Hugo Delgado: Ley a conveniencia

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Latinoamérica se ha convertido en un reducto de experimentos para la democracia, siendo los grandes perdedores los ciudadanos honestos que ven a su dirigencia política con desconfianza. Pero el peor ejemplo lo están dando los izquierdistas adeptos al Foro de Sao Paulo, que en un afán reivindicativo, cambian su nombre por el de Grupo de Puebla, para tratar de tapar los errores cometidos por sus líderes corruptos e ineptos como Hugo Chávez, Ignacio Lula da Silva, Cristina Krichner, Alberto Fernández, Rafael Correa, Gabriel Boric, Daniel Ortega, Andrés López Obrador, Gustavo Petro y Evo Morales, etc.

La izquierda que se sigue robando banderas para monopolizar temas como el medio ambiente, la pobreza,  la justicia social,  la reivindicación de las mayorías excluidas, la desigualdad, desperdició su oportunidad histórica de acoger las nobles aspiraciones de las mayorías injustamente tratadas. Ahora solo monopolizan  esos intereses para llegar al poder, usufructuar los recursos públicos, vivir como los propios millonarios , no rendir cuentas y destruir cualquier vestigio institucional que limite sus poderes y sancionen sus actos irregulares.

Las dos décadas vividas en el siglo XXI solo muestran personajes izquierdistas que  han resultado peores gobernantes que las élites que la antecedieron, con el agravante que las banderas enarboladas han fracasado, ocasionando mayores problemas de pobreza, destrucción de las instituciones que soportan la democracia, impunidad y mayor corrupción.  La frustración de las masas resentidas que votaron por ellos con la esperanza de alcanzar la justicia histórica, es evidente, al punto que ya varios países de Latinoamérica comenzaron a ver para el otro lado: La derecha liberal  capitalista.

Es lógico que ante cualquier acción hay una reacción y que dos décadas de gobiernos ineptos y corruptos dejaron un sinsabor. Eso sucedió en la Argentina de los Kirchner, la Bolivia de Evo, el Ecuador de Correa, el México de López Obrador, la Colombia de Petro, el Brasil de Lula, la Venezuela de Chávez y Maduro. Detenerse en el análisis de sus gestiones es suficiente para determinar que sus verdaderas intenciones son las de perpetuarse en el poder, destruyendo a todo lo que se oponga a sus intereses.

Lo ocurrido en Argentina con la llegada de Javier Milei, en El Salvador  con Nayib Bukele, en Ecuador con Daniel Novoa y en Perú con la destitución de Pedro Castillo,  son signos que muestran que las poblaciones se están cansando de estos experimentos que están llevando a los países latinoamericanos al caos y la pobreza. La izquierda que se vendió como  la propuesta reivindicadora ha demostrado que son peores que la enfermedad.

Para ellos lo que vale son sus propuestas y han demostrado que su único objetivo es el poder. Son sordos ante cualquier planteamiento que los cuestione y viven en un mundo teórico/soñador que en nada beneficia a los más necesitados. Ocurre con el presidente de Colombia Gustavo Petro, que prefirió inmolar el sistema de salud solo para garantizar recursos económico para alimentar sus clientela política corrupta y acrecentar la burocracia del Estado para garantizar los votos para  sus posibilidades de reelección en 2026.

Es lógico que su fracaso será evidente porque así lo demostró en su gestión en la alcaldía de Bogotá, pero antes que eso ocurra lograra su objetivo de crear una masa de apoyo con la burocracia que se formará con la expropiación de las Entidades Prestadoras de Servicio de Salud con miras a las elecciones de 2026.

El daño poco importa, lo que interesa es la garantía de mantenerse en el poder. Y es que en Latinoamérica esos experimentos han resultado en fracasos, sucedió en  Argentina y en Venezuela, las empresas públicas y las expropiadas fallaron y dejaron una masa burocrática improductiva, sin soporte económico y empresas quebradas.

La mafia de la izquierda latinoamericana solo ha servido para arruinar a sus países y garantizar la impunidad para sus líderes corruptos, que luego de usufructuar los recursos públicos no pagan por sus pecados.  Unos a otros se resguardan, Evo Morales luego de su expulsión de Bolivia fue protegido por el presidente de Argentina, Alberto Fernández, o con Rafael Correa, que luego de ser denunciado por el asesinado  precandidato presidencial, Fernando Villavicencio, recibió la protección de Bélgica, alegando persecución política, cuando habían pruebas suficientes de su corrupción con la empresa petrolera China, la construcción de la represa Coca Codo Sinclair, la trama arroz verde y negocios oscuros con Alex Saab. Piedad Córdoba y Hugo Chávez.

El ingreso al espacio diplomático de la embajada de México en Quito (05-04-2024) para sacar al corrupto ex vicepresidente de Correa, Jorge Glas, es una violación a la ley internacional, pero también hay que analizar la injerencia en los asuntos internos de Ecuador, días antes, de López Obrador cuando puso en duda la legitimidad de Novoa porque fue favorecido por el asesinato de Fernando Villavicencio ocurrido el 9 da agosto de 2023, nada más lejano de la verdad porque antes de su muerte iba a presentar nuevas pruebas de corrupción contra el pupilo del Foro de Sao Paulo,  implicado en casos de corrupción de miles de millones de dólares relacionados con el Odebrecht de Lula da Silva, Petrochina, etc.

El asilo otorgado por el gobierno mexicano protegía al corrupto Glas, es un lunar más dentro del mundo de la impunidad de la izquierda Latinoamericana que a su conveniencia la aplica, para favorecer a sus peones. Mientras el silencio cómplice oculta casos graves como el ocurrido en Chile, recientemente y que ya nadie dice nada, relacionado con el crimen del teniente, Ronald Ojeda, quien en calidad de asilado por el izquierdista, Gabriel Boric, fue secuestrado y asesinado por un presunto comando de la contrainteligencia del régimen de Nicolás Maduro.

La injerencia violenta, diplomática y financiera, de la izquierda en los asuntos  de los gobiernos que no comulgan con su credo, es constante. Suficiente es escuchar los pronunciamientos de López Obrador, Petro, Lula, Maduro, Ortega, Díaz Canel (todos salen en coro al ataque) para evidenciar cuáles son sus intereses comunes, mientras -obviamente- guardan silencio ante los atropellos chavistas contra la precandidata de la oposición, María Corina, o  la ley que silencia a la oposición venezolana, o los ataques a la embajada de Argentina en Caracas. 

@hdelgado10