José Aranguibel: ¡Liiiiiinda Barinas!

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“Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él a mandarlo, de donde se originan la usurpación y la tiranía” Simón Bolívar

Barinas, —cenicienta de los llanos venezolanos—, vuelve a ser noticia de primera página. No es porque sus habitantes a lo largo de 22 años de gobierno revolucionario, —nacional y regional—, estén demasiados felices, contentos y agradecidos con que el líder de la Revolución Bonita nació allí y todos sus problemas de servicios públicos, alimentación y carestía de la vida son cosa del pasado de la llamada IV República, cuando gobernaban malvados contrarrevolucionarios adecos y copeyanos; pero no “camarita” el asunto es otro y es que hombres y mujeres de esa tierra llanera, camino de palma y sol, sorprendieron a “camaradas” y “camarados” sufragando mayoritariamente el 21N por el opositor Freddy Superlano a quien más luego los poderes del Estado le “desconocieron” el triunfo al mero estilo charro que si no gano arrebato.

Esa es la verdad de lo sucedido en la tierra del desaparecido maestro Eladio Tarife, compositor de la canción “Linda Barinas”, donde la voluntad popular fue violentada, vulnerada, pisoteada, burlada, vuelta nada, debido a que el pánico colectivo que esa noche del 21N le entró a todo el alto mando nacional del Psuv, además de llegar a Miraflores, fue la noticia que corrió como pólvora en toda Venezuela y llegó al resto del mundo en menos que canta un gallo. Así no más, la picardía comenzó a tomar forma de fraude cuando las maniobras de los que no saben perder llevó a desconocer el limpio triunfo de Superlano, uniéndose la complicidad silenciosa de algunos rectores del CNE y la arremetida de la Sala Electoral del TSJ que propinaron una puñalada trapera al legítimo ganador y no a Argenis Chávez del Psuv. Después de esta deplorable conducta antidemocrática de los herederos de Chávez, la inhabilitación de Freddy Superlano demostró que el oficialismo poco o nada le importan las reglas claras de la competencia democrática, porque sin salir aún del pánico colectivo y de trastornos estomacales de emergencia, el anuncio de la Unidad Democrática de postular a la esposa de Superlano, Aura Silva, motivó otra arremetida de la Sala Electoral del TSJ, cuyo servicio no a la Constitución, sino a Miraflores, evidenció que el Estado de Derecho en la patria de Simón Bolívar es letra muerta por si a alguien le quedaba alguna duda. Luego en su turno de bateador designado como candidato a la Gobernación de Barinas, al dirigente Julio César Reyes, otra vez el TSJ lo sacó del juego sin explicación alguna lo que confirma que el miedo es libre hasta para quienes consideran que el ejercicio público de gobernar se hizo para violar la Carta Magna según como “vaya viniendo vamos viendo” y no para respetar la voluntad del electorado barinés.

Apurados, nerviosos y aguantando los pujos estomacales andan los oficialistas de primera línea prometiendo villas y castillos al electorado de Barinas, ahora que no será Argenis Chávez el candidato —a quien sus propios camaradas en una desleal jugada le sacaron tarjeta roja— la tarea le corresponde a Jorge Arreaza de tratar de lograr el triunfo pero saben que lo seguro es que los votos mayoritariamente no están de este lado y lo más seguro es que el 9 de enero la Unidad Democrática a través de su abanderado, Sergio Garrido, les dé hasta con el tobo y multiplique la ventaja que Freddy Superlano le sacó a Argenis Chávez. Por eso todo el aparato gubernamental rojo rojito ha decidido instalarse a tiempo completo en ese estado, donde los ofrecimientos seguramente irán desde la entrega de bolsas de comida, gasolina, bombonas de gas, electrodomésticos, créditos, tanques de agua y hasta la promesa de audiencias, sin hacer cola en Miraflores, serán parte del rosario de promesas en el desespero de enamorar a los barinenses. Claro, esta es sólo una de las muchas cartas del gobierno a las que se suman el abuso de poder en el uso de bienes públicos —ministerios, vehículos, televisoras, emisoras radiales— para favorecer al candidato oficialista.


Otra de las cartas bajo la manga es la aparición de Claudio Fermín. Al mismísimo estilo del personaje mexicano que popularizó el “no contaban con mi astucia”, el exalcalde de Caracas llegó a Barinas aspirando a la Gobernación y de paso, según sus palabras, lo hace para preservar la paz que evite violencia entre oficialistas y opositores. Ese cuento nadie lo cree y más bien su presencia es vista de esquirol que busca dividir la votación opositora. En el mejor léxico de un veguero lo de Claudio Fermín es para los barinenses “cuentos de camino”.

En contraste, Henry Falcón y José Brito de la Alianza Democrática, anunciaron que las tarjetas y los muchos o pocos votos que puedan tener en Barinas los ponen a disposición de la Unidad Democrática. También esta semana el exgobernador, Rafael Rosales Peña —anteriormente en la fórmula de Falcón y Brito de los llamados alacranes—anunció que quienes votaron por él, el 21N, ahora lo harán por la Unidad Democrática. Mejor suerte de arrimar o sumar votos a su favor no la ha tenido el candidato del PCV, Aldemaro Sanoja, quien ha quedado inhabilitado y sin derecho a pataleo. Una medida aplicada por el CNE sin explicar causas a pesar de que Sanoja en las elecciones del 21N participó sin ser molestado en su aspiración de acupar la principal silla de la Gobernación de Barinas.


Janohi Rosas, representante del PCV ante el CNE, ha afirmado que esta “inhabilitación de Aldemaro Sanoja junto con las otras que se han registrado, es un intento por parte del gobierno de Nicolás Maduro por promover una política abstencionista”, ya que aseguró que esto sólo beneficia al Psuv al generar desconfianza en el órgano electoral. “Al no promover las garantías de los votantes, entonces nadie participa y sólo se beneficia el gobierno”, dijo.


Por eso la procesión que llevan por dentro en el Polo Patriótico no le augura nada bueno a la victoria que el Psuv viene calculando sólo en teoría ya que el trato que le han dado a sus panas del PCV aleja objetivamente el que Jorge Arreaza, —por demás un candidato muy malo que no trasmite emoción ni entusiasmo— capte el posible voto descontento de los barinenses que durante más de dos décadas votaron disciplinadamente por el padre y dos hermanos del líder del 4F de 1992, pero mucha agua ha corrido por debajo del puente que ha modificado la conducta de un electorado que no vive en una burbuja, aislado de una realidad social y económica que golpea el estómago y la vida diaria de los venezolanos, que ha provocado que cerca de 6.5 millones de compatriotas hayan huido del país buscando una mejor calidad de vida.

De todas maneras como vivimos en el país de lo posible, nada puede extrañar que el poder gubernamental usando cualquier subterfugio jurídico o ventajismo, retenga la Gobernación de Barinas cual joya de la corona —no sería una sorpresa— utilizando para ello la “Ley” a través del TSJ, CNE u otra instancia que le otorgue legalidad a algo ilegal. ¿Lo dudan? Algo de eso tiene que ver con la muy criticada decisión reciente del CNE de acreditar a Jorge Arreaza y a Claudio Fermín para ejercer su voto en Barinas. En contraste Freddy Superlano, su esposa Aura Silva o Julio César Reyes no tuvieron un mejor tratamiento a pesar de gozar de derechos políticos no proscritos oficialmente. No obstante, los cálculos medio optimistas de los rojos rojitos pueden convertirse en sal y agua, si el 9 de enero una avalancha de electores (as) sufraga por la Unidad Democrática y supera la votación del 21N, golpeando en la cuna del chavismo la errada conducción y realidad de un país que en diciembre de 1998 votó, festejo y aplaudió la llegada de Hugo Chávez Frías, pero hoy en su natal Barinas, quienes seguían a ciegas su “Revolución Bonita” despertaron de un sueño y voltearon la tortilla poniendo de carreritas a sus herederos y que mueve los cimientos de un estilo de gobernar a una de las principales naciones ricas en recursos naturales del mundo. Un país rico-pobre que tiene sus índices económicos y sociales, —según agencias de la ONU—, detrás de la ambulancia. “Amanecerá y veremos”.

José Aranguibel Carrasco