Hugo Delgado: El año clave

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El 2024 es el año clave para los planes de Gustavo Petro. Logró destruir los pactos que lo llevaron al poder y ahora desató sus ambiciones personales, su corrupción, su anarquía y los ataques contra quienes se opongan. El dedo y las redes le han permitido tomar la iniciativa ante la opinión pública y los medios sin evaluar los mensajes repiten como loros.

Este año es clave porque Petro no tiene mañana para materializar sus planes de mantenerse en el poder.  No es novedoso ese sueño, es el objetivo que se fijó el Foro de Sao Paulo, es  -por ejemplo- lo que  le ha permitido a la dictadura de los castro en Cuba mantenerse por más de seis décadas. Es inexplicable que las fuerzas democráticas todavía repitan los errores y no entiendan algo que es obvio. Incluso,  el ya fallecido ex presidente de Venezuela, Rómulo Betancourt, lo predijo hace más de medio siglo.

Pero los políticos que se hacen llamar demócrata parece que no leen o no entienden la historia del comunismo mundial, de las experiencias en China, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Corea del Norte, Cuba, Nicaragua, Venezuela, Argentina (solo que aquí les roncó Javier Milei).

Desde La Habana, Fidel Castro, logro llenar de sangre y pobreza a donde metió la mano, lo predijo Betancourt, sin embargo, en el caso Colombia, siguen obnubilados con la revolución de los barbudos, y con unos pocos sanguinarios armados mantienen una inestabilidad permanente, hace más de medio siglo. Los murales de la Universidad Nacional de Bogotá homenajean a los criminales cubanos y al genocida, Ché Guevara, porque la memoria parece no haber evolucionado y se sigue soñando con un imposible, del que solo los cabecillas de la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y del Ejército de Liberación Nacional son la élite que sacan provecho.

Petro encara con algunas dificultades su sueño de mantenerse en el poder en las próximas elecciones presidenciales de 2026. En el 2024 necesita consolidar sus finanzas para corromper a los opositores, principalmente de los partidos Liberal, Conservador y de la U. Sabe que la justicia tiene los brazos cortos, es inoperante, se vende al mejor postor  y solo estimula la impunidad.

Por eso le metió mano a las pensiones y al sistema de salud, con el apoyo de políticos corruptos. Logró que la corrupción ya no llamé la atención, ya no asombran los escándalos  que circulan en las redes, los que son contra atacados fácilmente por un Presidente que acusa, insulta,  sin que nadie ni nada le haga algo. La “noticia críminis” parece que se le olvidó al poder judicial y a los profesionales del derecho, evidenciando la peligrosa muerte de la verdad.

El atropello y hasta la desaparición física de quienes manejan información peligrosa que atente contra  la nueva nomenclatura colombiana, ya no llaman la atención.  Decía un jurista amigo, que los escándalos de corrupción vienen por temporada: Laura Sarabia y su hermano, la primera dama, el hijo de Petro,  Armando Benedetti, Ecopetrol, etc. Igual no pasa nada.

Colombia no es igual a Venezuela. Los que intentan dar explicaciones entablando realidades que son diferentes. A pesar que el recetario del Foro de Sao Paulo es el mismo, los contextos son diferentes. Lo sucedido en Brasil con el corrupto Ignacio Lula da Silva o en Chile con el pupilo, Gabriel Boric, lo evidencian.

Colombia tiene particularidades, en esta sociedad el Estado no es rico, como ocurre en Venezuela eso le facilitó el control a Hugo Chávez, el gobierno de Petro no cuenta con muchos recursos, y es el sector privado el que genera empleos, riqueza y financia el presupuesto nacional. Un segundo factor es la violencia, históricamente este país nunca ha vivido en paz; el tercero muestra una alta dosis de resentimiento y venganza producto de la violencia y de la desigualdad social; un tercer factor es el institucional; y cuarto es la élite gobernante, no siempre el Presidente es el que manda,

A pesar de este contexto complejo, Petro parece vivir en otro planeta. Con un insólito discurso asumió propuestas ambientalistas que limitan a las industrias del petróleo y el carbón,  sin pensar en los problemas de pobreza,  de financiamiento del presupuesto y  -lógicamente-  de desinversión que afecta el empleo y provoca la caída de los ingresos. 

En su afán de ser líder mundial interviene en los conflictos israelí-palestino y ucraniano-ruso, en Venezuela ha tratado de ayudar a su aliado del Foro de Sao Paulo, Nicolás Maduro,  y a cuanta cumbre mundial asiste habla de asuntos que se contradicen con la realidad que vive Colombia: violencia, caída de inversión, terrorismo de Estado,  indicadores de seguridad en rojo, debilidad institucionalidad, corrupción desenfrenada y cuestionamientos a su gestión.

La gestión de Petro es corrupta e ineficiente, se ha dedicado a crear anarquía y desorden para gobernar sobre las cenizas, porque no puede construir. Sus indicadores son negativos y aunque se quiere vender la idea del mejoramiento de su crecimiento y de los índices de empleo, estos dos factores han variado como resultado de la inversión pública y el crecimiento de la burocracia.

El chavismo quebró a “la gallina de los huevos de oro”, Petróleos de Venezuela,   porque le interesaba empobrecer a la sociedad para hacerla dependiente de sus migajas y así  controlarla  explotando sus necesidades. Por eso los gobiernos de izquierda  aumentan el gasto público, no para sacar a las mayorías de la pobreza, sino para ¡manipular a la población más fácilmente! Petro no es la excepción a la regla.

El afán de Petro es meter la mano en donde haya plata para poder corromper, financiar a su nomenclatura y a sus candidatos de cara a las elecciones del 2026,  y hacer un par de obras para proyectarse.  El asunto no es reformar la ley de pensiones, la gran interrogante  es cómo va a financiar el gasto de miles de millones de pesos que demandará este cambio, cuando los ingresos públicos están cayendo y Colombia se aproxima a una crisis presupuestaria peligrosa.

A Petro, como a la izquierda latinoamericana, no le importa el desastre que provoque, lo que le interesa es garantizar su permanencia en el poder y continuar el festín corrupto que todos los días sacude a las redes, sin que nada le pase a los bandidos que se roban los dineros de todos los colombiano. 

@hdelgado10