Uslar Pietri fue para los venezolanos una especie de luz en la oscuridad. La conciencia lúcida de un profeta en el desierto. Su prestigio intelectual fue la de un Rey Salomón sabio y ceremonioso que dictaba consejos y reprimendas a unos venezolanos díscolos.
Su porte y altura corporal intimidaba; su voz se nos hizo inconfundible por su perfecta dicción y léxico frondoso. Llevó a cabo una labor cívica y pedagógica a gran escala en un país analfabeta y con vocación para la violencia indómita.
Sus «Valores Humanos» hicieron a la Historia «popular». La mayoría se acomodaba frente al televisor sin entender nada de las peripecias de Torquemada o Francisco de Miranda aunque les bastaba el hechizo apasionado de un maestro locuaz y convincente.
Uslar Pietri fue el principal crítico serio y creíble de la Democracia iniciada en 1958 bajo el monopolio de AD y COPEI. Y puede que también haya sido, sin proponérselo, el principal sostenedor ideológico de su defunción.
El inmenso prestigio de Uslar Pietri se labró en las letras en un país sin letras. Sus cuentos son magníficos y su novela: «Las lanzas coloradas» del año 1931 es lo mejor que se ha escrito para comprender la Independencia nacional desde la ficción. Uslar Pietri no cedió al chantaje patriótico ya enraizado en la sociedad venezolana de ese entonces. Simón Bolívar es una figura ausente en ésta magnífica novela histórica. Además, fue capaz de entender, diríamos que intuitivamente, la verdadera causa de fondo de la degollina cósmica que fue nuestra guerra de exterminio: los odios de clase junto a los étnicos dentro de una sociedad estamental rígida y despótica.
Uslar Pietri también fue un «animal político» incursionando en un territorio extranjero ya que en la política venezolana los civiles desde los tiempos de Andrés Bello y José María Vargas fueron desterrados.
Uslar Pietri nació en 1906 en el centro de Venezuela entre Caracas y Maracay donde se concentró el poder político. Su admiración comedida a Juan Vicente Gómez es la misma que le profesó Manuel Caballero como el Padre de la Paz.
Se involucró en la política con López Contreras y Medina Angarita de manera estelar. De hecho, fue el político civil con más protagonismo y el heredero al trono presidencial. Sólo que el 18 de octubre de 1945 se le atravesó y cortó las alas.
Uslar Pietri nunca perdonó a Rómulo Betancourt ni AD haber abortado la más ejemplar transición de la dictadura a la democracia que Venezuela experimentó entre 1936 y 1945 siendo él mismo uno de sus principales arquitectos.
Combatió civilizadamente a AD y COPEI. Creyó en la Democracia y el Estado de Derecho aunque nunca mantuvo silencio ante sus desvíos y errores. La corrupción pública nacional le asqueaba y sostenía que se debía «sembrar el petróleo». Naturalmente, no le hicieron caso. Los que mandaban encontraron en las rutinas civilistas de Uslar Pietri, llenas de argumentos razonables y lúcidos, un incordio recurrente. Su probidad era un recordatorio en forma de látigo de que desde los poderes públicos no se estaba haciendo bien lo que tocaba hacer bien.
Lideró al grupo de «Los Notables» que solicitó la renuncia de CAP 2 en un momento de crisis nacional aguda que se alineó con el descontento en los cuarteles. 1992 y sus golpes militares algo le deben también.
A Chávez, descubierta la baraja, lo tildó de inculto y peligroso para la salud democrática de Venezuela. Descubrió, ya tardíamente, que el remedio fue peor que la enfermedad.
Uslar Pietri, hombre del siglo XX, fue un buen ejemplo de una venezolanidad en positivo. Su máxima aspiración era que: “ningún venezolano se sienta oprimido”. Su obra y pensamiento merecen ser conocidos por las nuevas generaciones de venezolanos para ayudar a inspirar una nueva confianza en la recuperación del país.
DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
@LOMBARDIBOSCAN
Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia
Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario de LUZ