La movilización convocada por María Corina y Edmundo González, en más de 350 ciudades del mundo y los alaridos de Maduro, Diosdado y Rodríguez, en sus precarias concentraciones, reflejan la grave disyuntiva en que se encuentra Venezuela y el Continente. Se impondrá el fraude electoral o se insiste en una salida negociada con quienes amenazan seguir gobernando sin legitimidad alguna.
Le será suficiente a la camarilla fraudulenta y violenta, que más de 20 países de la región, la Unión Europea y la ONU no le reconozcan su pretendido “triunfo”. Retrocederá unos pasos en su furia represiva, con saldos dramáticos de 25 jóvenes asesinados y más de 2 mil presos acusados de “terrorismo” sin el debido proceso.
Habrá esperanza de que a propósito del anuncio de la aplicación de mayores sanciones personales y de la posibilidad de ser enjuiciados ante la Corte Penal Internacional por delitos de Lesa Humanidad, estos truhanes antidemocráticos puedan ceder un ápice en sus propósitos de perpetuase en el poder.
Al parecer las diligencias realizadas por Petro, AMLO y Lula han fracasado, dado que Maduro no se cansa de vociferar que jamás negociará con la “ultraderecha fascista” y el iracundo Rodríguez, junto al jefe del Mazo y de todo el aparataje represivo del gobierno, no dejan de gritar que perseguirán y aniquilarán a los “fascistas” comenzando por la “La Sayona” y el “Inmundo”.
En su pretendido fraude, Nicolás intenta quitarse de encima no sólo a La Comunidad Internacional que le está exigiendo la publicación de las Actas, ahora ha concentrado su proceso fraudulento en El Tribunal Supremo de Justicia, sin que para nada intervenga el CNE y su títere Amoroso. Maduro aspira ser proclamado y dado por Cosa Juzgada la decisión que anunciará la presidenta del TSJ.
Tendremos una salida favorable a esta pretensión dictatorial. La gran protesta mundial ha indicado el camino. Con el ímpetu que nos acompañó el 28 de julio vamos ahora desde la Calle y en permanente negociación a la conquista de nuestra democracia.
