Ahora que soy extranjero donde vivo y que no sé cuándo volveré a la tierra donde nací, descubro que la palabra que mas temo es la palabra soledad. Y antes que ella destruya mis recuerdos y termine como una hoja en blanco me avoco todas las mañanas a repasar la prensa como un acto de fe, como si fuera a rendir un examen y devoro todas las paginas que puedo de la prensa venezolana y me digo:¡que bueno! que todavía recuerdo, que nada se ha borrado, y es que “el corazón tiene memoria”, como dice Camus y será porque el día que escribo esta nota es uno de esos días en la que todo parece más terrible que de costumbre, recuerdo, también, las palabras de Cortázar, que le duele como uno en el exilio se siente despojado de todo, sobre todo de una manera de vivir, del perfume del aire de tu ciudad y del color del cielo, que en Maracaibo siempre es azul y seguramente es el cielo mas bonito del mundo.
Entonces llamo a mis amigos que se quedaron, que es lo único que allá me ha quedado y me confirman que el país es un espejismo, un país apolillado y agregan una cosa tremenda: “los cronistas del futuro dirán de este período, en Venezuela, que sus gobernantes destruían y robaban y porque robaban, destruían”.
De Maracaibo me cuentan que han regresado las colas para la compra de la gasolina (es posible que nunca se fueron, y es que el que se ha quedado en el país de tanto vivir y sufrir los estropicios a ratos dejan de sentirlos), que está es de tan mala calidad y tan sucia que a diario se producen incendios que devoran rápidamente carros que en la mayoría de los casos no terminan de salir de las estaciones de servicio, los cortes de electricidad se han vuelto a ser cotidianos a cualquier hora, por cuatro y hasta seis horas.
Uno de mis amigos llama los cortes de luz: la “bonificación eléctrica diaria”, el transporte público es inexistente, hasta el punto que ya existe “El kit del peatón” que consiste en un pequeño moral que contiene una botellita de agua, un termito de café y el “porsiacaso” (dos arepas con queso rallado o un sándwich de queso, por si acaso la caminata “le coge” el mediodía o se le hace de noche sin haber comido) el teléfono y la internet son lujos. El agua, por supuesto, nunca como ahora se hizo mas pertinente la expresión “el vital líquido”.
En fin, la “ruindad es ya una institución nacional”. Esta situación es el mayor crimen de la historia del país que el chavismo ha producido. Es probable que sea mayor que el producido por la guerra de independencia y la guerra federal. Crimen que se materializa en los 8 millones de venezolanos que han huido del país. Un autor lo llamaría “limpieza por el vacío”.
Esta semana vivimos otro primero de mayo y en los actos dirigidos por el gobierno, Maduro conserva el mayor legado que le dejó Chávez: no puede hablar sin vanagloriarse, lo cual ya es el colmo, pues, mientras el pueblo esta en la peor situación de precariedad y calamidad, él, hablando de su sacrificio, de sus horas de desvelo por la situación del pueblo, halagándose, le ofrece a ese pueblo menesteroso, solo, sacrificios y resistencia, no de él, sino de ellos.
Todo esto sucedía mientras las agencias internacionales revelaban que el país había regalado a países “amigos” 70 mil millones de dólares a cambio de apoyo internacional.
¿Qué le puedo decir a mis amigos que se quedaron? No sé. Tal vez una frase hecha, pero pertinente hoy: “la vida es el único bien necesario” y que luchen por mantenerse de pie y respirando. Ahora los extraño, a pesar de que ellos siempre me reprocharon mi naturaleza poco social y poca capacidad de estrechar lazos con gente que siempre me ha querido. Y, ahora, les confieso que lamento y me hace sentir un poco miserable mis huidas y mi autoexclusión del afecto que siempre me han tenido.
@enderarenas