La UE lamentó la “decisión unilateral”, que afecta los derechos y garantías electorales de la sociedad venezolana, y pidió al Consejo Nacional Electoral reconsiderar su posición.
La reciente decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela de excluir a la Misión de observadores electorales de la Unión Europeaen las próximas elecciones presidenciales ha generado un fuerte rechazo tanto en Venezuela como entre importantes actores de la comunidad internacional.
En efecto, tanto la líder de la oposición María Corina Machado como el candidato presidencial Edmundo González, así como los partidos que conforman la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), exigieron al régimen de Nicolás Maduro revertir esta arbitraria decisión. Por su parte, la Unión Europea lamentó profundamente la «decisión unilateral” del CNE, que afecta los derechos y garantías electorales de la sociedad venezolana, y pidió al CNE reconsiderar su posición.
La exclusión de la UE pone en riesgo la transparencia
La Unión Europea, en su respuesta, sostiene que «el pueblo venezolano debería poder elegir a su presidente en elecciones creíbles, transparentes y competitivas, respaldadas por la observación internacional, incluida la Unión Europea, que tiene un largo y distinguido historial de observación independiente e imparcial».
Similar a la postura de la Unión Europea, la Red de Observación de Integridad Electoral (Red OIE), que reúne a organizaciones de 17 países de América Latina con experiencia en observación electoral desde la sociedad civil, condenó enérgicamente la decisión del CNE. En su comunicado del 29 de mayo, la Red OIE manifestó que «la exclusión de observadores internacionales reconocidos por su imparcialidad y competencia técnica pone en riesgo la transparencia y la confianza en el proceso electoral».
Griselda Colina, directora general de la ONG venezolana Observatorio Global de Comunicación y Democracia, sostiene que el proceso electoral venezolano no se puede evaluar con los parámetros de un proceso electoral regular y que, dentro de este contexto, la exclusión de la Misión de la UE representa una pérdida significativa para los venezolanos que buscan a través de las elecciones una salida pacífica a la grave crisis que vive el país. «Con esta decisión del CNE», afirma Colina, «la sociedad venezolana pierde el acompañamiento y contención que generan estos grupos internacionales durante estos procesos. Durante las elecciones de 2021, por ejemplo, esas misiones sirvieron como una barrera que impidió muchos de los abusos documentados en procesos anteriores».
Infundados alegatos de Maduro
La razón que aduce el régimen de Nicolás Maduro, a través del comunicado del CNE del 28 de mayo pasado para dejar sin efecto la invitación que extendió a la UE, es que la UE había ratificado el pasado 13 de mayo las sanciones coercitivas y unilaterales dictadas contra «el digno pueblo de Venezuela».
Este alegato del régimen no parece sino una excusa para intentar justificar la arbitraria exclusión. Las sanciones impuestas por la UE ya existían en el momento en que se suscribió el Acuerdo de Barbados en octubre de 2023, en el cual Nicolás Maduro, a través de sus representantes, se comprometió de forma específica a invitar a una misión técnica de observación electoral de la UE para las elecciones presidenciales del 28 de julio.
Por otra parte, tal como lo aclaró el portavoz de la UE, las sanciones de la Unión «no afectan al pueblo venezolano ni a la economía. (…) Las medidas se dirigen exclusivamente a una lista limitada de personas, responsables de violaciones de los derechos humanos y de socavar la democracia”.
Maduro quiere destruir la ruta electoral
Para la dirigencia democrática, las verdaderas razones que llevaron al régimen a excluir a la misión electoral de la UE están vinculadas al fracaso de la estrategia de Nicolás Maduro para las venideras elecciones presidenciales. Esta estrategia ha consistido en bloquear la candidatura de María Corina Machado, fomentar la dispersión del voto opositor y desestimular su participación, con el objetivo de asegurar una victoria del chavismo en las urnas a pesar de contar con un bajo respaldo popular.
Sin embargo, de acuerdo con los últimos sondeos de reconocidas encuestadoras, estos intentos no han tenido éxito. Por el contrario, el voto opositor se ha concentrado en torno a la figura de Edmundo González, apoyado por María Corina Machado, y la intención de participación electoral rebasa el 70%. En consecuencia, la dirigencia opositora prevé que, a medida que se acerque la fecha de los comicios, el régimen de Maduro aumentará sus transgresiones y arbitrariedades.
Para María Corina Machado y Edmundo González, la decisión del régimen de Maduro de excluir a los observadores de la UE «ratifica su condición minoritaria y constituye una evidencia adicional del temor que tiene a una observación electoral calificada y con credibilidad, que deje constancia ante los venezolanos y el mundo de los intentos para impedir con manipulación el libre ejercicio del voto en la próxima elección presidencial”.
Por su parte, el dirigente opositor Julio Borges, ex presidente de la Asamblea Nacional, afirma que la decisión del CNE «es parte del guion de una dictadura que está tratando de destruir la ruta electoral, en la cual él está totalmente derrotado. Sin embargo, lo importante es que la determinación del pueblo venezolano en votar, en seguir unidos y en superar el obstáculo, logrará que en cualquier escenario Maduro salga derrotado”.
La observación electoral popular
En este contexto, la oposición venezolana resalta que el CNE no podrá impedir que el proceso electoral venezolano quede bajo la observación popular de millones de ciudadanos, no obstante haber burlado el Acuerdo de Barbados al excluir la misión de observación electoral de la Unión Europea. En los últimos meses, la oposición democrática ha trabajado arduamente en el plan 600K y la formación de los «comanditos», con el objetivo de crear una sólida maquinaria electoral que movilice y defienda el voto de los venezolanos.
Además, según recuerda Griselda Colina, «en Venezuela existe un conjunto de grupos de observación electoral nacionales que se van a desplegar en todo el territorio”. Asimismo, agrega, «el país se encuentra actualmente bajo la lupa de varios mecanismos internacionales de protección de derechos humanos, dentro de los cuales se encuentra el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, junto con la oficina del Alto Comisionado y la Oficina de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional. Estas instancias internacionales estarán pendientes de todo lo que suceda en el marco del proceso electoral».
Presión de la comunidad internacional
Para Julio Borges es fundamental que, a pesar de la decisión del CNE, la comunidad internacional mantenga una acción vigilante y coordinada respecto al desarrollo del proceso electoral venezolano. De esta manera, se dificultarían y encarecerían las futuras maniobras antidemocráticas de Maduro, con la esperanza de preservar la ruta electoral y facilitar un cambio democrático en forma pacífica en Venezuela.
Según Borges, «es muy importante que la Unión Europea y otros países libres occidentales se den cuenta de que Maduro no tiene ningún interés en negociar, dialogar o construir una solución democrática para Venezuela. Su único interés es permanecer en el poder. Por ello, este es el momento de ponerle la mayor presión internacional posible. Con esa presión de países de la región, como Brasil, México, Colombia y el resto del mundo libre, se le subirá el costo a las próximas acciones atroces que Maduro y su régimen intentarán cometer para destruir la ruta electoral, en la cual está totalmente derrotado».
Ramón Cardozo Galué/ DW