Decenas de personas murieron y miles resultaron heridas en Líbano luego de que aparatos buscapersonas (también conocidos como beepers o pagers) y walkie-talkies que eran utilizados por miembros de la milicia armada de Hezbolá explotaran este martes y miércoles.
Desde el comienzo del conflicto en Gaza el año pasado, Hezbolá había advertido a sus miembros de que no utilizaran teléfonos celulares por temor a que pudieran ser manipulados o rastreados por agentes de inteligencia israelíes, por lo que estaban usando aparatos buscapersonas -conocidos también como mensáfonos o beepers– para comunicarse.
La explosión de los beepers, según funcionarios de varios países citados por The New York Times, se produjo porque estos fueron alterados por Israel antes de llegar a Líbano.
Según las mismas fuentes, en cada aparato se habrían implantado entre 28 y 57 gramos de material explosivo junto a su batería y un interruptor que podía ser accionado de manera remota.
Algunos fragmentos de los beepers que explotaron muestran etiquetas que corresponden a un modelo que es fabricado por la empresa taiwanesa Gold Apollo, pero esta ha negado cualquier relación con las explosiones.
Sobre los walkie-talkies, una fuente le dijo a Reuters que fueron comprados por Hezbolá hace unos cinco meses, más o menos al mismo tiempo que los beepers.
El medio estadounidense Axios señala que los walkie-talkies también llevaban trampas explosivas implantadas por servicios de inteligencia de Israel, según dos fuentes informadas de la operación.
Estos ataques en la cadena de suministro son una preocupación creciente en el mundo de la ciberseguridad, dado que recientemente se han producido muchos incidentes de alto nivel provocados por hackers que logran acceder a ciertos productos mientras están en fase de desarrollo.
Pero estos ataques se limitan normalmente al software. Los ataques a la cadena de suministro de hardware son mucho menos frecuentes, ya que implican acceder directamente al dispositivo.
En palabras del experto de seguridad Dmitri Alperovitch, este es «quizás uno de los ataques a la cadena de suministro físico más extensos de la historia».
¿Quién es el responsable?
De momento, nadie se ha atribuido la autoría de las explosiones, pero desde el martes el primer ministro libanés y Hezbolá responsabilizaron a Israel.
Funcionarios al tanto de la operación citados por medios estadounidenses y analistas independientes también dan por hecho que Israel está detrás de lo ocurrido.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, afirmó que las explosiones representan una «grave violación de la soberanía libanesa y un crimen bajo todos los estándares».
Hezbolá, por su parte, señaló en su comunicado a Israel de ser «plenamente responsable de esta agresión criminal que, además, tuvo como objetivo a civiles».
«Este enemigo traicionero y criminal recibirá sin duda su justo castigo por esta agresión pecaminosa, lo espere o no», añadió.
Las autoridades israelíes no han respondido a las acusaciones.
Lina Khatib, de la organización británica Chatham House, afirmó que los ataques sugieren que Israel se ha infiltrado «profundamente» en la «red de comunicaciones» de Hezbolá.
¿Qué significa para Hezbolá?
Estos ataques resultan extraordinarios no solo porque infiltrarse en la cadena de suministro de hardware es inusual.
«Hezbolá se enorgullece de sus estrictas medidas de seguridad, perfeccionadas a lo largo de décadas de enfrentamientos directos con Israel», explica Emily Harding, exanalista de la CIA, quien añade que una falla de seguridad de esta magnitud resulta muy vergonzosa para el grupo armado.
«No sólo es físicamente dañina, sino que también les hará cuestionarse todo su aparato de seguridad», dijo a la BBC.
«Yo esperaría que lleven a cabo una intensa investigación interna», agregó Harding.
Según el corresponsal diplomático de la BBC, Paul Adams, los ataques suponen un daño catastrófico a las comunicaciones de Hezbolá, que dependen en gran medida de aparatos que ahora resultan potencialmente letales.
Es posible que Israel espere que a Hezbolá ahora le resulte demasiado difícil, con sus comunicaciones comprometidas, lanzar nuevos ataques transfronterizos.
A la vez, en palabras de Frank Gardner, los ataques dejan «un Hezbolá furioso y paranoico jurando venganza, lanzando acusaciones de violación del derecho internacional, pero sobre todo, buscando nuevas formas de comunicarse».
¿Escalará el conflicto entre Hezbolá e Israel?
Hezbolá es aliado de Irán, archienemigo de Israel en la región. El grupo forma parte del Eje de Resistencia de Teherán y lleva meses librando una guerra de bajo nivel con Israel, intercambiando a menudo cohetes y misiles a través de la frontera norte israelí. Comunidades enteras han sido desplazadas en ambos lados.
Las explosiones del martes comenzaron pocas horas después de que el gabinete de seguridad de Israel declarara como objetivo de guerra oficial el regreso seguro de los residentes del norte del país a sus hogares.
Este miércoles, una división del ejército israelí se desplazó desde Gaza hacia la frontera con Líbano y el ministro de defensa Yoav Gallant dijo que el «centro de gravedad» del conflicto está moviéndose hacia el norte, donde queda la frontera libanesa.
En total, 589 personas han muerto en Líbano desde que en octubre pasado el grupo palestino Hamás lanzara su ataque contra Israel. Del lado israelí, han muerto 46 personas, según información del gobierno.
A pesar de las continuas tensiones, los observadores afirman que hasta ahora ambas partes han intentado contener las hostilidades sin cruzar la línea hacia una guerra a gran escala. Pero las explosiones de aparatos electrónicos en Líbano han llevado la tensión entre Israel y Hezbolá a su punto más alto desde el 7 de octubre.
El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, expresó este miércoles estar «profundamente alarmado» por los hechos, que calificó como un «riesgo serio de que una escalada dramática en Líbano».
«La lógica de hacer explotar todos estos artefactos es hacerlo como ataque preventivo antes de una operación militar de gran envergadura», dijo Guterres.
Por otro lado, Hezbolá se enfrenta ahora «a una presión extrema de sus filas y simpatizantes para tomar fuertes represalias», expresó Nicholas Blanford, miembro del centro de estudios estadounidense Atlantic Council.
Irán, cuyo embajador resultó levemente herido en una de las explosiones, dijo por su parte que «se reserva sus derechos, bajo el derecho internacional, de tomar las medidas que se considere necesarias para responder a un crimen tan atroz».
BBC