Rusia veta a 500 estadounidenses que no podrán ingresar a su territorio

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Rusia prohibió la entrada a su territorio a 500 estadounidenses, incluido el expresidente Barack Obama, como «respuesta a las sanciones antirrusas» impuestas por Washington y anunciadas en el contexto de la cumbre del G7 en Hiroshima. «Washington debería saber desde hace mucho que ninguna medida hostil contra Rusia quedará sin respuesta», añadió el ministerio ruso de Relaciones Exteriores.

Entre los estadounidenses que no podrán entrar en Rusia se encuentran los presentadores de televisión Stephen Colbert y Jimmy Kimmel, o la presentadora de noticias de la CNN Erin Burnett, entre otros. Rusia indicó que incluyó en su lista a senadores, congresistas y miembros de laboratorios de ideas «involucrados en la propagación de actitudes rusófobas y falsedades», además de los directivos de empresas que «suministran armas a Ucrania».

Rusia añadió en el mismo comunicado que denegó un nuevo pedido de visita consular al periodista estadounidense Evan Gershkovich, detenido en marzo y mantenido en prisión preventiva acusado de espionaje. Esta denegación fue provocada por la negativa de Washington de conceder visados a los periodistas que debían acompañar al canciller ruso, Serguéi Lavrov, a una cumbre de la ONU en Nueva York en abril. Además, Moscú declaró a Greenpeace como organización «indeseable», decisión que la ONG de defensa del medioambiente calificó de «absurda».

Rusia incluyó al fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, en la lista de personas «buscadas» por la Justicia, dos meses después de que ese tribunal emitiera una orden de captura del presidente ruso, Vladimir Putin. El anuncio publicado en el sitio del Ministerio del Interior no precisa la índole del delito que se le imputa, aunque la justicia rusa abrió en marzo una investigación penal contra Karim Khan y tres otros jueces de la CPI por haber «presentado cargos penales contra una persona notoriamente inocente» y «preparar un ataque contra un representante de un Estado extranjero».

Según un informe publicado hoy por el semanario alemán Der Spiegel y el portal Vazhniye Istorii (Istories), «las estadísticas muestran que Kazajistán ayuda a Rusia a eludir las sanciones». «Según la Oficina Nacional de Estadísticas de Kazajistán, en 2021 el país importó microchips por valor de 35 millones de dólares (aproximadamente lo mismo que en años anteriores), mientras que en 2022, ascendió a más de 75 millones de dólares», observó el portal. Vazhniye Istorii indicó que, si bien las exportaciones kazajas de microchips a Rusia en 2021 «fueron de 245.000 dólares, en 2022 ya fueron de 18 millones de dólares». La industria militar rusa continuaría así recibiendo los drones y componentes necesarios para su campaña militar en Ucrania gracias al apoyo de Kazjistán y otros aliados.

EFE