Cuál será el destino de la cerveza que no se venderá en Catar 2022

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La previa del partido inicial del Mundial Catar 2022 no estuvo exenta de polémicas, pues entre una gran cantidad de reuniones y acuerdos sobre la venta de cerveza en el evento, las autoridades cataríes decidieron prohibir la venta de alcohol en las inmediaciones de los estadios.

Ante esta medida, y la llegada de millones de litros de cerveza Budweiser al país árabe, cabe la pregunta: ¿qué sucederá con toda esa cerveza que no podrán vender en el Mundial?

Antes del pitazo inicial del partido entre el anfitrión Catar y Ecuador, se difundió la información que iba a afectar a los aficionados y consumidores de cerveza, que llegaron hasta el país árabe para apoyar a sus respectivas selecciones. El comité organizador dio un paso atrás en su decisión previa de permitir a la belga Anheuser-Busch InBev, la casa de Budweiser, vender cervezas en varios puestos previamente planificados.

La decisión conllevó también a la eventual retirada de los stands promocionales de la marca de cerveza del campo, sin embargo, en el encuentro de apertura se pudo apreciar que los anuncios continuaban activos.
En una primera instancia, la cerveza iba a estar “disponible” para los seguidores en varios puntos en los que permitía el consumo de alcohol. Por ejemplo, en los puestos de comida, en varios espacios alrededor de las instalaciones y en zonas de fans.
Nuevo destino
Con esta medida, millones de cervezas quedaron varadas en almacenes en Catar. Por lo que la compañía decidió regalar todo el arsenal de alcohol al país que se corone en el Mundial.

La selección ganadora no solo se llevará la Copa del Mundo, también será acreedora de una gran cantidad de latas, según lo deja ver un tuit de Budweiser: “Nuevo día. Nuevo tuit. El país ganador se lleva las ‘Buds’. ¿Quién las conseguirá?”, señala la empresa en su perfil de Twitter.

La medida traerá consecuencias legales. Se espera que Budweiser denuncie a Catar por haber privado de libertad y por no haber cumplido los acuerdos firmados con la FIFA previamente.

El Economista