valor en el mes de agosto, con una discrepancia del 21% entre las estimaciones – nivel que no se alcanzaba desde el 2022-. Este aumento sostenido es causado por la incertidumbre que se vive en el país, generando un aumento en la demanda de divisas como principal activo de resguardo para gran parte de los venezolanos. El incremento de la brecha cambiaria provoca una serie de distorsiones en la economía, encareciendo los productos nacionales y afectando el poder adquisitivo de las personas”.
@puzkas /DLA