Ramón Cardozo Álvarez: ¿Qué costo pagan los venezolanos por la crisis educativa?

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Un reciente estudio de la UNESCO, titulado «El precio de la inacción», alerta sobre las consecuencias económicas del abandono escolar prematuro y la falta de adquisición de habilidades básicas, tanto cognitivas como no cognitivas. El estudio presenta evidencias que demuestran que, si no se toman medidas urgentes, el costo global de esta problemática alcanzará la enorme cifra de $10.000 millones anuales para el año 2030.

Estos costos no solo recaen sobre los gobiernos (costos fiscales). Una parte sustancial es asumida por los hogares (costos privados) y se derivan, entre otras causas, de la pérdida de ingresos futuros debido a menores oportunidades laborales; de la necesidad de pagar por educación privada o complementaria; y de los gastos adicionales en salud y seguridad como consecuencia de una educación inadecuada. Para el caso de la región de América Latina y el Caribe, el estudio de la UNESCO estima que los costos privados ascenderán a $1.776 millones anuales para el 2030.

Cuantificar en Venezuela los costos sociales (fiscales y privados) a causa de la desescolarización prematura y la deficiencia de habilidades básicas es una tarea sumamente compleja y desafiante. La política de opacidad gubernamental impuesta desde el año 2010 por el régimen chavista ha obstaculizado significativamente la recopilación y el análisis de información relevante y necesaria para este tipo de evaluaciones.

Sin embargo, a pesar de las limitaciones , diversos actores –investigadores, ONG y gremios de educadores– han logrado compilar, a lo largo de los últimos años, un conjunto de estadísticas reveladoras que ponen de manifiesto la magnitud de la profunda crisis educativa que atraviesa Venezuela tras más de dos décadas de revolución bolivariana. A partir de estos indicadores, se puede inferir que los hogares venezolanos y la sociedad en su conjunto están asumiendo un elevado costo, tanto en términos monetarios como sociales, como consecuencia de la desescolarización prematura y de un bajo nivel de competencias cognitivas o socioemocionales.

Alta exclusión del sistema escolar
Las cifras de abandono escolar prematuro en Venezuela de niños y jóvenes en edad escolar (3 a 24 años) han experimentado un aumento prácticamente sostenido durante los últimos diez años. Según datos de las nueve ediciones anuales de la Encuesta Nacional sobre Condiciones de Vida (ENCOVI), realizada por la Universidad Católica Andrés Bello, esta tasa pasó del 27% en 2014, al 34% en 2023.


Para el año 2023, de una población total de 11,6 millones de niños y jóvenes en edad escolar, 3,9 millones (34%) se encontraban totalmente excluidos del sistema educativo. Esta exclusión se agravaba aún más al considerar que 2,6 millones (34%) de la población escolarizada asistía de forma irregular a los centros educativos. De manera que, para ese momento, de cada 10 venezolanos en edad escolar, 3 estaban excluidos del sistema educativo, 4 asistían de forma irregular a las aulas y solo 3 lo hacían de forma regular.

Las proyecciones para el cierre del presente año escolar 2023-2024 presentan una situación aún más graves. De acuerdo con las declaraciones a medios de comunicación de Carmen Teresa Márquez, presidenta de la Federación Venezolana de Maestros (FVM), la deserción escolar este año supera el 50%.

Para hacernos una idea del impacto económico que puede ocasionar la tasa de deserción escolar en la economía de los hogares venezolanos, podemos tomar como referencia el caso de Perú. En este país, con una tasa de no escolarización en la educación secundaria superior al 18%, los costos económicos para los hogares debido al abandono escolar prematuro alcanzarían para el 2030 el 6 % del PIB previsto para ese año, según el informe de la UNESCO.

Escaso nivel de habilidades cognitivas básicas
Según se aclara en el informe de la Unesco, «pasar más tiempo en la escuela no significa necesariamente un mayor aprendizaje. Es posible que los estudiantes completen la educación primaria o secundaria y salgan con habilidades deficientes». Es por ello que en este informe se considera por separado la proporción de niños y jóvenes con habilidades cognitivas inferiores a las básicas (verbales y analíticas). Estas habilidades corresponden a las competencias del nivel 1 (alfabetización funcional) del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA).

En el año 2010, el régimen chavista suspendió en Venezuela la aplicación de las pruebas PISA. Como una alternativa para monitorear la calidad de la educación secundaria en Venezuela, la Universidad Católica Andrés Bello implementó en el año 2019 el Sistema de Evaluación de Conocimientos en Línea (SECEL).

Los resultados de la edición SECEL 2022-2023, basados en más de 23.000 pruebas diagnósticas, revelan que la tasa de reprobación alcanzó un alarmante 78,37% en el área de habilidades cuantitativas. Esto significa que solo 2 de cada 10 estudiantes lograron una calificación aprobatoria de 10 o más puntos sobre 20, con una nota promedio de apenas 7,53 puntos. En el ámbito de las habilidades verbales, la situación también es crítica, con un 55,04% de estudiantes reprobados y una calificación promedio de 9,11 puntos sobre 20. La gran mayoría de los estudiantes, por tanto, no alcanzó el nivel mínimo requerido en ambas áreas.

Para ilustrar el impacto económico que pueden generar los bajos niveles de habilidades cognitivas básicas en los hogares venezolanos, podemos volver a tomar como referencia el caso de Perú. En este país, según señala el informe de la UNESCO, el 60% de los niños, incluyendo aquellos que no asisten a la escuela, no alcanzan los niveles de habilidades cognitivas básicas. Este panorama se traduce en costos privados anuales que, para el año 2030, ascenderán al 18% del PIB estimado para ese año.

Los costos no monetarios de la crisis
El informe de la UNESCO también subraya las consecuencias no monetarias del abandono escolar prematuro y la falta de adquisición de habilidades básicas, que conllevan altos costos sociales. Entre estas consecuencias se encuentran el matrimonio infantil, el embarazo precoz, la violencia de pareja y un aumento en la incidencia de delitos.

Los datos del «El precio de la inacción» indican que cada año adicional de escolaridad secundaria puede reducir de forma significativa el riesgo de que las niñas se casen y tengan hijos antes de los 18 años. Las cifras también apuntan a que las jóvenes con habilidades básicas deficientes enfrentan un riesgo 69% mayor de abandonar la escuela antes de tiempo y tienen un 59% más de probabilidades de quedar embarazadas a una temprana edad.

En términos de delincuencia, el reporte señala que el abandono escolar prematuro aumenta la incidencia global de homicidios en un 8,7%, de robos en un 4,7%, de agresiones físicas en un 4,4% y de violencia sexual en un 2,9%. La deficiencia en las habilidades básicas presenta riesgos aún más altos, con una incidencia de un 39% mayor en robos, un 37% mayor en agresiones físicas y un 27% mayor en violencia sexual.

A la luz de los hallazgos del estudio de la UNESCO, Venezuela enfrenta importantes interrogantes que exigen respuestas urgentes: ¿Qué porcentaje de los altos índices de embarazo precoz, matrimonio infantil y uniones tempranas que ocurren en el país se deben al fracaso del sistema educativo? ¿En qué medida la delincuencia que azota al país tiene su origen en la profunda crisis educativa que la aqueja? ¿Qué proporción de los elevados índices de pobreza que agobian a los hogares venezolanos es consecuencia directa del sistema educativo fallido? ¿A cuánto ascienden los incalculables costos que los venezolanos han pagado y seguirán pagando por esta tragedia?

La profunda crisis del sistema educativo venezolano, legado de un cuarto de siglo de revolución bolivariana, se erige como el problema más crítico que amenaza el futuro de la nación.

DW