La verdad es que sería más apropiado, en una nota con las características que tienen estas entregas semanales, que comentáramos, por ejemplo, la decisión del TSJ, sobre el peritaje realizado “sobre las Actas de resultados de las elecciones del 28 de julio” pero, obviamente, esa decisión es solo la “crónica anunciada de la confirmación de un auto golpe de Estado o de un mega fraude” como quieran llamarlo.
No hay nadie en el país, que no conociera de antemano lo que iba declarar la presidente del TSJ, de tal manera, que dedicarle mi nota semanal a semejante adefesio (la decisión) sería perder este espacio.
He preferido, en esta entrega tratar el “aporte” (“que si no fuera tan dañino me daría risa”) que Luis Ignacio Lula da Silva ha hecho a las ciencias políticas del continente que, tal vez, por algún sesgo profesional me ha llamado la atención.
Y es que con este “aporte intelectual”, Lula, emulando a los grandes teóricos de la Ciencia Política, Carl Schmitt, Bobbio, Arendt, Easton, Samuel Huntington, Sartori, para nombrar solo algunos conocidos cuyas reflexiones han sido “superadas” por el presidente brasileño.
Me refiero al término “desagradable” que utilizó para caracterizar al régimen encabezado por Nicolás Maduro señalando, que el régimen que encabeza Maduro no es una dictadura sino, que es eso, simplemente, un “gobierno desagradable”.
“Un gran avance”, fíjense, que él podía haber dicho: Tirano, autócrata, despótico, caudillo, déspota y, por supuesto, dictador, pero la solidaridad automática, propia de esa izquierda cavernícola, que lo hace mirar para otro lado cuando son los suyos los que tienen un comportamiento, ese sí, fascista prefirió lavarle el rostro a la dictadura introduciendo un término que no da cuenta exacta de la relación de la sociedad y sus ciudadanos con el poder y la política. El término mismo es…. desagradable.
Me imagino, a Nicolás Maduro a eso de la cuatro de la tarde, leyendo las declaraciones de Lula, estoy seguro, que, desbordándose de intensa e incontenible alegría, gritando: “¡al fin! Una buena noticia, después de los malos cálculos de Jorgito y Amoroso… Lula tu si eres grande”. E igualmente, seguro estoy que dirigiéndose a Cilia le dijo. “Cilita, amor, diles a los abogados que preparen la documentación para darle una minita de oro, de las que están en San Vicente de Paúl a Lula, del mismo tenor de la que le dimos a Zapatero”.
Pero, sigamos, yo tengo la certeza que Lula, sabe muy bien lo que es una dictadura, pero, no sabe lo que significa la palabra “desagradable”. No tiene por qué saberlo, él mismo ha confesado, que él no lee nada y, cuando lo hace, lo que lee es la página de deportes de “O Globo”.
Les confieso que, yo en lugar de Maduro, me hubiese gustado más que el régimen fuera calificado, por Lula, de dictadura y a mí me llamara dictador y no que lo calificara de “desagradable”; porque, en última instancia la relación del dictador es con el poder, y querámoslo o no, el poder es quien ordena y no hay nada que le guste más a la gente que el orden cuyo encanto sobre la gente tiene tal magnetismo que, entre ellos (entre la gente y el orden) se establece una relación casi erótica.
Ahora, en las últimas horas de la tarde (jueves), cuando terminaba estas notas, vuelvo a imaginar, ahora, a Diosdado Cabello, Padrino López y a los hermanos Rodríguez, después de consultar en Wikipedia el significado de la palabra “desagradable” entrando airados al despacho presidencial (también me imagino que Maduro, tiene un despacho presidencial), increpando a Maduro gritándole (me imagino también que le gritan, cuando da muestra de algunas falencias de inteligencia, pues, ya todos sabemos que de inteligencia no se va a morir): No seas tonto Nicolás, Lula lo que te quiso decir es que el gobierno y, por supuesto, tú, que eres quien lo encabeza y nosotros también, somos desagradables. Y desagradable, tiene un significado inequívoco y, lo que te ha dicho, sin querer queriendo, que nuestro gobierno es: antipático, repugnante, malo, asqueroso, irritante, purulento, podrido, ponzoñoso, áspero, repulsivo, vomitivo, amargo, sulfuroso, virulento, bestial, espantoso, infernal, detestable, deforme, horroroso, horripilante, feo, piógeno, ulcerado, supurante llagado, infectado, granujiento y obsceno.
El anterior brote de alegría que había estallado cuando leyó la declaración de Lula, señalando al régimen no como dictadura sino como un gobierno “desagradable” desapareció y, volviéndose hacia donde estaba Cilia Flores, que estaba, en el “Salón de los Espejos” entretenida limpiando un cuadro inmenso de Chávez montado en el caballo blanco de Bolívar, le gritó: “¡Cilia! ¡Cilia! Para el documento de la mina para Lula. No le voy a dar nada a ese desgraciado y suspende definitivamente lo del Puente Nigales, el tercer puente sobre el Orinoco y cuanta vaina hemos aprobado para Odebrecht”. Me imagino, el largo silencio que sobrevino y a Maduro diciendo: “Menos mal que todavía nos queda Petro”.
@enderarenas