Neuro Villalobos: El derecho a ser libres

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Una mujer simpatizante del candidato opositor, Henrique Capriles Radonski muestra su maquillaje alusivo a la bandera de Venezuela durante la llamada marcha Heroica realizada en Caracas, Venezuela. 7 Abril 2013. (Foto/ivan gonzalez)

El hombre pone su honor en el mérito propio y es juez supremo de sí mismo: asciende a la dignidad. La sombra pone el suyo en la estimación ajena y renuncia a juzgarse: desciende a la vanidad. José Ingenieros.

Hay que tener mucho coraje que es el secreto de la libertad, según Pericles, para enfrentar las adversidades, la incertidumbre, el desánimo y la insensatez. Se percibe en el ambiente venezolano que el miedo ha calado muy profundo. Es obvio, se tiene miedo a la sinrazón de la muerte y a la inseguridad desatada por quienes estarían obligados a proteger a los ciudadanos.

Existe temor a perder el trabajo o las dádivas comprometedoras que es el fin último de las misiones; o a aparecer en nuevas listas denigrantes como la de Tascón. Temor a la parcialización de la justicia, a la ideologización de la educación, a la pérdida de la propiedad, a la mediatización del voto y a la indeseable militarización de la vida civil. Es un miedo generalizado, paralizador, que es lo que procura el régimen, a lo cual se suma la repudiable traición de quienes alguna vez se declararon en oposición al oprobioso régimen que nos reprime.

Estamos en presencia de una dictadura abierta y aberrante, negadora de las libertades individuales y colectivas, aunque sus socios a nivel mundial traten de encubrirla con eufemismos.

El miedo es libre y el miedo a la libertad se hace más visible en determinados momentos de la historia, porque para ser libres hay que asumir responsabilidades. La reflexión, la autoconciencia, nos debe ayudar a disipar nuestra confusión, si existe alguna, y temores, para pasar a la acción. Cuando alguien encuentra su camino, nos dice Paulo Coelho, no puede tener miedo, “tiene que tener el coraje suficiente para dar pasos errados. Las decepciones, las derrotas, el desánimo, son herramientas que Dios utiliza para mostrar el camino.”

El presente y el futuro nos exige esfuerzo y nos deben reanimar en la lucha por la democracia y la libertad. Hace ya más de una década que el Episcopado venezolano nos señaló un camino en su exhortación “Pensamientos de paz y no de aflicción” en la cual nos hizo un llamado para asumir nuestra responsabilidad y al mismo tiempo “rechazar cualquier conducta de discriminación e intolerancia, venga de donde viniere, a combatir con vigor las actitudes de indolencia, indiferencia, resignación y desesperanza; a defender la libertad y la dignidad humana.” Esa exhortación ha permanecido vigente desde entonces, es un llamado a iniciar un camino de recuperación de nuestra sensatez porque no tener miedo es el camino de la sabiduría.

Tenemos que estar claros de que en Venezuela iniciamos el siglo XXI con el retroceso metido y mirando por los retrovisores cuando lo que correspondía era mirar hacia adelante, buscando un nuevo humanismo que fijara su atención en el desarrollo científico y tecnológico que ya en esa época nos arrollaba a gran velocidad. Ubicarnos en la sociedad del conocimiento y no en un nuevo totalitarismo egocéntrico encubierto con un manto democrático que sedujo a muchos.

Ya lo hemos dicho antes y lo repetimos nuevamente, en nombre del socialismo redentor se encubren afanes militaristas y totalitaristas cargados de resentimiento y odio, revestidos de sensibilidad social. En su nombre se agazapan rasgos del más rancio fascismo y del nazismo, a pesar de que la historia está plagada de ejemplos de que ninguna forma de organización social que constriña las libertades y la democracia puede tener futuro. Todo lo contrario, los seres humanos que hemos aprendido a serlo privilegiamos ese derecho natural a ser libres y así lo hemos proclamado.

Como dice Fernando Savater:”Hay que nacer para ser humano, pero sólo llegamos plenamente a serlo cuando los demás nos contagian su humanidad.”. Sin duda hay socialismos para todos los gustos, como alguna vez lo dijera el fallecido sociólogo venezolano Rigoberto Lanz, pero el modelaje político y de vida de Hugo Chávez continuado por Maduro y los herederos del primero, carente de ética, principios y valores, nos han revelado las verdaderas malas intenciones de quienes han venido a vender la idea de que ese puede ser un camino de redención y justicia social.

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