Hugo Delgado: Espejito… espejito

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El espejito de este artículo no está relacionado con el cuento de Blancanieves, escrita por los hermanos alemanes, Jacob y  Wilhelm Grimm (1812). La intención es mostrar las lecciones de una mal llamada “revolución bolivariana” (contradictoria en su esencia) que ahora engañosamente el aspirante a la presidencia de Colombia, Gustavo Petro, trata de replicar en un “futuro gobierno”, presagiando una experiencia similar a la venezolana cuyos resultados económicos, sociales, ambientales y en materia de derechos humanos, no son satisfactorios.

Espejito…espejito  trata de extrapolar las realidades de Colombia y Venezuela, basado en un rigor histórico para evitar los daños que ya el chavismo durante 22 años reprodujo en el continente con su falsa concepción reivindicadora y una ilimitada capacidad económica, producto de la bonanza petrolera financiada por Estados Unidos de América (EUA), que le permitieron concebir un liderazgo corrupto y  contradictorio.

Para cualquier sociedad es fatal no conocer su historia e interpretarla, no para vivir en el pasado, sino para corregir los errores cometidos y cambiar, transformándose en una estructura más sana, y no para manipularla bajo una obsesiva concepción de poder y control, como ocurrió con  Nicolás Maduro y el desaparecido, teniente coronel, Hugo Chávez.

El que una persona y un puñado de cómplices dañen a una mayoría es inexplicable, bastaría con que su unieran para expulsarlo del poder, pero eso es una tarea difícil e implica que la sociedad busque esa clave con una historia crítica que pueda proveer las herramientas suficientes para encontrarla,  seleccionando qué se puede traer del pasado y qué desechar; es generar esa capacidad de cambio que implica formar desde niño y es por eso que los autócratas la censuran, tal como lo evidencia Vladimir Putin para justificar la invasión de Ucrania.

Al respecto el pensador israelí,  Yuval Nouh Harari (ABC  24-03-2022) explica  que “la historia es una de las disciplinas más peligrosas para la política”. Advirte que “no es la cura para todo, pero una mejor comprensión de ella es una forma de ayudar a los individuos y a los colectivos a cambiar el modo en el que se comportan, entendiendo que   «No puedes cambiar el pasado”,  porque “lo hecho, hecho está”, pero puedes liberarte de él para crear un futuro mejor, aunque sea difícil. La idea no es dar lecciones del pasado, sino de algo que pertenece al presente y al futuro, ya que «Muchos de los problemas a los que nos enfrentamos todos los días vienen con frecuencia del pasado.

La izquierda, que ahora se hace llamar “progresista” y acoge cuanta bandera genera la exclusión, engaña a una sociedad susceptible al resentimiento, vendiendo una retrógrada visión de un “futuro mejor”, partiendo de las concepciones comunistas escritas por Karl Marx en 1847, que ni siquiera soportaron el rigor histórico, porque la misma evolución del capitalismo se encargó de desnudar sus debilidades reconocidas por el mismo autor en 1875, cambio explicado en su obra Política y Gobierno, por el investigador de Harvard, Karl Deutsch. No es suficiente criticar el eurocentrismo o el anglocentrismo o explotar las injustas desigualdades existentes que afectan a varios grupos sociales latinoamericanos, para justificar su praxis destructiva y violenta.  

En 22 años de régimen, el chavismo logró destruir gran parte de los cimientos democráticos establecidos a partir de 1958. Es lógico que persigan ese objetivo porque son “los enemigos a vencer”. Gracias a la “quincalla intelectual” de Chávez, como la denominó uno de sus seguidores”, la confusión ideológica permitió la confluencia de intereses cubanos, chinos, rusos, sirios, iraníes, comunistas y bolivarianos; que luego el obediente, Nicolás Maduro, se encargó de profundizar hasta generar el Estado fallido que hoy caracteriza a Venezuela.

En este proceso, explica el experto en seguridad global, Joseph Humire, el modelo de las tres familias sirio-libanesa presentes en Venezuela, en alianza con el Hezbolat  (organización terrorista con bases en la isla de Margarita y Maicao) y los chiitas iraníes, han logrado establecer un modelo de guerra asimétrica y uno económico caótico que  ha permitido destruir la economía formal y ha dado paso a otra oscura que facilita el lavado, el narcotráfico, el funcionamiento de redes clandestinas y la informalidad. En ese contexto funcionó el ahora reo de EUA, Alex Saab, y Tarek El Aissami, cuyo tío abuelo fue fundador del partido socialista Baath en Siria, quien controla el negocio petrolero y lo convierte en el hombre más poderoso del régimen.

Para los colombianos las evidencias están ahí. La historia y antecedentes de quién es Petro no es secreta, que la opinión pública resentida, vengativa, influida por informaciones en las que culpan de todos los males al ex presidente Álvaro Uribe, no lo vea, es otra cosa. Así fue el remedio Chávez cuando atacó a los partidos tradicionales AD y Copei,   y el ex presidente, Rafael Caldera, y los votantes le dieron todo el poder para que destrozara el país. Hoy el arrepentimiento no tiene espacio para justificar el daño hecho. Mientras tanto, el ex guerrillero del M-19 ha logrado que el sistema judicial infiltrado no lo condene, vaya a saber que negocios e intereses maneja con “los amos del valle colombianos”,  para que lo eximan de los actos de corrupción, crímenes, incitación a la violencia y sus vínculos con el narcoterrorismo.

Los pronunciamientos de los comandantes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que operan en la frontera colombo-venezolana, hace un par de años, y los de la Segunda Marquetalia (Farc), liderada por Iván Márquez y Jesús Santrich (+), y cuya protección pública reconocida por el régimen de Maduro, son evidencias de su alianza con el Foro de Sao Pablo (en su sitio web están registrados sus asistencias conjuntamente con el ex presidente del proceso 8000, Ernesto Samper, y Piedad Córdoba cuyo hermano fue pedido en extradición por EUA por tráfico de drogas) dirigido por Raúl Castro y el corrupto y ahora aspirante a la presidencia de Brasil, Ignacio Lula da Silva. Petro y el chavismo son parte de una estrategia compleja y global cuyos tentáculos se extienden desde China, pasan por Rusia, Irán, España y llegan a Latinoamérica.

Los temores generados por sus conexiones con el chavismo son evidentes, pero como dice el profesor de la Universidad del Zulia, Ender Arenas “nadie aprende en cabeza ajena”. Los paros violentos organizados por Petro y su combo no arrojaron ninguna sanción en su contra, incluyendo a organismos como la ONU, cuya oficina de Derechos Humanos la maneja la izquierdista ex presidente chilena,  Michelle Bachelet. Esas jornadas sirvieron para medir la capacidad de respuesta de la institucionalidad colombiana, cuyo principal responsable es el presidente Iván Duque. Esos hechos le sirvieron militarmente para evaluar futuros escenarios, por ejemplo, qué ocurrirá si en las elecciones de mayo 2022 pierde. Aceptará la decisión o abrirá la boca del lobo para generar una peligrosa confrontación civil.

@hdelgado10