“Nuestras certezas son islas en las que hacemos tierra para volver a emprender el viaje por el océano de lo incierto.” Edgar Morín.
El gran maestro Mahatma Gandhi en una oración producto de sus profundas reflexiones, expresó entre otras, las siguientes: “Señor. . . . .no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo. . . . . no me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso. . . . .más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo. . . . .”
Estas peticiones a nuestro Dios, cualquiera sea la religión que profesamos o la convicción que tengamos, son propicias para los venezolanos en el momento actual en que hemos sido sorprendidos por una decisión que tomó una mayoría de representantes de la oposición en la Asamblea Nacional electa en el año 2015 que nos mantiene consternados. Con ella se le allana el camino político al régimen dictatorial para que se fortalezca y afinque aún más contra todos los que nos les oponemos, que somos una gran proporción de los venezolanos. Todo ello a cambio de nada y sin lograr concesión alguna, lo cual nos dejó perplejos no sólo a los venezolanos sino a gran parte del mundo.
Indudablemente que nos deben una explicación valedera y contundente que nos convenza de su posición, para que no cataloguemos de traición esa actitud que favorece al régimen delincuencial y dinamita el camino democrático y constitucional por el cual venía transitando la oposición misma, con pasos muy lentos, es cierto, pero que concitó muchos apoyos importantes a nivel internacional.
Nos resistimos a caer en la desesperación ante tamaño desatino aunque la reacción de varios gremios en el país ha sido ejemplar y luce esperanzadora y al mismo tiempo levanta los alicaídos ánimos de los venezolanos, quienes sobrepasando por encima del comportamiento de los autoproclamados dirigentes de la oposición, intentan sacar de la incertidumbre y la terrible confusión a millones de venezolanos, asumiendo un liderazgo colectivo, que trata de señalar un camino para la lucha.
Parece que las consecuencias de esa decisión de eliminar el gobierno interino no fueron bien sopesadas en su debido momento, incrementando las penurias de los que hemos emigrado del país que hemos quedado en el abandono, sin saber a dónde y a quienes acudir. Craso error de dimensiones inhumanas incalculables.
No me cabe la menor duda al afirmar que la práctica política en el país se ha degradado, se ha envilecido al pretender hacer ver que las apetencias personales y grupales son del mayor interés para el Estado y de gran beneficio para la población en general. Se sigue vaciando de todo contenido moral y ético a la política.Su ejercicio se asume como una vía de enriquecimiento súbito y como mecanismo de ascenso social cada vez que se está en el poder o se pretende escalar hacia él.
Pareciera que los prerrequisitos son el verbo fácil y lisonjero, la teatralidad en los gestos, el engaño reiterado y el cinismo frente a la reacción popular o cuando se anda en la búsqueda de su apoyo para el logro de sus propósitos. Demagogia y populismo parece ser el anverso y el reverso de la moneda de curso legal en la praxis política venezolana.
Dicen que las esperanzas son las últimas que se pierden. Los venezolanos no podemos perder la capacidad de soñar con tener un país decente, donde la política nos haga reconciliar como seres humanos educados y el mundo entero nos pueda señalar como una sociedad que pudo rescatar sus principios y valores, en paz, armonía y equidad; y que, como expresara Gandhi, aprendimos de nuestros fracasos y entendimos que ellos son una experiencia que precede al triunfo.
Como él podemos decir en nuestras oraciones: Señor,….. si los venezolanos nos olvidamos de tí, nunca te olvides de nosotros!
Neuro J. Villalobos Rincón
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