EEUU enfrentará este miércoles nuevo episodio de incremento de tasas por la FED

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El banco central ‘alpha’ al que siguen el resto de autoridades monetarias ultima su última gran subida de tipos, que anunciará este miércoles, para rebajar el ritmo en septiembre por el riesgo de recesión.

La Reserva Federal (Fed) afronta este miércoles un nuevo episodio de la secuencia de subidas de tipos de interés que viene desplegando desde hace cuatro meses. Es parte de su plan de choque para apagar el fuego de la inflación que recorre la economía de EEUU y la de la mayoría de países del mundo. El ciclo actual se sitúa ya virtualmente como el más rápido y agresivo de la historia rivalizando con el electroshock monetario que desplegó la de Fed de Paul Volcker en la crisis energética y recesión de los años 80. Para el actual rector del banco central, el desafío es mayor porque cada paso que da cotiza en tiempo real en los mercados y el clima económico del planeta.

Con la crisis energética y la guerra de Ucrania como mar de fondo, en marzo, Jerome Powell subió en 25 puntos básicos (Pb) los tipos de interés para el área dólar y los volvió a elevar en 50 Pb en mayo para rematar con una subida de 0,75 puntos en junio, por encima de lo previsto y su mayor movimiento desde 1994 con Alan Greenspan como gobernador.

Pero la Fed se prepara para volver a apretar las tuercas a los costes de financiación con el objetivo de enfriar la economía y apagar el fuego de la inflación, que en junio se elevó hasta el 9,1%, máximo de cuatro décadas. Será la traca final del actual ciclo alcista que le llevará a subir tipos en cerca de 300 puntos básicos en apenas nueve meses, según las propias previsiones que dibujó el banco central el mes pasado.


El mercado no espera otra cosa que una abrupta subida de tipos para este miércoles, que podría incluso ser de 100 puntos básicos, o un punto porcentual, como hizo el Banco de Canadá el pasado 13 de julio para colocar su tipo de referencia en el 2,5%. “La probabilidad de un movimiento del 1% por parte de la Fed ha aumentado y con ello aumenta la preocupación por una desaceleración de la economía estadounidense a corto plazo”, opina Louise Dudley, gestor de bolsa de Federated Hermes. No obstante, el consenso se posiciona hacia los 0,75 puntos e, incluso, algo más moderado (0,5) porque algunos indicadores adelantados (Michigan) se debilitan.

Pese a que la Fed prevé continuar con las subidas en la recta final de este año, lo cierto es que algunos inversores ven en esta reunión de julio como la última gran oportunidad del banco central para ser agresiva con los tipos antes de que el riesgo de recesión se haga con el protagonismo en las proyecciones macroeconómicas y empresariales.

“Estamos asistiendo a un drástico aumento de la aversión al riesgo por parte de los inversores, que incluye revisiones negativas por parte de los analistas ante el muro de preocupaciones en las empresas con la subida de los tipos y la persistente inflación creciente. La magnitud de las revisiones de los beneficios es la cuestión y existe una gran incertidumbre, con poca visibilidad por parte de los equipos directivos”, añade Dudley.


James Knightley y Padhraic Garvey, economistas de ING, consideran que la inflación puede haber marcado su pico en junio y, pese a que se mantendrá en niveles altos algunos meses más, mostrará claras presiones a la baja en el primer trimestre de 2023. Las recientes caídas en los precios de la gasolina en EEUU marcarán el primer cambio de tendencia.

“Al retrasar su respuesta a la alta inflación y ahora tener que mover la política más rápido y más profundamente en territorio restrictivo. Existe claramente el temor de una recesión. Al mismo tiempo, creemos que la inflación podría caer bruscamente a partir de marzo”, auguran.


La economía de EEUU ha pasado de sufrir la recesión del siglo con la pandemia de 2020 a mostrar un vigor eufórico en la recuperación de 2021 que ha terminado de encender a la inflación. En este sentido, la estabilidad económica o de precios es algo que tardará años en llegar.

Pese a que la Fed se ha empeñado en señalar en sus últimas reuniones que no espera una recesión, ni considera que esté provocándola, lo cierto es que parece parte del plan de Powell. De hecho, los gobernadores del banco central sí que han admitido que estarían más cómodos con un mercado laboral menos tenso parar frenar los efectos de segunda ronda sobre la inflación. El alza de salarios y la escasez de empleados en algunos sectores están marcando también los pasos de la autoridad monetaria más allá de la geopolítica de la energía, terreno en el que subir tipos se vuelve inservible.

“Las tasas de interés no se mantienen altas por mucho tiempo en los Estados Unidos. Durante los últimos 50 años, el período de tiempo promedio entre la última subida de tasas de la Fed en un ciclo y el primer recorte de tasas ha sido de solo seis meses. Esto sugiere que la puerta podría estar abierta a recortes de tasas tan pronto como el próximo verano (2023)”, estiman los expertos de ING. No son los únicos.

Son cada vez más las voces que consideran que las autoridades monetarias pueden terminar excediéndose en su lucha contra la inflación. Caso aparte es el Banco Central Europeo (BCE), que acaba de firmar su primera subida de tipos en más de una década (0,5 puntos) la semana pasada pero no prevé ir mucho más allá salvo por otra alza prevista para septiembre. De hecho, la decisión estuvo acompañada de la presentación del TPI, un nuevo mecanismo de estímulo para la deuda pública que ablandará, en lugar de endurecerla, la política monetaria de la zona euro para algunos de los países más vulnerables y endeudados como Italia y Grecia.

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