“La unidad lo hace todo y, por lo mismo, debemos conservar este precioso principio”. Simón Bolívar
El calendario dice que sólo días nos separan de un año de la nada fácil, pero tampoco de imposibles dificultades saldadas en municipios, parroquias o sectores populares para sufragar los gastos operativos de la campaña electoral en la que a falta de recursos existía la motivación de la gente de salir a votar, pidiendo cambio y echando a un lado las diferencias, cuando llegamos al primer aniversario del triunfo de la Plataforma Unitaria en el Zulia y otras regiones del país, donde en unidad y a punta de votos fue desalojado el chavismo que suma más daños que los beneficios que puede mostrar, exhibir o presentar al “soberano” donde ha gobernado.
En el Zulia, el mejor ejemplo, en la construcción de la unidad de los actores democráticos no digamos que fue un logro en un abrir y cerrar de ojos, pero lo cierto es que lo posible, superadas las diferencias, desencuentros y el entender que divididos y separados era poco lo que había que buscar, lo comprendió la mayoría de la dirigencia y fue cuestión de inteligencia, sensatez y tiempo para derrotar a la Revolución Bonita que ha traído destrucción, atraso y ruina a la Venezuela contemporánea. Es así como en la tierra de El Brillante esa realidad pasó por construir una unidad verdadera entre sus hombres y mujeres, —especialmente los jóvenes—, que entendieron, atendieron y respondieron al llamado de un liderazgo nacido, curtido y formado en la calle y no a la saga de nadie. Esa decisión convirtió la victoria en realidad. Hoy esa posibilidad desde la Gobernación o desde las 15 de 21 alcaldías distintas al oficialismo, gobiernan y hacen de tripas corazones, en el cumplimiento de una oferta electoral conocida la realidad del exiguo presupuesto encontrado y obligado a reconducirse que fue asignado por el gobierno nacional.
Un corto recorrido de 365 días quizá a la vista del Zulia ha sido largo y accidentado en cuanto a recuperar la confianza y la esperanza por lo sumida que la región estuvo marcada durante cuatro años. Quién no recuerda la constante de problemas sociales, abandono y destrucción de la infraestructura y servicios públicos de responsabilidad municipal o estadal. Qué decir de la responsabilidad, eficiencia y dedicación de las competencias nacionales, —echadas hace rato al olvido—, hoy candidateadas a ser un Borrón y Cuenta Nueva. Sin embargo, hoy es otra la actitud en buena parte de la población zuliana que resurge como el Ave Fénix. También es una verdad que es poco y es más lo que falta por hacerse. Nadie puede negarlo, pero el abandono del Zulia era inmenso y mayúsculo. Sería mezquino decir que el gesto de un cabimero actualmente es similar al que tenía antes del 21 de noviembre de 2021, cuando asistía al Hospital General de esa ciudad o al trabajo diario que de Sol a Sol despliega su alcalde, Nabil Maalouf.
Lo mismo le sucede al marabino cuando dentro de poco estrene el uso de los servicios en el Hospital General del Sur “Dr. Pedro Iturbe” o cuando asiste a otros grandes hospitales, centros clínicos o ambulatorios en refacción o por entrar en servicio. Por su parte el alcalde de la Tierra del Sol Amada, Rafael Ramírez Colina y su vecino de San Francisco, Gustavo Fernández, también a fuerza de trabajo cumplen con el compromiso concretado en las urnas. En tanto, sus colegas del Sur del Lago, Costa Oriental del Lago y subregión Perijá trabajando, —diríamos con las uñas—, refrendan el valor de la palabra que asumieron con su gente.
También no es la misma actitud la de una madre o padre que envía hoy a sus hijos a escuelas estadales, donde la instrucción y alimentación de los más pequeños está asegurada con una educación de calidad. Muchas otras obras en lo social, construcción y modernización de infraestructura llegan en beneficio de cientos de miles de zulianos y en programas que habían desaparecido los malos gobernantes, entre ellos, mercados populares, Barrio a Barrio, Signo Vital, Con Buenos Ojos, recuperación de espacios deportivos y de recreación, vialidad, Feria Escolar, exámenes gratuitos de laboratorios, apoyo al emprendedor y el programa bandera que en esta tercera gestión, llamado “Dr. Jesús Enrique Lossada”, el gobernador, Manuel Rosales Guerrero, enarbola por haber sembrado en tierra fértil y puede ver resultados de la cosecha de cientos de becarios egresados de las principales universidades privadas del estado que hoy, en cualquier lugar del mundo, ponen en alto el gentilicio del Zulia y el prestigio de Venezuela.
Por esas y otras cosas no menos trascendentes en nada alejadas de la verdad, cobra vigencia la reflexión que a comienzo de esta semana emitió el gobernador Rosales Guerrero, en un encuentro con la prensa, cuando afirmó que “algunos hasta de manera jocosa decían y tan gritones que son ellos. Tan regionalistas y ve como se les está acabando el estado. Bueno eso se acabó. Ahora no nos están mirando con lástima. Nos están mirando con otros ojos y nos felicitan y yo les agradezco a los que vengan a hacer algo en el Zulia. A todos, al gobierno nacional, todo lo que quiera hacer en el Zulia, eso lo aplaudimos y lo reconocemos públicamente”.
“A los sectores privados, a las empresas, a todos los que quieran venir al Zulia, bienvenidos sean y se lo reconocemos y les damos las gracias”.
No obstante “ahora se pelean algunos y se molestan, porque uno da las gracias cuando eso es una cuestión elemental. ¡Buenos días! ¿Cómo está? ¡Muchas gracias! Entonces, ahora si el Gobernador dice buenos días, a algunos no les gusta. Si el Gobernador dice muchas gracias a los que nos felicitaron, a los que están reconociendo que el Zulia está avanzando, creciendo, desarrollándose, entonces algunos politiqueros no les gusta”.
“Si yo digo buenas tardes, entonces tampoco les gusta. No, yo si lo voy a seguir diciendo, porque los zulianos lo estamos diciendo. Muchas gracias a todos los venezolanos y a todos los que nos felicitan y nos ven con buenos ojos ahora, porque salimos del desastre, de la desgracia que estaba el Zulia. Esa es la verdad. Me disculpan la palabra que no me gusta decir esas palabras subidas de tono, pero vivíamos en desastre”. “Llorábamos los zulianos en la situación que estábamos. Bueno, ahora no nos miran así. No nos ven así. Muchas gracias a los que nos están viendo con buenos ojos y dejaron de vernos con tristeza y con lástima. Ahora nos ven con orgullo, con respeto y con cariño. Muchas gracias les digo a todos. No importa que sean amigos, conocidos, gobernantes y adversarios”. “Hasta los peores adversarios que hemos tenido, que yo he tenido como político, reconocen nuestra gestión. Que no es la mía. Es de todos”.
José Aranguibel Carrasco