Jorge Juan (1713-1773) y Antonio de Ulloa (1716-1795), dos viajeros españoles, publicaron una extensa relación donde recogieron sus impresiones sobre la América meridional en la víspera de la Independencia. El “Discurso y reflexiones políticas sobre el estado presente de los Reinos del Perú” (1826) o mejor conocida como “Noticias Secretas”, puso en evidencia para sus contemporáneos los graves problemas que afectaban a las posesiones españoles en América.
La desmoralización administrativa; la corrupción generalizada, pero muy especialmente en las más altas esferas del gobierno y en los tribunales; el contrabando; la relajación de las costumbres entre el clero; la explotación a los indios; el mal estado de los puertos, caminos y las principales obras de infraestructura; la falta de armas y medios defensivos; la enemistad entre españoles y criollos, entre otros muchos más.
Este panorama desolador no pasó desapercibido a los enemigos de España. Sin ningún tipo de dilación se encargaron de difundir otra prueba más de la crueldad española y la quiebra inminente de su Imperio americano. Los propagandistas de la leyenda negra contra España cerraban con ésta obra un círculo abierto por la “Brevísima” (1552) del P. Las Casas antes de dar comienzo a la contienda. La participación inglesa durante el conflicto fue muy activa a pesar de su condición de país neutral. Trinidad, Jamaica, Barbados y otras islas inglesas en el Caribe fueron significativas plataformas de apoyo de donde salieron auxilios, pertrechos y mercenarios que se ofrecieron a los patriotas insurgentes. Inglaterra se había propuesto ser el relevo de España en los espacios meridionales de América.
La coyuntura internacional fue desastrosa para España, pero la situación de conflictividad entre los diferentes grupos sociales americanos y la erosión de una administración colonial prácticamente sin contacto con la Metrópoli fueron creando las condiciones propicias para la insurgencia de los criollos.
La Independencia estaba a la vuelta de la esquina, sólo faltaba un último impulso, o más bien, un pretexto. Napoleón y su ejército, hasta ese momento victorioso, se convirtieron en el mismo. El abandono de la Metrópoli fue el signo constante desde las dos últimas décadas del siglo XVIII hasta la aparición de las nuevas naciones. Los súbditos y quienes fueron leales al Rey hicieron sacrificios desmesurados para mantener la fe y confianza en la causa que defendían. Los soldados enviados desde la península morían como moscas, la tierra del trópico se los tragaba, especialmente en los campos venezolanos. Las deserciones dentro del ejército realista fueron frecuentes y seguramente una de las razones de mayor peso para explicar su derrota. El General Morillo antes de abandonar el mando a su sucesor La Torre en 1819 pudo presentir el desenlace de la guerra.
Dr. Ángel Rafael Lombardi Boscán/@lombardiboscan