Alberto Barboza: Sobre las primarias y secundarias

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Las señales políticas nos indican que se aproximan unas primarias, donde líderes de los partidos de oposición se medirán entre sí a los efectos de elegir el candidato principal, que enfrentara al del oficialismo en unas venideras elecciones presidenciales, que esperemos sean en el 2023 y no en el 2024. Me refiero al candidato principal, ya que seguramente van a salir otros de supuesta oposición que le harán el juego al gobierno, claro está, esos tipos de candidatos no pasaran de cien votos cada uno y por ende no deben causarnos la mínima preocupación. Lo que sí debería preocuparnos, son aquellos precandidatos de genuina oposición, incluso, con acreditadas condiciones para representarnos en el evento electoral definitivo, que por razones básicamente de “Ego” son incapaces de someterse al concurso de primarias, las cuales niegan por razones de condiciones transparentes y demás.

A esos precandidatos, que vayan solos a las presidenciales y dividan el voto opositor colocando en peligro la victoria democrática, dándole la oportunidad al oficialismo de seguir repitiendo, pasaran a la historia como unos verdaderos estúpidos. No estamos en tiempos de perfecciones, no estamos en tiempos de abstenciones, estamos al final del último tiempo que nos queda para salvar al país. Una victoria del gobierno en los próximos comicios en el marco de la peor crisis nacional en todos los sectores y ámbitos, significa que medio mejorando la capacidad de exportación petrolera y de recibir considerables recursos de acuerdo con la reconfiguración del mercado energético por el conflicto Rusia-Ucrania, sin lugar a dudas, el gobierno ganaría todas las próximas elecciones, las del 2030, del 2036 y del 2042, así de sencillo.

Como lo mencione en un pasado artículo, siempre fui apático con la oposición, pero no por razones del “laboratorio emocional”, que tiene a medio mercado electoral estratégicamente desanimado, y donde los partidos de oposición no han hecho el trabajo de alertar y contrarrestar los efectos. Mi apatía se debió básicamente a dos razones; la primera, a la superficialidad de los argumentos de la mayoría de los dirigentes de la oposición, en términos de interpretar el acontecer político venezolano desde una perspectiva doctrinaria y científica, donde han mostrado temor de que se les califique de capitalistas o de “derechas” proclives a un sistema político-económico regido por las leyes del mercado y el emprendimiento personal, en su enfrentamiento ideológico con el sistema imperante, que no sabría cómo calificarlo, seudosocialista, procomunista o neopopulista. La segunda, fue justamente, la falta de capacidad para la unidad en un solo bloque estratégico, en función de la magnitud de la contraparte oficial. Lo cual me hizo recordar aquella tradicional frase durante los 40 años de democracia, de que la izquierda no se une y por ello el capitalismo siempre ganaba. Podríamos decir ahora, que la democracia no se une y por ello la autocracia siempre gana.

Lo voy a repetir, una y mil veces, mucha gente está actuando estúpidamente y muchos medios y comunicadores sociales se hacen eco de la estrategia del mencionado laboratorio, al criticar y descalificar ciertos personajes de la oposición, que independientemente de que lo merezcan por ser viles, no es tiempo de hacerlo, porque sencillamente favorecemos al régimen. Yo forme parte de la directiva regional de un partido de oposición, donde renuncie por considerar que algunas decisiones emanadas de su directiva nacional, carecían de ética y de todo vestigio gerencial. Nunca, públicamente, mencione las causas de mi alejamiento, y ni siquiera menciono al partido, sencillamente porque ellos no son mis enemigos, mis enemigos son los que están en la otra acera. De ser su líder o lideresa el abanderado de las primarias, trabajare sin cansancio para que sea el próximo Presidente.

El mejor escenario de las primarias, es aquel donde cada uno de los precandidatos presidenciales de los verdaderos partidos de oposición, recorran el país informando dos buenas nuevas; la primera, tiene que ver con las razones del porque su propuesta es mejor que las otras, sin entrar en descalificaciones, y la segunda, presentar un esquema o bosquejo de lo que sería su plan de gobierno en términos de la reconstrucción nacional. Eso sí, una vez culminado el proceso de primarias, los que perdieron, deben apoyar y trabajar para el que gano, sería una oportunidad para demostrar gallardía, desprendimiento y amor por Venezuela.

Señores, en estos momentos no es tiempo de exquisiteces, es la última oportunidad que tenemos los venezolanos de salir de esta “pesadilla” y recuperar la imperfecta democracia que perdimos, para luego enrumbarnos hacia una democracia fuerte sustentada en un verdadero estado de derecho, donde los jefes de los poderes públicos, el ejecutivo, legislativo y judicial, ni siquiera se conozcan y cada uno de ellos cumpla con sus legitimas funciones con la autonomía que le confiere las leyes de la República.

Alberto Barboza

Coach Gerencial en liderazgo, planificación y productividad

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