En el país con las mayores riquezas de Suramérica, bañado por el sol, donde las montañas y los valles se entrelazan con la historia, Nicolás Maduro no puede disimular el malestar que le causa la pérdida de popularidad. Hasta el punto de inventar intentos de magnicidio para justificar su ausencia en la calle en tiempos de campaña electoral. Se sabe derrotado. Las imágenes de la Venezuela profunda hablan por sí solas. Aun con el cierre y control de los medios, no han podido ocultar la verdad, que no es otra que el deseo de cambio que tiene el pueblo.
Presidente desde hace una década, la desesperación se ha apoderado de él ante la posibilidad cada vez más real de perder el poder que ha ejercido con tanto celo.
En un último intento por revertir su suerte recurre a la institución más poderosa de la nación: la Fuerza Armada. Creó un nuevo grado dentro del Ejército, el de «General del Pueblo Soberano», con la esperanza de que esta nueva estrategia gane el apoyo militar. Sin embargo, el escepticismo entre los mandos inferiores es palpable y muchos ven esta maniobra como una mera fachada, una promesa vacía más en el mar de las incumplidas.
La descoordinación en su gobierno es evidente. Los ministros y gobernadores parecen moverse en direcciones contrarias, sin un plan claro o unidad. Esta falta de coherencia lleva a Maduro a apostarlo todo a un «megafraude» electoral, creyendo que aún controla suficientemente el aparato estatal como para manipular el resultado a su favor. Y trata de manipular a la opinión pública advirtiendo que la oposición rechazará el resultado del 28J como parte de un plan desestabilizador.
En medio de la campaña electoral, cada visita a los estados revela más problemas. La falla de los servicios públicos tiene molesta a la población, que reclama las promesas hechas que quedaron en palabras huecas. Los gobernadores, presionados por órdenes imposibles de cumplir en plazos irrisorios, comienzan a distanciarse, temerosos de que el hundimiento de Maduro los arrastre también a ellos.
A medida que se acercan las elecciones, la crisis de legitimidad de Maduro se profundiza. Nada le está saliendo como quiere. Ni siquiera las falsas encuestas que lo dan como ganador han hecho mella en la intención de voto de ese pueblo que ve una esperanza en Edmundo González Urrutia, el candidato que cuenta con el apoyo de María Corina Machado, la ganadora de las primarias que se ha constituido en un símbolo de la recuperación de la democracia. Incluso en la Fuerza Armada, los rumores de descontento crecen; muchos oficiales de alto rango, que en tiempos pasados han seguido al gobernante chavista sin dudar, comienzan a cuestionarse esa lealtad hacia un presidente que les ha mentido, que se ha enriquecido y que ha destruido su patria.
Falta 1 mes para las elecciones. Tienen al CNE revisando con lupa todos los obstáculos que puedan incidir en una baja participación y sin testigos. Pero pareciera que no hay vuelta atrás. La organización y la movilización popular harán imposible un fraude a gran escala. Las primeras proyecciones apuntan a una derrota abrumadora. Es momento de que los generales de la Fuerza Armada reflexionen si quieren seguir respaldando al peor gobierno de la historia republicana o apoyan a los venezolanos que luchan por la democracia.
Y no se trata de una lucha de los “apellidos”, como se han empeñado en decir para confundir a la población, se trata de una lucha contra la ineficiencia en el manejo de los servicios públicos, en el manejo de la industria petrolera; una lucha contra la corrupción -¿dónde están los 23.000 millones de dólares robados por miembros de la cúpula del poder de los cuales nadie habla?-, una lucha contra los salarios y pensiones de hambre; una lucha por el bienestar que permita a los millones de venezolanos que abandonaron el país considerar la posibilidad de un retorno.
Hacer valer la opinión de los millones de venezolanos que votarán el 28J es tarea de todos.
Cuando Maduro y su círculo cercano vean que no hay posibilidades de fraude porque no se les permitirá, no les quedará otra opción que reconocer los resultados y enfocarse en la transición.
Venezuela toda espera ese día.
@antdelacruz_