Ángel Lombardi Boscán: Bombas volantes sobre Londres (1944 – 1945)

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“…un líder que no ha vivido la guerra. Yo sí la viví. La guerra son las bombas y el hambre. Hasta el final de su vida, mi madre llevó sobres de azúcar en su bolsillo, lo que dice mucho sobre las carencias de esa generación. Soy irreductiblemente pacifista”. Annie Ernaux, Premio Nobel de Literatura, 2022

Hitler fue un sociópata. No tenía discernimiento entre el bien y el mal e ignoró los derechos y sentimientos de los demás.

Ya en el año 1944 estaba perdido. Aunque no hay un solo testimonio de sus contemporáneos, ya sea en su propio bando o el de los enemigos, que se refiera a él como un derrotado. Hitler, que también vivía fuera de la realidad y padeció de la enfermedad del autoengaño, nunca permitió a sus generales y ejércitos: la retirada. Incluso, aquellas beneficiosas y fundadas en criterios militares profesionales.

Había que inmolarse en la defensa del ideal nacionalsocialista que encarnaba en su figura mesiánica y desquiciada. Los japoneses, otro pueblo orgulloso, hicieron otro tanto alrededor del honor. Conceptos estos de índole moral y que formaron parte de un imaginario de deberes de supuesta condición superior al de otras naciones u enemigos.

Matar, violar, torturar, encarcelar y destruir al enemigo era algo bueno. Ya que se hacía desde una lógica retorcida, aunque justificable, de acuerdo a los preceptos dominantes de quienes tienen la capacidad de imponerlos por la propaganda y fuerza.

Los Campos de Concentración de los Nazis, una aberración absoluta. Mientras que los Campos de Concentración donde fueron a parar los japoneses en los Estados Unidos: hoteles cinco estrellas. La Bomba Atómica fue buena en manos de los Aliados, de haberla utilizado Hitler: una condena unánime.

Los Kamikazes, ya hoy sabemos, que la mayoría murieron con miedo y hasta dudas acerca del sacrificio que hacían de sus vidas. Y que si podían escapar y librarse de esa muerte inútil, con mucho gusto lo harían. El cine, creador de mitos por excelencia, cuestiona esto que decimos.

Es un misterio del porqué los alemanes y aliados en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) no utilizaron los mortales gases venenosos de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). No creo que hayan tenido escrúpulos de índole moral o religiosos. Quizás pensaron que las armas químicas ya no tenían la eficacia de matar tantas personas como sí pasaba con las nuevas armas que ya se poseían, muy especialmente, las fuerzas acorazadas y aviación.

Lo cierto del caso es que Hitler, de haber tenido la capacidad de inventar la Bomba Atómica, es muy probable que la hubiese utilizado y con ello pulverizado a todos sus enemigos. Ninguno se le hubiera salvado. Primero se la lanza a los eslavos, pueblos del este europeo, a los que despreciaba por considerarlos subhumanos. Y más luego a los ingleses a quienes nunca perdono esa terquedad por resistir la poderosa maquinaria de guerra nazi entre 1940 y 1941.

En 1944, ya Alemania estaba rodeada. Luego del 6 de junio cuando ocurre el desembarco sobre las costas de Normandía y avance ruso a través de la Operación Bragation. El tiempo se le acabó a la Wehrmacht y Luftwaffe.

Las Bombas Volantes hicieron su aparición cayendo sobre Londres en los meses siguientes del asalto anglo-estadounidense sobre Francia. Esta nueva arma de guerra, la V-1 y la V-2, fue algo completamente revolucionario como nueva tecnología e implicó un gran temor entre las victoriosas fuerzas aliadas.

Solo que la capacidad industrial bélica de Alemania quedó pisoteada por la inclemencia de los bombarderos pesados aéreos que literalmente arrasaron con todo. De no haber sido por esto los alemanes pudieron haber cambiado el curso de la guerra, o en todo caso, extender su propia agonía.

Churchill le dedicó todo un capítulo en sus Memorias de Guerra que tituló: El Bombardeo sin pilotos. «En conjunto, se lanzaron contra Londres unas ocho mil bombas, de las cuales unas dos mil cuatrocientas lograron alcanzar su objetivo. El número de bajas entre la población civil fue de 6.184 muertos y 17.981 heridos graves». Estamos refiriéndonos a la V-1, el primer misil guiado en una guerra moderna.

El V-1 hizo más daño psicológico que en destrozos materiales. Ya que fue un arma muy imprecisa en la ubicación de los blancos, además de ruidosa. Por otro lado, los ingleses estaban preparados para reubicar sus defensas aéreas con cazas, cañones, radares y barreras de globos para reducir el impacto de los ataques. Sus espías habían informado oportunamente del desarrollo de esta nueva arma de guerra en Peenemünde, un pueblo en la costa báltica alemana.

Los aliados que no le iban a dar ninguna oportunidad a los nazis respondieron con los bombardeos en alfombra. Sobre la ciudad de Dresde entre el 13 y 15 de febrero de 1945, 1000 bombarderos pesados lanzaron 4000 toneladas de bombas arrasando con la ciudad que no representaba un objetivo militar explícito. Las víctimas civiles se cuentan entre 25.000 y 40.000.

Hacemos esta comparación para remarcar que el curso de la guerra no tenía vuelta atrás. Por muy novedosas que fueran las armas nazis, los aliados ya tenían bajo cerco a toda su retaguardia.

Aun así apareció la V-2. Y esta a diferencia de la V-1 era completamente silenciosa e indetectable. Ni Londres ni Amberes, donde fue arrojada, pudieron detenerla. Fue el primer cohete o misil balístico de largo alcance capaz de entrar en el espacio. Churchill dijo al respecto: «El cohete era en sí una impresionante conquista técnica».

Lo que salvo a los aliados de esta muy poderosa arma, que afortunadamente nunca pudo soportar capacidad nuclear, fueron los masivos bombardeos sobre las bases de producción y silos de lanzamiento. Algunas de esas bases estuvieron ubicadas en cuevas muy profundas dentro de montañas en las cercanías de París.

El avance vertiginoso de los ejércitos aliados, sobre los territorios ocupados por los alemanes luego de Normandía en junio de 1944, fue definitivamente, la solución final a esta terrible amenaza de las V-2.

«Durante los siete meses que transcurrieron hasta que nuestros ejércitos pudieron liberar La Haya, se dispararon 1.300 cohetes contra Inglaterra. El total de bajas causadas por la V-2 entre la población civil de Inglaterra fue de 2.724 muertos y 6.467 heridos graves. Por término medio, cada cohete vino a causar el doble de bajas que la bomba volante».

Wernher von Braun fue el científico alemán que diseñó la V-2, precursora del programa espacial moderno. En 1945 se entregó a los Estados Unidos y trabajó incluso en la NASA. Hay prisioneros de guerra que valen oro. Braun, fue uno de ellos.

DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN

@lombardiboscan