Creo que pasaran todos los años que le restan a cada uno de los venezolanos que hoy estamos vivos y jamás veremos otra cosa igual: la desaparición de una doscientas mil y pico de actas de escrutinio de las elecciones del 28 de julio.
La decisión del fraude había sido tomada mucho antes del 28 de julio. Tomando las previsiones, los voceros del régimen, como siempre atribuyéndole a los otros, lo que ellos son, lo que ellos mal hacen y lo que mal harán, pretendieron crear la narrativa que la oposición iba a gritar fraude y “obligaron “ a los sectores de la “oposición que no se opone” a firmar un acuerdo donde se comprometían a respetar la decisión, no del pueblo soberano, sino de respetar la decisión que emanara del ente electoral. Y de hecho fue así, porque efectivamente, el fraude estaba preparado por el único que podía cometerlo: El régimen.
Temprano de ese día 28 de julio, Jorge Rodríguez, dijo, al país que no podía dar resultados porque eso solo podía hacerlo el CNE, pero iba a dar una demostración implícita de los resultados, entonces, enseñó sus dientes y encías. Todavía no era, lo que ha sido después del día de la proclamación de Maduro como presidente, la “Reina de Corazones”. Esa tarde-noche estaba travestido de “Gato de Cheshire”, aún, cuando la votación masiva apuntaba a la enorme derrota que la oposición le había propinado.
Pero esta vez la mentira ha sido revelada.
En alguna parte de su “Rostro mañana” Javier Marías dice que la mentira reclama “capacidad de fabulación, y de improvisación e inventiva y memoria férrea, y arquitecturas complejas”, “atributos” de las cuales carece el régimen ( y por eso es cazado en sus mentiras), y aun cuando el régimen tiene todo el poder para ordenar los relatos, esta vez, la verdad ha salido a la superficie, corre de boca en boca, de pantalla en pantalla, y con su fuerza, la fuerza de la verdad, ha descolado al régimen, porque entre sus bondades y siempre es así, ella, la verdad, persuade y el mundo está convencido, de que el régimen ha cometido el más grande y grosero fraude de la historia electoral del continente.
Al régimen esta vez le ha fallado todo, incluso, el llamado “silbato para perros”, que podríamos graficar con aquel mensaje insólito gritado por Chávez: “Con hambre y sin empleo con Chávez me resteo”, y que una audiencia cautivada descifraba y respondía mansamente meneando la cola.
Los venezolanos buscan hoy, afortunadamente, otros caminos de salvación. En la búsqueda de ese camino encontramos a MCM y a Edmundo Gonzales Urrutia a quienes hemos asumido como la mediación para salir de un régimen, que hoy, ya es una dictadura plena.
Esta mujer, MCM y este hombre, Edmundo Gonzales Urrutia, no son providenciales y de concretarse el triunfo electoral, que el chavismo se niega a reconocer y aceptar, despareciendo las actas de escrutinio que en una proporción de 67% contra un poco menos del 30%, sentencia el triunfo opositor y la derrota del régimen, debemos estar preparados, para entender que la cantidad de problemas que el chavismo ha dejado de herencia, y que se materializa en la ruina del país, serán resueltos al día siguiente de tomar el poder.
Pero, léase bien, por primera vez, estamos cerca de salir de este laberinto, le hemos encontrado la salida, porque después de tantos desencuentros, el liderazgo ha reconocido, que era “él (el liderazgo) quien estaba dentro del laberinto”.
@enderarenas