“La responsabilidad es la otra cara de la libertad y consiste en asumir de buen grado las consecuencias de nuestras elecciones”. José Ramón Ayllón
Nunca antes o quizá muy lejano en el tiempo la atención o fijación de algunos “preocupados” de la política por el éxito de Manuel Rosales Guerrero,
ha sido ahora demasiado revelador. Como era de esperarse el Gobernador electo inició diligencias propias a su alta investidura en los últimos días, lo cual confirma que los adversarios que no dan tregua o sufren de amnesia han olvidado que la legitimidad de origen del más votado en el país el 21N, no es virtual ni ganada en las redes sociales o una dádiva de Miraflores, sino que la obtuvo a punta de votos —sumados uno a uno— y que su triunfo indiscutible además quedó confirmado por cada elector con su huella digital y rúbrica en el libro de votación, siendo un claro mensaje nada ambiguo a desvelados y trasnochados de que el líder de la Unidad Democrática hará lo mejor que deba hacer llevando por delante su “palabra empeñada” para cumplir su oferta electoral.
Por eso es comprensible la alharaca y la subida al máximo de decibeles que han armado los adversarios de Manuel Rosales Guerrero después del anuncio de su visita a Miraflores, donde Nicolás Maduro, por separado, lo atendió a él y a sus pares de Nueva Esparta y Cojedes, Morel Rodríguez y Alberto Galíndez, respectivamente.
Más de uno del extremismo oficial y opositor, mordiéndose la lengua, ceño fruncido y con cara de pocos amigos desató una andanada de ataques, porque el Gobernador electo es un traidor al asistir a la convocatoria, pero igual también la ametralladora de insultos habría sonado durísimo de no haber atendido el líder zuliano la invitación de asistir al Consejo Federal de Gobierno de interés presupuestario y administrativo para la provincia venezolana.
Guardando la distancia de un escenario muy parecido hace 13 años en la Plaza de Toros de Maracaibo, —registrado en la historia política del Zulia— fue cuando el desaparecido expresidente Hugo Chávez Frías prometía con desesperados gritos que a “Manuelito desgraciado te voy a borrar del mapa político venezolano” no aleja mucho ese momento a la naturaleza de los ataques de hoy de dirigentes revolucionarios y de la tropa tuitera chavista que no han descansado en el tiempo, a la que se han sumado los guerreros del teclado autoproclamados opositores y adversarios del gobierno y también del líder socialdemócrata en una actitud de radicalismo extremo, enfermizo, que ni lavan ni prestan la batea sino que están caracterizados por no conectar la lengua, dedos de la mano, corazón y el cerebro para aportar soluciones a la crisis del país. Más bien es sospechoso que por las costuras que a más de uno se le
nota, son defensores de la abstención, enemigos de la unidad política verdadera, ganados a salidas distintas a elecciones y autoproclamados opositores iluminados y dueños únicos de la verdad, cual fariseos y escribas que vendieron a Cristo. El deseo no es otro a que nada cambie para que todo siga igual en detrimento del sufrido, maltratado y golpeado pueblo venezolano.
Lo que vino después de la Plaza de Toros es historia contemporánea, pero es válido recordar que después de la estridencia verbal de Hugo Chávez Frías la respuesta de Rosales Guerrero fue recomendarle al entonces jefe de Miraflores que se tomara un Tranxen —medicamento regulador del estrés y la ansieda— y seguro es lo mismo que usted, amigo(a) lector(a), debe estar pensando que debe prescribírsele a los angustiados y desencajados derrotados destructores del Zulia y a los guerreros del teclado luego de la respuesta del electorado zuliano que eligió al artífice de la Unidad Democrática en el estado más poblado del país. En su camino político, cuando unos procesos se ganan y otros se pierden, Manuel Rosales Guerrero tiene en su haber político el envío a mejor vida, —a la galería de los recuerdos— a renombrados adversarios chavistas que enfrentó en elecciones o que fueron desatados críticos que lo subestimaban y no daban tregua en su momento al fundador de UNT.
Cual gallinas cacareando, formularon y han venido formulando acusaciones para ganar centimetraje y restarle credibilidad al dirigente demócrata, quien terminó dándoles hasta con el tobo al salir airoso en cada confrontación.
Jorge Durán Centeno, Mario Isea, Alberto Gutiérrez, Giancarlo Di Martino o el más reciente, Omar Prieto Fernández, son algunas figuras del chavismo zuliano que bien pensarán en no asomar demasiado la nariz en su intención de dirigir a los revolucionarios de esta parte del país. Cuando lo han hecho en primarias internas oficialistas, —la última en agosto de 2021– más de uno llegó boqueando detrás de la ambulancia.
Así las cosas y a despecho de acérrimos críticos rojos rojitos u “opositores radicales” el Gobernador electo del Zulia no desacelera su intención de dar los pasos necesarios, ir a donde tenga que hacerlo y reunirse con quien deba hacerlo por el bien común de los zulianos, afectados durante años por un deficiente servicio eléctrico, castigados con la burla de un derecho humano que Hidrolago ha vulnerado al no garantizar el suministro permanente de agua limpia, no achocolatada y sin peligro para consumir. También del rescate de la infraestructura hospitalaria y de suministro y dotación de medicinas e insumos para no observar tristes espectáculos de mujeres pariendo en la calle o pacientes muriéndose en las emergencias por ausencia de todo, a pesar del esfuerzo de médicos y personal de salud que para colmo trabaja con las uñas en medio de una pandemia. Asimismo, su oferta electoral de activar el rescate de la educación pública pasa por adecuar las edificaciones escolares a condiciones mínimas de funcionamiento, donde los niños tengan segura la alimentación, agua, baños limpios, aulas iluminadas y aclimatadas, útiles escolares y hasta instalar a un conserje en cada escuela que cuide esos bienes de cada comunidad. Asimismo, la atención alimentaria incluirá a docentes y demás personal que gana pingües sueldos que no les alcanza ni para comprarse una muda de calzado. Otro plan anunciado por Rosales Guerrero tiene que ver con la apertura de mercados populares itinerantes en los 21 municipios del estado Zulia, donde productos de primera necesidad con calidad de marca, que las amas de casa y jefes de familia no olvidan de sus anteriores gestiones, permitirán adquirir la papa diaria a precios protegidos a través de subsidios que asumirá la Gobernación en alianza con el sector privado. Estás acciones están contempladas en el llamado Plan 95.0, según ha anunciado.
Sin embargo, pese a haber sido derrotados y sacados del Palacio de Los Cóndores y alcaldías a punta de votos, la maldad no descansa, sino que además del daño causado al Zulia en los últimos cuatro años, la mala intención la han licuado en una especie de merengada sin azúcar, llena de rabia, envidia y egoísmo que los llevó a promover el despojo de competencias al Gobernador electo, referidas a la administración del Puente sobre el Lago, aeropuertos y peajes interurbanos. A esa traición o despojo al estado Zulia suman a sus tropelías delincuenciales el arrebato que han hecho del Centro de Arte Lía Bermúdez. Otra acción reprochable que recuerda la conductas de vándalos, la han ejecutado, entre gallos y medianoche, en alcaldías y organismos de la Gobernación donde han sustraído bienes que son de patrimonio público. Uno de ellos, donde puede evocarse la pieza musical El Barbarazo del dominicano Wilfrido Vargas, es el saqueo cometido la semana pasada en Maracaibo en el centro asistencial, donde los empleados del Ejecutivo eran atendidos y recibían hasta los medicamentos. Allí no dejaron nada, sólo el local vacío, porque ni los lampazos, tobos y cepillos de barrer se salvaron.
El enanismo mental de los derrotados quizá los lleve a creer que el daño lo infligen al adversario de la Unidad Democrático. Los zulianos, incluidos los militantes decentes del chavismo, —a menos que sean masoquistas o no pensantes—, no creo que aplaudan la gracia de unos resentidos que le dieron la espalda al Zulia y todavía tuvieron el toupe de pedirle al electorado otros cuatro años más. Una “ayudaíta” como en su momento dijo María Bolívar.
Por eso, Manuel Rosales, el día de la adjudicación de su credencial a cargo del CNE dijo algo muy cierto al asegurar que “me montan frases. Me empiezan a montar cosas. Ellos disfrutan. Yo también. El problema es que ellos siempre me han menospreciado y les he demostrado todo lo contrario.Siempre me han querido minimizar y les doy su sorpresa. Aquí está una de ellas”.
José Aranguibel Carrasco