“La democracia es un trabajo extenuante”, Steven Levitsky
Con todas sus imperfecciones la Democracia ha sido reconocida como el único sistema político promotor de la libertad y la dignidad humana, a pesar de los avances civilizatorios representados por este sistema político este ha venido agotándose y ha entrado en crisis, crisis peligrosa porque ha abierto nuevamente la puerta a sistemas y personajes autoritarios que hoy se venden como exitosos, siendo el modelo chino y su famoso “Un país, dos sistemas” uno de los de los casos emblemáticos.
El punto de inflexión de la crisis llegó con el asalto al capitolio norteamericano en enero del 2021, un símbolo de la Democracia mundial que había servido como faro guía para cientos de naciones en su lucha por alcanzar o perfeccionar la Democracia, Estados Unidos se había caracterizado como la nación modelo por su robusto sistema bipartidista e independencia de poderes que la convertían en el imperio democrático moderno.
La Democracia como lo hemos escrito reiteradamente es un sistema basado en la tolerancia y el reconocimiento mutuo en donde las diferencias se resuelven en base a acuerdos que beneficien al colectivo, en donde las minorías junto a las mayorías trabajan de la mano sin exclusión para garantizar un pacto social plasmado en las leyes, cuando estas condiciones empiezan a flaquear lo hace de la misma manera la Democracia.
La presencia de conductas intolerantes, populistas, radicales, fanáticas empiezan a socavar las bases democráticas e inician un cóctel peligroso que la pone en riesgo, tal como sucedió como en el asalto al capitolio antes mencionado, voces calificadas como la de el politólogo Francis Fukuyama han alertado sobre esta situación, al respecto ha dicho: “Mi preocupación central tiene que ver con la supervivencia del Estado de derecho y del centrismo político, una preocupación que comenzó aquí, en Estados Unidos, donde tuvimos un giro hacia el populismo de derecha y hacia el nacionalismo con Trump, y donde también vemos el surgimiento de una izquierda muy intolerante”, lo mismo hizo recientemente el expresidente Jimmy Carter quien con palabras alarmantes expreso “de que el país se tambalea y se corre un riesgo real de conflicto civil”.
De acuerdo con el autor Steven Levitsky los partidos políticos son los guardianes de la Democracia sin embargo en las últimas décadas hemos visto una negación a la participación política con el agravante del desprecio que hay hacia los partidos políticos y sus integrantes, así como la profesión de hacerlo, esto evidentemente representa un grave peligro porque sin partidos y actores políticos no hay Democracia.
Como hemos conversado anteriormente, son los extremos los enemigos más importantes de la Democracia, en especial el autoritarismo, de acuerdo con el eminente politólogo Juan Linz reconocer el autoritarismo es simple y requiere de cuatro características: 1) Rechazo a las reglas democráticas 2) Negación de la legitimidad del oponente 3) Tolerar o alentar la violencia 4) voluntad de restringir las libertades civiles.
Para salvar la Democracia se requiere un esfuerzo mancomunado de alcance mundial, hay que impulsar un gran frente democrático dirigido con especial atención a los jóvenes y a la formación en general enfocada en los valores democráticos y sobre todo enseñar a identificar los actores y las acciones que la pongan en peligro, la Democracia es vital para una humanidad fraterna, figuras como Hitler por citar un ejemplo de miles de autoritarios y populistas que la han puesto en riesgo deben ser identificados a tiempo para neutralizarlos y así no arriesgar las máximas aspiraciones humanas de libertad y dignidad, solo Democracias sólidas, con actores y partidos políticos honestos junto a una ciudadanía comprometida y formada en valores democráticos harán posible que nunca mas personajes como el antes citado la pongan en peligro de nuevo.
@lombardijose