El evento del 28 de julio podría significar la ruptura de la coalición que sustenta a Maduro en el poder, si éste se ve forzado a desconocer una derrota, asegura estudio.
La elección presidencial del 28 de julio en Venezuela tendrá las características más restrictivas de la última década. Sin embargo, este evento, a pesar de no garantizar comicios libres y justos, puede significar el quiebre de la coalición gobernante, un evento necesario para podría comenzar a dar paso a un proceso que garantice la transición a la democracia.
Los más recientes estudios de opinión pública demuestran que a pesar de la inhabilitación a María Corina Machado, el deseo de los venezolanos por participar en los comicios se mantiene intacto, a la vez que el apoyo exhibido a Machado en las encuestas pudiese ser transferible a otro aspirante unitario de la oposición.
Durante el evento “La visión venezolana para las elecciones de julio”, organizado por el Atlantic Council en Washington DC, Jesús Seguías, director de la firma Datincorp sostuvo que 80% del país está deseando un cambio.
En un escenario en que María Corina Machado pudiese competir en la elección, hasta 70% de los electores dice que votaría por ella.
Esta es, a juicio de Seguía, la explicación principal para que el gobierno de Nicolás Maduro decidiera inhabilitarla.
Si la intención de voto de los ciudadanos se evalúa sin incluir a la figura de Machado, el director de Datincorp sostiene que en este escenario 14% votaría por Nicolás Maduro y 53% manifiesta que lo haría por un candidato unitario opositor.
Por su parte, Félix Seijas, director de la firma Delphos sostuvo durante el evento que la amplia mayoría de los venezolanos considera que, a pesar de la inhabilitación a Machado, no se debe abandonar la ruta electoral.
Para Seijas “la unidad es el gran candidato opositor, siempre con la primaria como referencia por ser el hecho legitimador” de allí que los números señalan que 50% de los encuestados votaría por un candidato designado por la Unidad y María Corina Machado, 25% apoyaría a un candidato de la plataforma unitaria sin Machado, y 20% aseguró que votaría, dependiendo de quién sea el candidato”.
Aunque los estudios de opinión pública sugieren que es muy baja la probabilidad de victoria de Maduro, su estrategia de generar dispersión del voto y conducir a la oposición a un nuevo boicot electoral puede reducir notablemente la posibilidad de que se produzca un quiebre de la coalición gobernante.
Si la oposición no logra articularse en torno a una candidatura unitaria, la probabilidad de que la elección del 28 de julio provoque el quiebre necesario en el gobierno de Maduro se reduce significativamente.
Según el director de la firma Datanálisis, Luis Vicente León, “la probabilidad de que ocurra una transición y la calidad de los procesos de negociación se consiguen si se dan las condiciones para promoverlas. Debe haber una reducción de los costos de salida y los costos de permanencia tienen que ser muy altos. Si analizamos las características de hoy, vemos que no están dadas aún esas condiciones”.
Según León “la negociación de hoy está más relacionada con el intercambio de presos o de intercambios para que la gente no se muera de hambre. Pero las condiciones que abren la puerta de la transición no existen porque ni las amenazas de Estados Unidos son suficientes para imaginar que Maduro va a arriesgar su cabeza. Es por eso por lo que el gobierno intentará evitar cualquier riesgo significativo de salida”.
Una nueva negociación
Según el análisis de coyuntura de la firma Carpe Diem, la elección del 28 de julio puede significar la ruptura de la coalición que sustenta a Maduro en el poder, si éste se ve forzado a desconocer una derrota electoral que implique su salida del poder.
En este informe se indica que el mejor escenario para Maduro es que se repita una elección similar al evento presidencial de 2018, cuando el boicot electoral de los principales líderes opositores -incluida Machado- le permitió a Maduro ganar la elección, a pesar del amplio descontento sobre su gestión.
Los analistas de la firma sostienen que, a partir de la derrota de Maduro, o del intento de éste por desconocer los resultados, podrá iniciarse una nueva etapa de negociación para lograr definir el proceso de transferencia de poder, impulsada especialmente por los grupos políticos y económicos del gobierno que necesitan reinsertar al país en el mundo occidental, y que temen las consecuencias para su supervivencia política y financiera de una nueva etapa de aislamiento generada por el desconocimiento de los resultados electorales.
No obstante, advierten que para que esto ocurra es indispensable que la oposición participe en la elección con un candidato unitario, que tenga el respaldo de Machado.
El politólogo John Magdaleno explica que “la mejor estrategia para luchar contra los excesos y atropellos que suelen cometer los regímenes autoritarios, teniendo en mente el objetivo de democratizar o democratizar un país, según el caso de que se trate, es elevar los niveles de organización, articulación y coordinación estratégica entre los más diversos sectores de la sociedad, incluidas las organizaciones de la sociedad civil y los partidos políticos. Esta es una primera condición clave para poder plantearle, ulteriormente, dilemas estratégicos a las autocracias”.
Magdaleno sostiene que “una autocracia que encara múltiples presiones puede llegar a perder en las urnas electorales frente a una oposición organizada, articulada y coordinada. Más aún, no son pocos los casos en los que la autocracia intentó evitarlo, bien sea mediante irregularidades severas o un fraude, y esto último desencadenó protestas u otro tipo de acontecimientos que pusieron en aprietos al régimen político”.
@puzkas