Los partidos políticos de la oposición venezolana extendieron el mandato de Juan Guaidó como encargado de la presidencia del país, pero con facultades más limitadas, lo que asesta un golpe al esfuerzo respaldado por Estados Unidos para enfrentar al presidente Nicolás Maduro.
Tras otorgar el 27 de diciembre una aprobación preliminar, la Asamblea Nacional liderada por la oposición de Venezuela votó el lunes por la noche por reformar un estatuto gubernamental que permitiría la extensión por un año más del mandato del cuerpo legislativo de la oposición, lo que deja a Guaidó en su lugar como presidente del Gobierno paralelo.
Las medidas de la oposición representan un resultado mixto para Guaidó. Por un lado, su papel como presidente encargado quedará reducido a “defender la democracia” y dirigir la protección de activos en países extranjeros, incluida la refinería de petróleo estadounidense Citgo Holding Inc. y los US$1.000 millones en oro almacenado en el Banco de Londres. Sin embargo, el resultado de anoche también representa un respiro, ya que habría perdido el poder a partir del 5 de enero si la asamblea no hubiera hecho nada.
Varios gobiernos extranjeros, incluidos los de EE.UU. y el Reino Unido, reconocen a Guaidó, de 38 años, como el líder legítimo de Venezuela, lo que le da control sobre los activos estatales de Venezuela en esos países.
Guaidó consolidó el apoyo de partidos de oposición del país y gobiernos internacionales, incluido EE.UU., en enero de 2019, prometiendo derrocar a Maduro. Sin embargo, tres años después, Maduro sigue firmemente en el poder. Mientras tanto, el apoyo de Guaidó dentro del país ha caído de 61% a principios de 2019 a 16% en octubre de 2021, según encuestas de Datanalisis.
Varios países han declinado seguir reconociéndolo. La Unión Europea dejó de referirse a Guaidó como presidente encargado después de las criticadas elecciones para la Asamblea Nacional en 2020 y, en su lugar, escogió el término “interlocutor privilegiado”.
Las autoridades estadounidenses han dicho que continuarán apoyándolo, ya que no reconocen a Maduro después de que, en 2018, ganara lo que consideran elecciones fraudulentas.
La dividida oposición decidió participar en las elecciones regionales de noviembre de 2021 tras boicotear votaciones anteriores. Aunque le fue mejor que en elecciones anteriores, el Partido Socialista del Gobierno ganó la mayoría de los escaños que estaban en juego, extendiendo el control de Maduro sobre autoridades locales clave. Sin embargo, observadores internacionales expresaron su preocupación sobre la imparcialidad de la votación.
Andreina Itriago Acosta/ Bloomberg
