Eugenio Martínez: Venezuela, otra vez a las puertas de una recesión

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Según el análisis de los integrantes del centro de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB se indica que, si bien durante 2022 «se incrementaron los ingresos externos, lo hicieron sobre bases poco sostenibles».

Venezuela podría estar a las puertas de un nuevo ciclo recesivo y perder la senda del crecimiento que se anunciaba durante el 2022 y que realmente respondía a que quienes poseían dólares y realizaban transacciones en esa moneda, lo cual creo una imagen de dolarización.

Los números del último mes ya muestran una variación considerable de los principales indicadores. Según la organización Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), la inflación mensual se ubica en 2,5%, la inflación acumulada llega a 71,8% y la inflación interanual alcanza 471%.

En esta nueva coyuntura, la economía venezolana ha vuelto a mostrar evidencia de sus vulnerabilidades estructurales, después de una aparente recuperación que mostró ser menos sostenible de lo que inicialmente se esperaba.

Leonardo Vera, miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y experto en Macroeconomía y Desarrollo asegura que “existe un elevado riesgo de que la breve recuperación económica que exhibió Venezuela entre mediados de 2021 y 2022 se revierta en 2023”.

Desde su perspectiva “si bien las agencias y analistas esperaban a finales del pasado año un crecimiento para Venezuela en una banda entre 5 y 6,5 por ciento, la fuerte depreciación del bolívar y la onda inflacionaria que se le vino al país encima entre noviembre y febrero secó el poder adquisitivo de la gente y mermó sensiblemente el consumo. Allí vale apuntar que el consumo ha sido la pieza fundamental de la recuperación. Consolidar un crecimiento para el año 2023 como el proyectado, meses atrás, luce a estas alturas prácticamente imposible”.

En un informe publicado por el Observatorio de Finanzas, María Antonia Moreno, profesora Investigadora de la Universidad Católica Andrés Bello sostiene que “en general, agotado el impulso de la flexibilización cambiaría y de los precios, la probabilidad del retorno a una contracción del producto en Venezuela es alta, porque las políticas macroeconómicas del gobierno para impulsar el crecimiento real y la estabilización de la inflación se sustentan en expectativas de recursos externos que podrían no concretarse y porque, por sí mismas, son insuficientes para lograr dichos objetivos”.

En el más reciente informe de Coyuntura Económica del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello se explica que después de siete años y medio de contracción, la economía venezolana experimentó un leve crecimiento durante el segundo semestre de 2021 y el primer semestre de 2022.

Según el informe “este giro en el comportamiento de la actividad económica fue promovido por un incremento del gasto del sector privado, incentivado por la superación de los efectos del COVID-19, el levantamiento de facto de los controles de precios y el tipo de cambio y una mejora en los precios del petróleo”.

No obstante, se advierte que “el ritmo de la actividad económica comenzó a debilitarse con rapidez a partir del segundo semestre de 2022, como consecuencia del impulso monetario generado por las compensaciones salariales que el Gobierno otorgó al sector educativo público. El incremento de la emisión de dinero, en un contexto de poca credibilidad en la moneda local, se tradujo en un deterioro de las expectativas inflacionarias y, como es natural, terminó depreciando el tipo de cambio y con ello incrementando las presiones inflacionarias”.

Por otra parte, se indica las restricciones preexistentes desde el lado de la oferta (deterioro de la infraestructura y los servicios básicos, desmantelamiento institucional, inseguridad jurídica, ausencia del crédito bancario etc.) mostraron que son precarias las condiciones para generar una tasa de crecimiento que se pueda sostener en el tiempo.

Bases poco creíbles
Según el análisis de los integrantes del centro de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB se indica que, si bien durante 2022 “se incrementaron los ingresos externos, lo hicieron sobre bases poco sostenibles. En el caso del sector petrolero, la precaria condición de la industria nacional, la corrupción y las mayores dificultades para colocar sus productos en los mercados internacionales no permitieron al país beneficiarse significativamente del importante incremento en los precios de los hidrocarburos. En cuanto a las exportaciones del sector privado no petrolero, si bien han venido incrementándose, lo que es un signo muy positivo, aún están muy lejos de poder compensar la debacle de la industria petrolera; además, las restricciones de oferta ya mencionadas también limitan la competitividad y, por tanto, el crecimiento sostenido las empresas exportadoras privadas. La vulnerabilidad del sector productor de bienes y servicios transables nacionales se ha puesto en evidencia ante la eventualidad de la reapertura del comercio entre Venezuela y Colombia”.

El problema estructural
Para los investigadores integrantes del centro de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB “Las severas limitaciones para implementar una política fiscal expansiva y el bajo poder de la política monetaria y cambiaria para promover la estabilidad macroeconómica, se añaden a la incapacidad de la industria petrolera nacional para impulsar con su expansión el crecimiento del resto de la economía. De esta manera la posibilidad de recuperar y sostener el crecimiento económico pasa a depender del incremento del gasto del sector privado, tal y como se puso en evidencia en el segundo semestre de 2021 y el primer semestre de 2022. Sin embargo, el consumo y la inversión privada requieren para sostenerse no solo de un marco institucional y político adecuado, sino también de infraestructuras y servicios públicos de apoyo”.

En este sentido, los reportes de los representantes de la industria manufacturera señalan que la situación del sector se fue debilitando en la segunda mitad de 2022, destacando que las variables que más afectan el clima productivo están muy ligadas al ámbito de las políticas públicas. Entre las más relevantes se encuentran tres referidas al ámbito de competencia de la política económica del gobierno: la competencia de productos importados, los excesivos tributos y la falta de financiamiento.

Nuevo perfil demográfico
En el referido informe se indica el fuerte deterioro acumulado en las condiciones socioeconómicas, y más recientemente la fuerte corriente migratoria, han modificado la estructura del perfil demográfico de los hogares en Venezuela. Hay que destacar en particular, una mayor feminización de la jefatura del hogar, la presencia de núcleos familiares monoparentales, los formados por parejas sin hijos y los unipersonales. Por otra parte, destaca el predominio en los sectores de más bajos ingresos de hogares de jefatura femenina, con aumento del número de sus miembros, mayoritariamente compuesto por niños y miembros de generaciones intermedias, lo que contrasta con la situación de los hogares de mayores ingresos en los cuales aumentan los de tipo unipersonal y los integrados por parejas solas. Estos cambios demográficos tienen, y tendrán, grandes implicaciones socioculturales que aún están por ser bien comprendidas en el país.

Sin sorpresa
Para Leonardo Vera “la contracción de la actividad económica del primer trimestre no es sorpresa para nadie y entre las pocas palancas potenciales que vislumbramos para evitar una nueva caída de la actividad en el segundo trimestre está el esperado ajuste en el salario mínimo, las pensiones y en las tablas salariales del sector público. Pero incluso un escenario como ese está lleno de interrogantes. Por un lado, el gobierno de Nicolás Maduro atraviesa una crisis fiscal que no le permite salirle al paso cabalmente a las nuevas obligaciones salariales y no muestra señales de querer sacar al país del aislamiento financiero internacional”.

Adicionalmente señala que “aun haciéndose de algunos recursos financieros, no todo el incremento salarial se va directo al consumo si los beneficiarios deciden en masa atesorar los recursos. Nada hace prever que otras palancas como la inversión (pública y privada) reaccionen. Queda residualmente la esperanza de una mayor recuperación de la producción y de las exportaciones petroleras, sin embargo, ese es un sector que ya no tiene los enlaces con el resto de la actividad económica de antaño, y su potencial para distribuir renta es hoy también mínimo”

@puzkas