He escuchado el discurso de Carlos Prosperi, quien fue el candidato de AD en las elecciones primarias de octubre de 2023, donde MCM le sacó una estratosférica ventaja de más de un millón novecientos mil votos.
Prosperi, nos habla en plural, como si su pensamiento guiara a un colectivo, comienza su discurso diciendo: “Hoy hemos decidido hablarle al país”, es decir, como si fuera el vocero de “un nosotros” y uno se pregunta, quienes son “hemos”, su discurso sigue por caminos sinuosos, cuyo, desiderátum es desacreditar el planteamiento que hasta ahora ha sido la característica del discurso opositor.
Inicialmente: pensé, este es un hombre despechado, “está habitado por un sentimiento de venganza, que se apodera de él y lo ciega…. se siente herido en su virilidad y quiere recuperar su poder, solo lo apasiona el mal y es su único motor para seguir viviendo”. Solo que en su caso no ha sido abandonado por una mujer, sino que, quien le dio una patada expulsándolo de su vida (de la vida del ser amado) fue su propia organización política.
Después lo pensé mejor y como Prosperi, siguió el guion preestablecido de otros “opositores que no se oponen”, me dije, detrás de esto están los jefes del “potro de tortura” del régimen, léase Jorge Rodríguez, especialmente, y en menor medida Diosdado Cabello, no porque no tenga maldad, eso le sobra, sino que le falta inteligencia.
Estos episodios de trasvase de algunos antiguos “opositores” para apoyar a Maduro apuntan a la acostumbrada manera de hacer política del régimen que “organiza una serie de instantes” (denuncias de intentos de magnicidios, de conspiraciones e intentos de golpes de Estado, guarimbas desestabilizadoras, etc.). Instantes que el régimen organiza con la pretensión de que sean vividos por el país como procesos donde ellos son víctimas. Todos son acontecimientos sin duración, porque rápidamente se pasa a otra cosa, recordemos, por ejemplo, el referéndum sobre el Esequibo, del cual nadie se acuerda.
Cómo pudo, Carlos Prosperi, haber cambiado en el poco tiempo de menos de un año.
Entonces, recordé la entrevista que antes de las primarias le hizo “Efecto Cocuyo” y allí, Carlos Prosperi, se nos presentaba, a pesar de que ya la tendencia de los resultados de las primarias asomaban como irreversibles a favor de MCM, como un líder moral, desplegando las características fundamentales que definen a este: Rectitud (severidad y firmeza) y Generosidad (moderación y comedimiento), señalando que la unidad era vital para salir de la pesadilla Maduro ( esto es textual) y que él sería un soldado mas de quien resultara victorioso ( también es textual)
Su alocución y rueda de prensa apoyando a Maduro a quien le dora la píldora señalándolo como el “campeón de la Paz y del progreso del país” (también es textual) se nos revela como un hombre cuyo discurso unitario era un artificio y lo peor, se nos presenta, como un hombre de una “enorme fragmentación interior, sin identidad, sin afectos arraigados y sin lealtad de ningún tipo” y su relación con AD, a pesar, de su militancia, que según él fue de veinte años, terminó siendo una “relación de bolsillo”, esa que se saca del mismo cuando uno la necesita y vuelve a meterla en el bolsillo cuando ya no es necesaria.
Pobre Carlos Prosperi, pues, cuando todo esto pase, cuando la dictadura ya no este y la democracia sí y vuelva a ser nuestra realidad política, él tratará de olvidar este bochornoso episodio de su vida política, “porque el recuerdo lo humillará”.
@enderarenas
