Ante la eventual pérdida del poder del chavismo, hasta ahora gobernante, todo el país opositor habla de transición. En el caso venezolano, la transición ha sido conceptualizada primero, tanto en su oferta opositora como en la oferta actual que hace o pretende hacer el régimen en caso de que la posibilidad de cambio gubernamental se materialice el 28 de julio.
Todos esperamos que su operacionalización sea efectuada por la oposición democrática. La oferta que pudiera operativizar el régimen no sería más que un endurecimiento brutal de la dictadura.
En realidad, no me gusta decirlo, pero, “Transición” se ha
convertido en “una palabra de moda”, de tal manera que alguien puede pasar por especialista en política o de analista político si pronuncia tal concepto: “…es que, lo que está planteado es una transición” o esta: “la transición ha comenzado”. Una vez que se pronuncia, quien la ha pronunciado se hace merecedor de la expresión: “Este tipo si sabe”.
Yo mismo, que no se casi nada, la utilizo ad nauseam, para señalar, que la propuesta de transición, tanto la hecha por la oposición como la que pretende realizar el régimen, no será un proceso pacifico y sosegado, sino profundamente conflictivo.
Así que los venezolanos estamos enfrentando dos propuestas de
transición política: la propuesta democrática y, dado, que el régimen ha
demostrado mas de una vez que su naturaleza y objetivo final no está tanto en gobernar, pues lo ha hecho demasiado mal, sino mantenerse en el poder a costa de cualquier cosa, subrepticiamente nos ofrece su propia propuesta, esta con la pretensión de materializarse en caso de perder, como todas las evidencias auguran, las elecciones del 28 de julio.
La propuesta de transición democrática es la que encabeza
Edmundo Gonzales Urrutia y María Corina Machado. Ella apunta a la recuperación, instalación y consolidación de la democracia como sistema y como gobierno.
Es una propuesta cargada de incertidumbre como toda propuesta de transición política que, además, enfrenta innumerables obstáculos que el régimen ha implementado contra su opción electoral.
Es un proyecto que es en si mismo una paradoja, pues siendo un proyecto liberal-conservador es una verdadera propuesta revolucionaria frente a la opción del régimen que se ha transmutado en un proyecto regresivo.
El proyecto democrático sugiere: “cambios y transformaciones en el campo institucional …. en los mecanismos de participación, en el comportamiento político y las reglas del juego político…” y cambios en la lógica y relaciones económico-sociales y transformaciones en el eje nacional-estatal instaurado por la dictadura.
Al día de hoy, aun con la incertidumbre reinante, tal
proyecto, es asumido por la mayoría como un cambio para lo mejor.
Así que la transición hacia la democracia está abierta, en primer lugar, porque la crisis del régimen es evidente y la profundidad de su crisis le hace imposible ofrecer la recuperación de las viejas certezas que Chávez había creado mediante el boom petrolero. Por otra parte, con el ascenso de Maduro al poder, el régimen con su errática gobernabilidad ha sido rebasado por la dinámica social que se ha disparado bajo el liderazgo de María Corina Machado.
Pero, advertimos, que el régimen cuenta con el poder del Estado y tiene sobre la mesa todo un menú de opciones para interrumpir el libre tránsito al cambio político pacífico. En este sentido, las Fuerzas Armadas juega un papel fundamental sobre todo cuando esta es manejada por hombres, que cuando uno los piensa, los ve y les escucha sus retóricas se siente nostalgia por los monos, con el perdón de los primates
La apuesta una vez que el costo de una salida del poder, que parece una certeza, sea demasiada alta para la nomenclatura gobernante, esta pretende que sobre la FAN recaiga la recomposición de la dictadura y, como consecuencia, la imposición de la otra oferta de transición que se articularía en torno a una dictadura plena sin el enmascaramiento del modelo hibrido que Chávez había fundado.
Este proyecto se caracteriza por el regresismo que materializaría el estatus presente con características más duras de la que actualmente caracteriza el régimen.
Solo, que ahora, este presente ya es imposible conservarlo. Y ahora, estoy seguro, que la época en la que los ciudadanos del país, reducidos a meros habitantes del mismo, buscaban afanosamente a un gorila ya ha pasado. Esa ha sido la virtud del movimiento ciudadano estructurado en torno al nuevo liderazgo: la recuperación del ciudadano como el sujeto del momento actual.
@enderarenas