Alberto Barboza: La trampa de la justicia

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El presente artículo está inspirado en un capítulo, titulado de igual manera, perteneciente a un libro que leí hace como cuarenta años, “Tus Zonas Erróneas” del Dr. Wayne W. Dyer, lo recordé debido a las posiciones de algunos políticos, comunicadores sociales y afectos a la oposición venezolana, en el sentido, que le dan suprema importancia a la justicia en función de los presuntos delitos cometidos por ciertos actores del oficialismo, supeditando todo lo demás a ese hecho, considerando que la justicia es más importante que la recuperación del estado de derecho, la democracia, la reconstrucción económica y social del país, que sacar de la miseria extrema a la gran mayoría de los venezolanos, al regreso de una buena parte de los que tuvieron que irse, inclusive a las propias vidas que aun no se han perdido.

Muchos personajes de los sectores mencionados, consideran que la retoma del proceso de negociación es absurda, argumentando que al gobierno no se le puede saludar y mucho menos conversar con él. Entonces cabe la pregunta; ¿Con quién carajo se tiene que interactuar para llegar a arreglos y acuerdos que saquen al país de la penosa situación que vive desde hace años? Por otra parte, estos personajes al despreciar el voto como salida a la crisis, al descalificar permanentemente al resto de la oposición, lo que han hecho es desanimar a la gente a ejercer su derecho al sufragio llegado el momento, y al final de cuentas, le han estado haciéndole el mejor servicio al gobierno, un enorme favor, increíble beneficio, y de paso completamente gratis.

Me permito transcribir textualmente algunos párrafos del capítulo “La trampa de justicia” del mencionado libro que hablan por sí solo respecto de la idea que pretendo transmitir para luego concluir:

“Si el mundo estuviera tan organizado que todo tuviera que ser justo, no habría criatura viviente que pudiera sobrevivir ni un solo día. A los pájaros se les prohibiría comer gusanos, y habría que atender a los intereses personales de todos los seres humanos. Estamos condicionados a buscar justicia en esta vida; y cuando no lo conseguimos sentimos enfado, ansiedad o frustración. En realidad sería igualmente productivo que buscáramos la fuente de la eterna juventud o algún otro mito por el estilo. La justicia no existe, nunca ha existido y jamás existirá, simplemente el mundo no ha sido organizado de esa manera. Los gorriones comen gusanos, eso no es justo para los gusanos, las arañas comen moscas, lo que no es justo para las moscas, los cuguares matan coyotes, los coyotes matan tejones, los tejones matan ratones, los ratones matan insectos, los insectos….. No tienes más que observar la naturaleza para darte cuenta de que no hay justicia en este mundo, los tornados, las inundaciones, los maremotos, las sequías, todas esas cosas son injustas.

Este asunto de la justicia es un concepto mitológico, el mundo y la gente que vive en él son injustos todos los días, tu puedes escoger ser feliz o ser desgraciado, pero esta elección nada tiene que ver con la falta de justicia que veas a tu alrededor. Nuestra cultura promete justicia, los políticos se refieren a ella en todos sus discursos (Necesitamos igualdad y justicia para todos). Sin embargo día tras día, más aún, siglo tras siglo, la falta de justicia continúa; pobreza, guerras, pestes, crímenes, prostitución, drogas y asesinatos siguen sucediendo generación tras generación tanto en la vida pública como en la privada. Y si la historia de la humanidad puede servirnos de guía, seguirán sucediéndose.

¿Dónde está la justicia? ¡En ninguna parte! Tu decisión de luchar contra ella puede ser admirable, sin duda, pero tu elección de dejarte perturbar por ello es tan neurótica como la culpa, como la búsqueda de aprobación o cualesquiera de los otros comportamientos autoflagelantes que constituyen tus zonas erróneas” (Fin de la cita).

La gerencia es el “arte de lo posible”, muchas veces nos eximimos de tomar la mejor decisión, por otra menos efectiva a corto plazo, pero con mejores resultados en el mediano o largo plazo. Otras veces tomamos decisiones a favor de la peor opción, debido a que la mejor no es factible y en el entendido que casi siempre la peor decisión es la que no se toma. Si ello es así en el mundo empresarial, en el político lo es mucho más.

La crítica de algunos personajes de la política descalificando a quienes están dispuestos a seguir sentándose con el gobierno para la búsqueda de soluciones a la mega crisis venezolana, no solo es descabellada gerencialmente, es una gran estupidez ¿En qué mundo están viviendo?, ¿Creen que están en un ambiente de estado de derecho, donde la ley está por encima de todo? o ¿Es que todavía piensan que la solución es externa?

La libertad y la reconstrucción del país vale todo tipo de negociación, que se vayan los que tengan que irse, que se lleven lo que creen les pertenece, que sean inmensamente felices para siempre, pero que nos dejen el país para nosotros trabajar duro en su recuperación y salvarlo. Nuestro trabajo consistirá en llevarlo a los niveles macro y microeconómicos que tuvimos en los años 90 del pasado siglo, que sin duda seria un magno logro, para luego impulsarnos desde esa base hacia la tercera década del presente siglo.

No desprecio la justicia, ella es justamente uno de los productos que tenemos que fabricar en la reconstrucción nacional, y estimo un tiempo de dos generaciones de venezolanos educándose y reeducándose en términos de creencias, principios y paradigmas en torno a la honestidad, la ética y la ley como supremo valor. Solo así se evitaran los desmanes que hemos experimentado, en las llamadas cuarta y quinta Repúblicas, por la ausencia del estado de derecho que es la base de la justicia.

Alberto Barboza

Coach Gerencial en liderazgo, planificación y productividad

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