El 22 de octubre diversos sectores de oposición democrática culminan una primera etapa importante para elegir un candidato(a) de unidad para optar a la presidencia de la República en las elecciones del 2024.
El elector en las primarias tiene la oportunidad de seleccionar su candidato(a) en un espectro amplio y plural, que es una fortaleza de este proceso.
Otras fortalezas es que hay un fuerte compromiso de todos los candidatos y candidatas a respaldar a quien resulte ganador.
A partir de allí es importante mantener la unidad en torno a un programa mínimo acordado en la pluralidad y en función de su factibilidad práctica y de gobernabilidad que la transición exige.
Sin odios, sin sectarismos excluyentes hay que salir a convocar a todos los venezolanos para que participen y voten por y para una democracia plena, decente, eficiente, institucional, constitucional.
Nuestra condición de ciudadanos nos da el derecho a votar, opinar y criticar a los gobernantes, pero igualmente crea la obligación de la participación con el voto y en la llamada contraloría social a diversos niveles y circunstancias, así como en la expresión directa de problemas y posibles soluciones.
Los gobernantes no pueden ignorar la «voz del pueblo» o mejor decir la «voz del ciudadano» por vía directa o como opinión pública o a través de gremios, partidos políticos e instituciones.
Hay que votar para derrotar un mal gobierno y un proyecto político hegemónico y autoritario, pero ello no significa una política de venganzas y retaliaciones sin menoscabo de las responsabilidades personales por delitos cometidos.
En el acto de votar no se agota la idea de democracia, pero sin votar y lo más importante, sin un sistema electoral confiable y transparente que garantice el respeto y acatamiento a sus resultados, no se podría hablar de Democracia.
@angellombardi