La gobernabilidad corporativa se encuentra en uno de los vértices del “Triángulo del Éxito Empresarial”, y representa la influencia, el dominio de la alta dirección sobre los diferentes factores de la organización (recursos, procesos, proyectos, gente). La organización puede ser una empresa privada o pública, llámese alcaldía, gobernación, ministerio o presidencia de la República. La gobernabilidad o gobernanza, es el mecanismo de control sobre la organización por parte de sus mentores, en la medida que estos tengan mayor gobernabilidad más alta será la capacidad para direccionar rumbos, proyectos de crecimiento o de cambio.
Este concepto no se refiere solamente a la relación que existe entre los accionistas, la junta directiva o la alta dirección y los componentes internos de la organización, tiene que ver también, con la relación de la empresa respecto al resto de sus partes interesadas externas; clientes, proveedores, inversionistas potenciales, gobierno, la comunidad y otros entes o actores en la sociedad.
El gobierno corporativo sugiere un conjunto de principios, políticas, normas y reglas que regulen el diseño, la integración y el funcionamiento de los diferentes componentes de cualquier organización. Valores como la comunicación, la integridad, el respeto y la excelencia, deben regir las actuaciones de los actores de un buen gobierno corporativo. A tales efectos, es de vital importancia que la alta dirección tenga pleno dominio sobre los siguientes factores claves de éxito:
La capacidad de los procesos del negocio: instaurando mecanismos que potencien la capacidad de los procesos para generar los resultados esperados (bienes y servicios) dentro de los límites o especificaciones de la calidad establecidas. La alta dirección debe ocuparse de promover el diseño o rediseño de los procesos para que estos optimicen los recursos que utilizan en su propósito de generar los resultados finales al menor costo posible.
La estructura organizacional: diseñando estructuras donde quede bien definida la disposición de responsabilidades, las autoridades, las relaciones entre el personal, las diferentes instancias en el proceso de toma de decisiones y las relaciones de poder. Es de suma importancia que la alta dirección no permita la “patología de estructuras informales”, donde el poder de decisión lo tienen quienes no lo deben tener, y quienes lo deben tener, no lo tienen haciendo el papel de “adornos”. Las relaciones de poder deben estar supeditadas a la estructura organizacional formal u oficial.
La estructura tecnológica: salvaguardando, por un lado, el conocimiento del proceso productivo, a nivel de procedimientos y de funcionamiento de los equipos. Aquí entra en escena el negocio de las marcas, patentes, licencias y franquicias. Por el otro lado, el soporte tecnológico que facilite las comunicaciones internas y externas, equipos, redes sociales, comunicacionales, software y toda la plataforma informática para el manejo de los procesos y apoyo del mecanismo de toma de decisiones.
La seguridad de los insumos: estableciendo alianzas estratégicas y relaciones fuertes de confianza y solidaridad con los proveedores vitales, que asegure el suministro de los insumos necesarios para la producción o prestación del servicio. En otras palabras, tener garantizado el flujo de insumos con una cartera de proveedores calificados y confiables.
La seguridad del mercado: creando alianzas estratégicas con los clientes, que en definitiva son la razón de ser de todo negocio, sin clientes y mercado, no existe negocio alguno. Es de vital importancia, que la alta dirección instaure programas de servicio integral al cliente para ganar su lealtad, mediante un trato y atención de excelencia que satisfaga cabalmente sus necesidades y expectativas, garantizando de esta manera el o los segmentos del mercado de interés. En este esquema no puede faltar el proceso de medición del grado de satisfacción del cliente para conocer sus percepciones, gustos y preferencias.
La confiabilidad del talento humano: acometiendo procesos de formación del personal, con políticas, normas y procedimientos claros para el crecimiento de la gente, que incremente su desempeño, en términos de eficacia y eficiencia, en función del rol que cumplen en los diferentes procesos donde participan. Con ello se disminuye la probabilidad de cometer errores derivados de la falta de conocimiento y motivación de la gente en función del cargo que desempeñan.
La gobernabilidad corporativa es un factor clave de éxito para el control de todas las situaciones críticas que pudieran presentarse a lo largo del quehacer empresarial y de gobierno, contribuye sobremanera con el éxito y la prosperidad de toda organización. Aquí cabe una importante pregunta y reflexión ¿Por qué las organizaciones privadas tienden a tener más éxito que las públicas? La respuesta es, justamente porque tienen un sistema de gobernabilidad corporativa.
Como se pudo apreciar, la gobernabilidad corporativa, no solamente garantiza la buena marcha de toda organización de acuerdo con sus propósitos, sino también, asegura el fiel cumplimiento de los planes estratégicos que se hayan establecido en función de los avatares del destino.
Alberto Barboza
Coach Gerencial en liderazgo, planificación y productividad
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