Años atrás, el economista, Ricardo Hausmann, advertía sobre las consecuencias de mantener políticas económicas erróneas por mucho tiempo. La crítica estaba dirigida a la forma como el régimen chavista ha manejado al país y las consecuencias que han empobrecido a la población y destruido su aparato productivo.
Además de las secuelas físicas, el exceso de permanencia de la nomenclatura generó vicios y relaciones perniciosas que afectan los valores y principios de la sociedad, dificultando las prácticas de los gobernantes y de quienes están llamado a generar oposición, estos últimos deberían ser los críticos del sistema, pero con el trascurrir de los años, estos representantes han imitado o reforzado las prácticas corruptas.
El exceso de recursos económicos que ingresó a Venezuela, produjo una indigestión que desvirtuó sus valores, generando comportamientos aberrantes en el sector privado como en el público, más obsesionados en el lucro personal y el control del poder, que en construir las bases de una nación preparada para asumir los compromisos del mundo del siglo XXI; contrario a ese proyecto de país, se empecinaron en reproducir los males del modelo petrolero, derrochador y corrupto, perdiendo así la oportunidad histórica de sanar sus males.
Es así que evaluar los organismos o instituciones administradas por unos y otros, en materia de poder, son similares. Unos roban más que otros o abusan de distinta manera de sus atribuciones, pero en esencia son simulares, generando un grado de irresponsabilidad reflejado en “una sociedad de cómplices”, en la que reinan los intereses individuales y no se miden las consecuencias sobre los sectores menos favorecidos.
La constante es el manejo irregular del poder y los recursos públicos, sin distingo de color o posición ideológica. Cuando se buscan culpables, es para justificar la ineficiencia o la trampa de un bando. La trama de Tareck El Aissami en Petróleos de Venezuela (Pdvsa) es una demostración de las guerras entre mafiosos, lo más cruel fue que el robó de más de 20 mil millones de dólares se produjo en plenas sanciones económicas impuestas por Estados Unidos de América, justificación argumentada por Nicolás Maduro para mantener los sueldos y pensiones miserables que paga el Estado y los hospitales en total desamparo.
La situación se ha tornado descarada. Por ejemplo, en el Zulia hay empresarios que financian al Partido Socialista Unido de Venezuela, y a otros de la oposición liderados por Un Nuevo Tiempo. Igualmente hay negocios en común como los denunciados en 2009 cuando se vinculó a un personaje de nombre, Manuel Carrillo, vinculado con Manuel Rosales. Este empresario tuvo el negocio de la recaudación de impuestos con el entonces alcalde chavista del municipio Libertador, durante la gestión de Jorge Rodríguez. Igualmente había operado las loterías del Zulia y de Margarita, y tenía contratos para la recolección de desechos sólidos con alcaldías opositoras y oficialistas.
Igualmente se habla de negocios entre rojos y opositores en Estados Unidos de América, de costosas propiedades y haciendas productoras de ganado vacuno, y de una red administrativa sostenida por una gobernación que realiza sus pagos desde Florida, y cuyo responsable es un politólogo (DS) que vive como un rey, dicen fuentes venezolanas en esa entidad federal, y donde también disfrutan sus fortunas mal habidas, un par de funcionarios cobradores de comisión JS y JdL). Es la dinámica de una sociedad minada por la corrupción que no para, a pesar de las manifiestas necesidades de una población empobrecida y del éxodo de más de 10.5 millones de venezolanos.
En el exterior la situación no es diferente. El enemigo de los venezolanos son los mismos venezolanos, especialmente con la oleada que ha emigrado en los últimos tres años. Claro que han salido buenos y malos, pero era obvio que eso sucediera porque las poblaciones de las zonas marginales que pasaban hambre y vivían en condiciones precarias también tienen derecho a buscar nuevas opciones de vida.
Las redes sociales y los pocos medios de información que divulgan las informaciones relacionadas con Venezuela, enfatizan en los hechos negativos, pero poco dicen de la gran cantidad que trabajan duro en EUA, especialmente en los turnos nocturnos, y que ayudan a sus familiares y amigos que están en el país. Muchos jóvenes enderezaron sus vidas, ahora laboran con honestidad, consolidaron sus vidas y le encontraron sentido al concepto de familia. Pero eso no es noticia, lo importante es destacar lo malo. Todas las comunidades migratorias que llegaron a Norteamérica, italianas, mexicanas, irlandesas, alemanas chinas etc, tuvieron sus lados nada buenos.
En esta época electoral, los desesperados venezolanos tienen fe en lo que puede suceder en julio. Si hacen elecciones limpias, cosa que no está pasando, evidentemente la oposición arrasa, porque nadie quiere a Nicolás Maduro. El asunto es que el sistema electoral está viciado y eso no parece importar. Mientras, el chavismo está aplicando una premisa escrita por Sun Tzu: “Debemos fingir debilidad, para que el enemigo se pierda en la arrogancia”, por eso hay que ser cauto para no cometer errores.
Son 25 años de gobernanza del chavismo, han demostrado no tener ningún tipo de escrúpulo, roban, asesinan, mienten, se burlan de la legalidad y de la presión internacional. El tiempo ha evidenciado que sus actos no son penados y al final del cuento siguen gobernando. Esa experiencia no puede menospreciarse y los pasos a seguir por María Corina Machado, los partidos que la apoyan, al igual que la sociedad civil cansada de una crisis que parece no tener fin, deben ser pensados, llenos de fe, pero sin menospreciar al enemigo.
@hdelgado10